Una característica del escenario político ha sido el estallido de Fuerza Republicana, que ha quedado reducida a los hijos del genocida y a algunos dirigentes menores. Las esquirlas del estallido han ido a recalar en todas direcciones. Alperovich ha sumado en el gabinete a figuras del bussismo como Sassi Colombre, y sigue como asesor Baillo, ex ministro de Seguridad, que cayó del Ministerio por el caso Paulina. Además, ha sumado en la lista de acople a un partido nuevo encabezado por la legisladora bussista Nelly López, y en otra fuerza acoplada, ésta de origen radical, Participación Cívica, ha sumado al concejal bussista Brito. A su vez, Alperovich le ha dado lugar a otras figuras, como Sierras Morales, legislador nacional del bussismo.

La oposición no se ha quedado atrás. La Coalición Cívica por la Resistencia, de Jerez y Palina, ha integrado al legislador bussista Constanzo. El grupo del legislador Canevaro navega entre el oficialismo y la oposición, depende qué le ofrezcan. Entre los grupos macristas, Recrear ha realizado una alianza con otro grupo bussista encabezado por el legislador Padilla, quien encabeza la candidatura a la Gobernación.

Como se ve, hay para todos los gustos, pero todos tienen algo en común: ningún dirigente o grupo ha renegado del reconocimiento al genocida, mientras se llenan la boca todos los días con el cuentito de la democracia, los derechos humanos y la seguridad de los ciudadanos.