Políticas

18/5/2022

Sin agua y con gas escaso, la producción eléctrica en la encrucijada

Tarifazos y baja calidad del producto, una combinación contra la población.

Persiste la bajante en los ríos Limay y Neuquén.

La permisividad del gobierno con las centrales eléctricas, que para producir deben erogar el agua de los embalses en un período de más de un decenio de sequía, está produciendo estragos de escasez en la provisión de agua a las ciudades o riego, pero también pone un límite concreto a la posibilidad de seguir generando electricidad en las centrales hidroeléctricas.

En el caso de las centrales ubicadas sobre los ríos Limay y Neuquén, la situación es desastrosa. En pleno período invernal, aún cuando disminuye el consumo de agua de las poblaciones, se carece del suministro diario. Incluso, por el nivel de bajante de los ríos, se deben realizar obras que redireccionen cursos de agua para poder abastecer las bocas de toma.

Con lo cual la posibilidad de abastecer con energía eléctrica a la industria y hogares durante este invierno, está puesto en duda.

En un artículo publicado en Prensa Obrera decíamos que: “Mientras una catástrofe ocurre en la zona donde se originan los arroyos y ríos que alimentan los lagos de los embalses, hoy se cubre la demanda de energía eléctrica utilizando un mecanismo que es una ruleta rusa porque en pleno verano y con una gran sequía, faltan meses para que las lluvias vuelvan a hacer crecer los embalses y ríos. Más falta para que llegue la primavera 2022 y el derretimiento de la nieve haga su aporte”. Hoy, estando aún en período invernal, la ruleta rusa produjo el disparo fatal.

Poco gas para generación eléctrica

Las licitaciones de compra que se realizan en el MEGSA (Mercado Electrónico del Gas S.A.) por cuenta y orden de Cammesa (Compañía Administradora Mayorista del Mercado Eléctrico S.A.) muestran una oferta muy limitada de gas para el período invernal. Es que con los subsidios en la picota por el acuerdo con el FMI, y con ductos saturados, las empresas retacean su oferta de gas para la red nacional de electricidad.

El volumen del gas adicional ofertado según el Plan Gas.Ar que deben proveer para las usinas es reducido y en la última licitación fue menor que en la anterior: “una nueva caída en la cantidad de ofertas presentadas, ya que solo hubo 9 propuestas y también bajó el volumen ofertado a solo 11,8 millones de metros cúbicos por día, ya que en la anterior subasta, se habían recibido propuestas por 13 millones de metros cúbicos” (Diario Río Negro, 17/05/2022).

El Estado paga por el millón de BTU a un precio muy por debajo del que se paga por importar GNL (siguen llegando barcos a los puertos regasificadores) o por el fuel oil que alimenta las usinas. También es muy inferior al precio que se paga por el gas que se importa desde Bolivia y sostiene un esquema de subsidios fenomenal.

Por lo tanto, a las empresas que están de ambos lados del mostrador (producción nacional y producción en el exterior), les conviene venderle gas al país en vez de extraer un adicional. Lo cual implica salida de dólares, que, por otro lado, el gobierno se pretende ahorrar para pagar al FMI.

Las contradicciones son palpables. Pero como toda contradicción, se está imponiendo su superación por la vía de descargar las penurias sobre la población.

En Neuquén, el gerente del EPAS (Ente Provincial de Agua y Saneamiento) ha dicho que “la población consume mucha agua”. Su intención es ir hacia la colocación masiva de medidores en cada domicilio, como si no viviéramos en un clima desértico, donde el agua naturalmente debe consumirse a mayor escala y como si no estuviéramos rodeados de ríos y lagos.

Por otro lado, las distribuidoras de gas no cumplen con la calidad del producto que llega a los hogares. Es “vox pópuli” que en calefactores y cocinas el gas “no calienta”, es decir, entregan más humedad y menos gas, pero lo cobran tarifazos como si fuera de primera. Algo similar ocurre con la electricidad, ya que abundan las denuncias que los 220 voltios no se alcanzan la mayor parte del tiempo.

La lucha por la provisión de los servicios y la calidad de los mismos, es parte indisoluble de la lucha general contra el ajuste del pacto con el FMI.