Políticas

23/3/2022

Suba de tasas, mayor usura con un potencial inflacionario

Con el nuevo aumento, la tasa efectiva de las Leliqs del BCRA se ubica en torno al 54,3%.

Imagen: Página 12/ Miguel Pesce, presidente del BCRA.

Las autoridades del Banco Central acaban de elevar la tasa de interés nominal de las Leliqs a 28 días del 42,5% al 44,5%, alcanzando una tasa efectiva (reinvirtiendo intereses) en torno al 54,3%. Se trata de la tercera suba del año, en sintonía con los requerimientos del FMI de avanzar en rendimientos reales positivos para los instrumentos nominados en pesos.

Derivaciones inflacionarias de la suba de tasas

El oficialismo presenta la medida como una reacción antiinflacionaria tras conocer el alarmante índice de precios del mes de febrero, el cual llegó al 52,3% en términos interanuales. Sin embargo, es preciso señalar que si bien la suba de tasas vuelve más atractivas aquellas inversiones financieras en moneda local, colaborando con absorber los pesos circulantes y desalentando una corrida hacia el dólar, por otra parte encierra consecuencias que alimentan la inflación.

En primer lugar, al encarecerse los intereses de las letras que emite el Banco Central, la entidad deberá aumentar la emisión monetaria para cancelarlos, con su consecuentes efectos inflacionarios. Ya en el primer bimestre del 2022 se le pagó $120 mil millones a los bancos en concepto de intereses de Leliqs y pases. Ahora bien, dado las restricciones a la emisión de billetes que impuso el FMI, el BCRA intentará reabsorber esos intereses colocando nuevas Leliqs, incrementando así su pasivo a ritmo “bola de nieve”, volviéndolo insostenible puesto que hoy en día “ronda los $4,9 billones o 9,7% del PBI, según estimaciones oficiales” (Ámbito, 28/3). Por lo tanto, el gobierno apelará a una devaluación de la moneda como vía para licuar ese endeudamiento en pesos, produciendo un salto inflacionario.

Aquí no podemos dejar de mencionar, que, mientras el gobierno le reconoce a los bancos una tasa efectiva de alrededor del 54,3%, fija un aumento en cuotas del salario mínimo del 45%, muy por debajo de la inflación proyectada. Como vemos, los ingresos de los trabajadores terminarán de pulverizarse a través de la devaluación prevista.

A su vez, la suba del tipo de cambio al ritmo que evoluciona la inflación -otro postulado fondomonetarista- presionará por un mayor aumento de las tasas en función de desincentivar que los inversores dolaricen sus carteras, configurando un verdadero espiral sin salida.

Por otra parte, la suba de tasas del BCRA eleva el costo financiero de los créditos a la producción (cuya tasa pasó del 41% al 43%), lo cual la industria trasladará rápidamente al precio final que pagan los consumidores, recalentando la inflación general.

Más usura

El gobierno, al carecer de un plan alternativo, se halla verdaderamente en un encerrona. Por un lado, vimos el potencial inflacionario que contiene seguir fomentando la bicicleta financiera en beneficio de la banca, no obstante, desarmarla desataría inmediatamente una corrida. En un escenario signado por la huelga de inversiones por parte de los capitalistas y la falta de dólares a causa de la fuga constante (incluyendo el pago de la deuda), cada peso circulante, en lugar de ir a la producción, tiende a refugiarse en el dólar o en los instrumentos financieros. Solo una banca estatal única controlada por los trabajadores permitiría resolver esta contradicción, poniendo fin al parasitismo imperante y concentrando el ahorro nacional para dirigirlo al desarrollo productivo y a la satisfacción de las necesidades sociales.

En este punto, el sendero planteado por el FMI agrava el cuadro de usura. Sucede que sus lineamientos -tarifazos en los servicios, aumento del combustible, devaluación, drenaje de divisas para el pago de la deuda- acelerarán la escalada inflacionaria, la cual intentará ser atenuada apelando a la suba periódica de las tasas del BCRA, convirtiendo la deuda que posee la entidad en una verdadera bomba de tiempo. Además de acicatear la recesión económica.

A su turno, las exigencias fondomonetaristas también incluyen, por un lado, cubrir el déficit fiscal mayormente con deuda, y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de bonos ajustados al CER (indexados al IPC) -que conforman el 80% de la deuda pública en pesos y concentraron el 70% de la demanda en la última licitación- entendiendo que son sumamente explosivos en un contexto de inflación galopante. Para lograrlo, Economía deberá ofrecer otra clase de títulos a intereses cada vez más altos para convencer a los acreedores de que canjeen sus tenencias atadas al CER, que hoy en día son un gran negocio debido al alza inflacionaria. Dichos intereses leoninos agravarán el peso de la deuda sobre las cuentas nacionales.

Fuera FMI

Como nunca antes, el acuerdo con Fondo nos coloca a merced de la voluntad del capital financiero, que no hará más que exprimir los recursos del país y agravar las penurias que sufre el pueblo trabajador. Debemos quebrar este pacto y sus consecuencias por la vía de la movilización obrera y popular y abrir un rumbo opuesto, donde los trabajadores impongan su programa de salida bajo un gobierno propio guiado por el interés mayoritario.

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