Políticas

31/7/1997|550

Somos todos futbolistas

La realización del paro de los futbolistas profesionales es un golpe para el gobierno. La huelga, en defensa del convenio que se pretende violar con los jugadores de Español, ha llevado el conflicto por los derechos laborales al ámbito del fútbol.


El fracaso de Maradona para romper la huelga, obligó a Menem a intervenir directamente. Maradona actuó como enviado directo de Menem, de la mano del ‘pope’ de la AFA, Grondona.


El gobierno ya había intervenido a través de la justicia, con el fallo del juez que negaba a los jugadores de Español la libertad de acción. Esta arbitrariedad fue criticada de palabra por la AFA, que paralelamente propuso levantar la huelga y reclamar la libertad de acción antes del próximo torneo.


A pesar de la ofensiva concertada de la justicia menemista, y de la colaboración de Grondona, los jugadores ratificaron el paro. Agotada esta instancia, el Ministerio de Trabajo decretó la conciliación obligatoria, pero a pesar de la voluntad conciliadora del gremio, Futbolistas Argentinos Agremiados, los jugadores anunciaron que no la acatarían.


La ‘carta brava’ de hacer jugar a Maradona, chocó con la firme decisión de los futbolistas.


Los afanes menemistas


El inusitado esfuerzo del gobierno por impedir la huelga se debe a que es un reflejo del proceso de luchas que recorre al país. La popularidad y la repercusión que tiene el fútbol, ponen sobre el tapete la lucha por la defensa de los convenios y los derechos de los trabajadores, incluso en el ámbito de los ‘privilegiados’. Este esfuerzo del gobierno por evitar que el conflicto social se hiciera presente en las canchas, reconoce el antecedente de la prohibición a los jugadores de portar carteles de solidaridad con la huelga docente.


El gobierno teme que esta huelga amenace el suculento negocio que se prepara detrás de la obtención de la sede para las Olimpíadas del 2004.


Pero el temor esencial es la simpatía de los trabajadores con la lucha de los futbolistas, contra la arbitrariedad patronal y el avasallamiento de sus conquistas.


El conflicto


La causa de esta huelga es la negativa de Español a dejar en libertad de acción a 6 jugadores, una vez finalizado su contrato. Esta conquista se obtuvo, también, por una huelga en 1985.


Que esto suceda en Español no es casual, ya que el ‘capo’ que lo regentea desde las sombras es el negrero Ríos Seoane, quien al frente del Hospital Español cometió todo tipo de atropellos, produjo despidos masivos y tuvo que enfrentar, por eso, vigorosas luchas de los trabajadores. Lo mismo sucedió en la fábrica Bieckert.


Este siniestro personaje fue detenido por estafas en una cinematográfica captura en el Tigre, mientras intentaba fugarse del país. Sobre él pesa, además, la sospecha (a la manera de Yabrán) de ser el autor intelectual del asesinato de un opositor a la comisión directiva del club, que fue quemado vivo luego de ser amenazado por el propio Ríos Seoane.


Ríos Seoane es, además, uno de los principales acreedores del Español, que casualmente se encuentra en convocatoria de acreedores. La negativa a otorgar la libertad de acción a los jugadores es sostenida por la comisión directiva y por el juez, en nombre la defensa del ‘patrimonio’ del club.


La compra-venta de jugadores es la principal fuente de recursos de estas ‘entidades sin fines de lucro’. El patrimonio sobre los jugadores es lo que les otorga el efectivo título de propiedad a los directivos futbolísticos, convirtiéndolos en los ‘dueños’ de los clubes.


Para el menemismo es una cuestión de honor la defensa de los patrones y el recorte de derechos laborales a los trabajadores, en este caso jugadores de fútbol.


Cabe aclarar que el ‘privilegio’ de que goza la actividad es compensado por la brevedad de la carrera deportiva y que es privativo de un reducido grupo de profesionales de los clubes más grandes. Precisamente, los jugadores de Español no pertenecen a ese reducto. El de Español es un caso testigo para montar una ofensiva flexibilizadora contra el grueso de los jugadores y fundamentalmente sobre la Primera B, habida cuenta que la inmensa mayoría de los clubes se encuentra en crisis financiera.


Aquí cobra enorme importancia la realización de la huelga, porque la solidaridad de los jugadores de los clubes grandes haría posible la obtención de los reclamos de los jugadores más postergados. A la manera de los trabajadores de las grandes fábricas, con los compañeros de los talleres. El realineamiento que se produjo en las últimas horas, luego de la intervención de Menem, hace crecer la posición conciliadora entre los jugadores de los clubes grandes, por un lado, y el mantenimiento del paro por los de los clubes chicos, por el otro. El paro le ha dado un golpe al gobierno y ha forzado la demagogia de Menem en el sentido de que avala a los jugadores, apuntando a que se levante la medida. Más allá del resultado de esta lucha, ha evidenciado que la crisis que soporta el gobierno se expresa por todos los poros.


Así como los jugadores se solidarizaron con los trabajadores luego de Cutral Co, posando con el cartel de “Somos Todos Docentes”, hoy el gobierno ve con terror que los trabajadores digan con sus luchas, movilizaciones y paros “Hoy Somos Todos Futbolistas”.


Huelgas en el fútbol


La huelga de los futbolistas es la sexta desde que se formalizó la constitución del gremio en 1944. Tiene como antecedente la huelga del 48, que duró 6 meses, por el reconocimiento del carácter profesional de la actividad. La duración de la huelga motivó un importante éxodo de jugadores.


En 1971 se realizó otra huelga contra el límite a la cantidad de jugadores profesionales en cada plantel, y contra la negativa de la AFA a reconocerlos como trabajadores comunes.


En 1975 hubo un nuevo paro para obtener el reconocimiento de los convenios, que figuran en el estatuto del jugador. Esta lucha se llevó a cabo al tiempo que los trabajadores de todo el país enfrentaban a Isabelita para imponer la homologación de los convenios. El mantenimiento de la huelga hizo que River se coronara campeón con la reserva, por la huelga de los titulares.


En 1985 hubo una importante huelga por la defensa del derecho de los jugadores a quedar en libertad de acción una vez culminado el contrato. Esta conquista es la que se pretende avasallar en el caso de Español.


Por último, en 1988 hubo una huelga de una semana cuando por una bomba de estruendo tirada dentro del vestuario visitante, un jugador sufrió importantes heridas.


La actividad futbolística no está al margen de la lucha de los trabajadores por la conquista y defensa de sus reivindicaciones.


Esta nueva huelga por la vigencia de los convenios emparenta a los futbolistas con las luchas de los trabajadores de todo el país.