Políticas

21/4/2016|1407

Sobre la nota “¿Cierra Veladero?”

No hay forma de una megaminería a cielo abierto no contaminante, sea bajo control obrero o burgués. Por eso, es necesario retomar la propuesta de la diputada Soledad Sosa de prohibición de la minería contaminante y señalar el camino de la reconversión de la estructura industrial de Veladero -y de todo emprendimiento de megaminería a cielo abierto- hacia un proyecto estratégico de los intereses nacionales, que bien podría ser conducido hacia la industria ferroviaria -y que permitiría que no se pierda ni un puesto de trabajo de los actuales. De otro modo, estaríamos en presencia de un retroceso en las posiciones del Partido sobre este asunto esencial


La nota publicada en Prensa Obrera N°1.405: “¿Cierra Veladero?” supone un retroceso en las posiciones y la elaboración del Partido Obrero respecto de la megaminería a cielo abierto, sus consecuencias y la salida al problema de este tipo de industria extractivista y destructiva. El Partido plantea al final de la nota y como salida a la posibilidad del cierre de la mina -demandado por los ambientalistas de la provincia y del país-: “El reclamo central podría ser una intervención a la mina con una gestión bajo control de comités de trabajadores y de las poblaciones vecinas, que asegure las condiciones tanto de seguridad de los trabajadores como de protección medioambiental”. Sin embargo, esta propuesta no sólo se contrapone al movimiento real de lucha de la ciudadanía de las localidades afectadas por el emprendimiento megaminero de Veladero y sus derrames de cianuro, sino que intenta desconocer el carácter de la megaminería a cielo abierto.


 


¿Es necesario contabilizar otra vez las calamidades que la megaminería a cielo abierto reserva para las tierras donde se establece -que quedan yermas? Antes, habría que señalar que su método responde al final de las posibilidades del extractivismo manual, humano, del pico que busca el filón minero; se trata de la búsqueda de la resaca de aquella extracción histórica. Por eso, entonces, destruye montañas mediante la explosión de capas geológicas que luego serán sometidas a la separación del metal de la tierra, mediante su inmersión en grandes piletas, cuyo eje disociador será el cianuro. La destrucción de montañas mediante explosiones gigantescas supone, además, la pérdida de un ecosistema zoobotánico y hasta incluso histórico a través de la dinamita. La separación del metal de la tierra implica el uso de gigantescas cantidades de agua combinadas con cianuro para que se produzca el proceso de separación de ambas materias. El estudio de Javier Rodríguez Pardo, publicado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial llamado: “¿Existe una minería posible?” http://www.inti.gov.ar/sabercomo/sc54/inti6.php, indica en su capítulo acerca de las megamineras que en el caso de Veladero consume el total de toda la producción de la central atómica de Atucha. Es decir, una de las principales plantas estratégicas de energía de la nación se encuentra al servicio de la Barrick por entero. No sólo eso: consume agua que luego queda inutilizada e impotabilizable en cantidades ingentes. Y no termina allí: usa toneladas por día de cianuro para realizar el proceso de separación de los restos montañosos de los metales buscados. Cianuro que provocó la contaminación de los ríos en las localidades aledañas a Veladero. Y además de todo esto la megaminera a cielo abierto Veladero se encuentra enclavada en una zona de glaciares que hoy sufren un desgaste que conduce a su extinción -a la vez que viola la ley de Glaciares, que prohíbe la instalación de este tipo de emprendimientos en sus alrededores.


 


No hay forma de una megaminería a cielo abierto no contaminante, sea bajo control obrero o burgués. Por eso, es necesario retomar la propuesta de la diputada Soledad Sosa de prohibición de la minería contaminante y señalar el camino de la reconversión de la estructura industrial de Veladero -y de todo emprendimiento de megaminería a cielo abierto- hacia un proyecto estratégico de los intereses nacionales, que bien podría ser conducido hacia la industria ferroviaria -y que permitiría que no se pierda ni un puesto de trabajo de los actuales. De otro modo, estaríamos en presencia de un retroceso en las posiciones del Partido sobre este asunto esencial.