Políticas
24/1/2023
Sigue cayendo la participación de los salarios en la economía
Según los datos del Indec.
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Crece el trabajo informal.
La participación en la economía de la parte que embolsan los empresarios supera a la de los salarios del conjunto de los trabajadores. A su vez, de un año a otro, crecieron los puestos de trabajo del sector no registrado por encima de la evolución de los registrados y fue necesario trabajar más horas para llegar a fin de mes. Una radiografía de un mercado laboral signado por la precarización y el deterioro salarial.
Los datos se desprenden del informe del Indec titulado “Cuenta de generación del ingreso e insumo de mano de obra” correspondiente al tercer trimestre 2022. El mismo indica que, en términos interanuales, la remuneración al trabajo asalariado disminuyó en 0,18 puntos porcentuales su participación en el Valor Agregado Bruto (VAB) -el valor total creado en el país. Así las cosas, la totalidad del dinero destinado en salarios y contribuciones a la seguridad social representa el 43,6% del VAB, mientras que la participación del excedente de explotación bruto (el saldo contable de las empresas, que surge de restar los gastos en salarios e impuestos al valor agregado) en el VAB llega al 46,1%. Como vemos, la clase capitalista se queda con la mayor porción de valor creado por los trabajadores durante la jornada laboral.
El informe también da cuenta del empeño de las patronales por incrementar la tasa de explotación a fin de obtener más ganancias. Sin ir más lejos, entre el tercer trimestre 2021 y el tercer trimestre 2022, la cantidad de puestos de trabajo no registrados creció en mayor medida que los registrados (un 13% y un 3,5% respectivamente). Sucede que la generación de empleo de la cual se jacta el gobierno se trata fundamentalmente de un incremento del trabajo informal, donde los derechos laborales no existen y rigen los peores salarios. No solo el oficialismo es incapaz de crear trabajo genuino acorde a las necesidades, sino que además dispuso el recorte de 160 mil programas sociales para complacer al FMI, dejando sin ningún tipo de ingreso a los sectores más vulnerables de la población.
A su turno, en el mismo período, aumentó la cantidad de horas trabajadas: en un 6,4% en el sector registrado, en un 14% en el universo de los trabajadores no registrados y en un 8,3% en el caso de los no asalariados (cuentapropistas). Finalmente, la caída real de los ingresos populares, debido al desmadre inflacionario y a la miseria salarial, obliga a la población trabajadora a someterse a jornadas laborales cada vez más largas y extenuantes para poder sobrevivir. Como se refleja en el informe, la peor parte se la llevan los empleados informales y quienes no cuentan con un sueldo fijo -changarines, monotributistas, etc- que deben autoexplotarse para obtener un ingreso que les permita costear su vida.
Con todo, queda absolutamente desmentido el discurso de las patronales -avalado por todos los partidos del régimen- acerca de que la falta de inversiones se debe supuestamente al elevado costo laboral, y que, por lo tanto, sería necesario barrer con los convenios colectivos de trabajo y el conjunto de las conquistas obreras. Por el contrario, los datos reflejan nítidamente cómo las condiciones laborales están en franco retroceso, y, sin embargo, las inversiones no repuntan; con lo que el problema reside estrictamente en el costo empresario.
Frente a este cuadro, nos queda el camino de la organización y la lucha callejera por un programa propio, que incluya el trabajo bajo convenio para todos, el salario inicial equivalente a la canasta familiar y los aumentos salariales indexados a la inflación, y por sacarnos de encima a todos los políticos capitalistas, quienes apoyan de una forma u otra la reforma laboral contra los trabajadores.
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