Políticas

25/2/2022

Suben el trigo y el maíz y se recalienta la inflación en alimentos

La guerra en Ucrania dispara los precios internacionales y el gobierno sigue “dándole vueltas” al fideicomiso que rechazan las patronales.

Imagen: Prensa Obrera.

El trigo y el maíz, así como la soja, vienen siguiendo una tendencia alcista en sus precios, que ha dado un salto con la guerra en Ucrania. En este cuadro, el afán del gobierno por hacerse de dólares para pagarle al FMI, por vía de la promoción de los negocios del capital exportador, coloca a la población trabajadora a merced del impacto de los precios internacionales El gobierno carece de intervención para evitar que los precios internacionales, lo que pronostica un nuevo salto en la inflación de los bienes más necesitados.

Rusia y Ucrania representan casi un tercio de la oferta internacional de trigo, que agregó un 5% de aumento al 50% acumulado en los últimos seis meses, llegando a USD 340 la tonelada, y una quinta parte del suministro mundial de maíz, que acumula un 30% de aumento en los último meses.

La soja, por su parte, se encuentra bordeando máximos históricos, por arriba de los USD 600. Un negocio fabuloso para los exportadores, a costa del encarecimiento de la mesa de las familias obreras.

La suba del trigo impacta directamente en la harina y el pan y todos sus derivados –que no son pocos-, así como el maíz golpea tanto en su utilización directa para el consumo como en los productos cárnicos y en la leche, al tratarse del principal alimento que se emplea para ganado.

El gobierno viene dándole largas a este asunto desde hace meses, mientras los precios internacionales impactan en los alimentos, y en los últimos días ha reflotado la idea de un fideicomiso para el trigo y el maíz, que funcione como un subsidio parcial de los exportadores al precio interno de ambas materias primas. Sin embargo, las patronales rechazan esta iniciativa, sin que se haya avanzado nada en esa dirección.

El gobierno viene del antecedente fallido del fideicomiso aceitero, actualmente en vigencia, que no ha logrado detener la escalada de los precios en los aceites. el precio del aceite de girasol también podría dispararse ya que Rusia y Ucrania concentran el 80% de mercado mundial.

Con lo que sí colabora esta situación es con los negocios de los productores y exportadores, quienes asisten a precios internacionales excepcionales, aunque la cosecha sea menor a la de los últimos años.

Lo que también impactará sobre toda la cadena de valor de alimentos y bienes de consumo es la disparada del precio del petróleo y los combustibles. Los principales medios ya advierten que la reciente suba del 11% en los combustibles, liderada por la “nacional” YPF, resulta insuficiente en este cuadro, por lo cual se esperan nuevos aumentos y más precios hacia los precios finales.

Las patronales del agro se aprovechan de la actual coyuntura para sacarle el mayor provecho a la situación, incluso con el acopio de granos y la caída de los despachos a la industria molinera local, con la expectativa de una devaluación y su consecuente impacto final en los precios.

Para que la guerra en Ucrania no afecta a los trabajadores argentinos sería necesaria la intervención del Estado por medio de la nacionalización del comercio exterior, para garantizar el abastecimiento interno a valores de producción y no según las fluctuaciones del mercado internacional. Una medida que choca con la naturaleza de este gobierno entreguista y con la agenda del FMI.