Solo una pueblada puede voltear a Bussi
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La cuestión es la siguiente: para que el hallazgo de la ‘‘cuenta suiza’ pueda convertirse en la causa eficiente que ponga fin al gobierno de Bussi, es necesario que la burguesía así lo quiera. Pues bien, ni el Banco Mundial que financia la ‘reconversión’ de Tucumán; ni los bancos ‘nocionales’ que controlan la deuda pública de la provincia; ni las oligarquías del noroeste que están aprovechando el ‘boom* citrícola y azucarero; ni Menem que tiene un pacto con Fuerza Republicana; ni tampoco el clero que obtuvo la enseñanza religiosa; ninguno de éstos quiere la caída de Bussi.
Este abroquelamiento de la burguesía permite entender la posición vergonzosa de la Legislatura’ de Tucumán, es decir del PJ y de los partidos de la Alianza, de pedirle al genocida que renuncie, es decir que se vaya por decisión propia y. para colino, inducida por un delito fiscal. Hay quienes incluso piensan que este pedido de renuncia fue una artera maniobra para dejar a Bussi en el gobierno, pues equivale a un prejuzgamiento que descalificaría a la Legislatura para proceder a un juicio político.
En la convención provincial del PJ, que tuvo lugar el último fin de semana, se admitió que los intendentes justicialistas podían sucumbir a las presiones de Bussi y que lo mismo podría ocurrir con los legisladores, como ya ocurriera con una legisladora del PJ es ocasión reciente al tratarse el juicio político a un ministro de Bussi.
Es decir que las representaciones políticas patronales son incapaces de llevar hasta sus últimas consecuencias la aplicación de la legislación vigente, que no es otra que la del sistema social y político capitalista que nos gobierna. Bus- si ya advirtió que está dispuesto a ir a un conflicto de poderes y a arriesgar una intervención federal, desconociendo cualquier fallo adverso de la comisión de juicio político de la Legislatura. Para reforzar a Bussi, Menem advirtió a través de Coracfa que una intervención federal afectaría a todos los poderes. Menem fue más lejos, si cabe, al atacar a la justicia española, que es donde se originó el reclamo que llevó al descubrimiento de la ‘cuenta’.
Lo único que puede acabar con Bussi es una pueblada. Pero para esto es necesario que la denuncia del gobierno vaya más allá de esta 4cuenta9 y que incluya todas las ‘cuentas’ de las extorsiones y confiscaciones producidas cuando Bussi fue interventor de la dictadura militar; que vaya más allá de estas ‘cuentas’ y examine en un tribunal popular todos los crímenes cometidos en el ‘operativo independencia’ de 1975-78; que vaya más allá de Bussi e investigue a la oligarquía tucumana que aportó económicamente para la ‘lucha contra la subversión’, que vaya más allá de todas las denuncias por los robos y crímenes de Bussi y de la oligarquía, levantando un programa que plantee las reivindicaciones perentorias del pueblo de Tucumán contra el desempleo masivo, los bajos salarios, las amenazas de despidos, la destrucción de la salud y de la educación, las concesiones y tarifas de servicios públicos, la extraordinaria deuda pública provincial, la continua expulsión de pequeños campesinos de sus tierras, el hambre y la prostitución.
Las organizaciones obreras en lucha de Tucumán deben aprovechar esta crisis política para plantear la huelga general por las reivindicaciones y plantear que hay que echar a Bussi, porque si Bussi sobrevive a esta crisis, aprovechará este hecho para encarar una contraofensiva que acabe con toda posibilidad de crisis parecidas en el futuro y que significará una aplicación más implacable de los planes del Banco Mundial.