Sobre coimas, corrupción, retornos y algo más

Las bases de un régimen putrefacto y en bancarrota

El escándalo (y van…) de los negocios de funcionarios K con las exportaciones a Venezuela parece haber despertado una veta para la oposición patronal que pulula en los medios levantando el dedo acusador contra el régimen K. Sin embargo, estos personajes no quieren recordar el caso de las 36.000 toneladas de pollos que importó el secretario de Comercio alfonsinista, que se pudrieron en medio de la crisis del Plan Austral. Ricardo Mazzorín fue sobreseído y hoy vive con una jubilación de privilegio. “Aquí no pasó nada”. Pero para no ser injustos, durante el menemato, fue muy sonado el caso IBM-Banco Nación, cuando un periodista denunció coimas por 21 millones de dólares por la informatización de 525 sucursales del Banco Nación. Ante las evidencias -y a más de 15 años del caso- siete procesados reconocieron su culpa y serían condenados a entre dos y tres años de prisión en suspenso. De ese modo, ninguno tendrá que ir a la cárcel. El octavo saldría absuelto y los restantes siete podrían beneficiarse de la prescripción de la acción penal, o sea, que pasó tanto tiempo desde el delito que ya no pueden ser juzgados. El periodista fue despedido y terminó de mendigo en el Subte de Buenos Aires (http://www.periodismoentrerios.com.ar/IBM-Banco-Nacion-el-periodista-que). Para que no se enojen los K, podemos mencionar el caso Skanka, empresa que tuvo que pagar 5 millones de dólares para entrar en el negocio de la obra pública, particularmente en la construcción de los gasoductos del norte y del sur. En este caso estuvieron involucrados funcionarios muy allegados a Julio de Vido. Las escuchas o grabaciones de la empresa sueca indicarían que “todos los caminos conducen a Roma”. Como para muestra sobra un botón, sólo ponemos sólo tres casos, entre una cantidad de situaciones similares en las provincias y en los municipios (caso Leavy en Tartagal), ya que clarifican ante los ojos de los trabajadores que este régimen sólo funciona si tiene una pata, un pilar, que son la corrupción y los negociados de camarillas. En nuestra zona se habla de que el piso para poder entrar en una obra pública de importancia es del 10%. Los K fueron mucho más allá, porque el venezolano Antonini Wilson -prófugo él- habló y dijo que había oficinias en Venezuela donde se “cobraba peaje”, que tenían como mínimo un 15% de coima. Cifras más, cifras menos, lo cierto es que estos escándalos y escandaletes se irán haciendo más públicos, ya que, en medio de una bancarrota capitalista descomunal, funcionarios y empresarios ya ni cuidan las formas. Queda muy evidente que se trata de un régimen de explotación y miseria. Para terminar con esto, tenemos que terminar con la barbarie del régimen, tenemos que construir uno nuevo, sobre nuevas bases sociales, tenemos que construir el gobierno de los trabajadores.