Políticas
5/6/2023
Swap con China: Massa y Máximo Kirchner trajeron más deuda usuraria en la valija
El carácter oculto del acuerdo revela que contiene cláusulas leoninas.
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Acuerdo con China.
En un escueto comunicado, el Banco Central anunció, por un lado, la renovación del Swap con el Banco Popular de China -que equivale a 19 mil millones de dólares- por tres años, y, por otro, que inició las gestiones para ampliar el cupo de libre disponibilidad de dicho monto, aumentándolo de 5 mil millones de dólares a 10 mil millones. Debido al carácter confidencial del acuerdo no se conocen los pormenores del mismo, solo que se trata de más endeudamiento en moneda extranjera a una tasa ultrausuraria.
Según trascendidos, ese cupo no solo iría a cubrir las importaciones locales desde China, también podría utilizarse para intervenir en el mercado de cambios en función de contener las cotizaciones paralelas. Es decir, estaríamos contrayendo más deuda externa, no al servicio de la inversión productiva, sino para seguir financiando la corrida al dólar. También tendrá como destino cancelar vencimientos de deuda privada, considerando que las empresas instaladas en Tierra del Fuego, Newsan y Mirgor, ya confirmaron que utilizarán esos yuanes para pagarle a sus acreedores en los próximos meses. Lo anterior, sin siquiera investigar cuánto de esos compromisos provienen de autopréstamos, un mecanismo muy utilizado por las patronales para fugar divisas.
Basándonos en anteriores financiamientos procedentes de China, todo indica que en esta oportunidad también regirá la tasa Shibor, la cual asciende al 7% anual. Como vemos, Sergio Massa y Máximo Kirchner volvieron del país asiático con una nueva hipoteca usuraria en la valija, al mejor estilo Mauricio Macri. Cuyo pago, como ocurre con el conjunto de los préstamos internacionales, recaerá sobre las espaldas del pueblo trabajador, el cual deberá soportar todavía más privaciones de las que ya padece actualmente, fruto del ajuste en curso y el retroceso salarial.
Frente al intento del kirchnerismo de presentar este acuerdo como una vía para liberarnos de la sujeción del FMI, es preciso resaltar que el mismo está condicionado a que siga en vigencia el programa del Fondo, lo cual no debe extrañarnos teniendo en cuenta que el gigante asiático es el tercer accionista del organismo de crédito. Además, Massa continuará su peregrinación en Washington, en busca del mentado desembolso fondomonetarista. Finalmente, al gobierno lo mueve la desesperación de aplazar una devaluación abrupta, en un escenario de reservas líquidas negativas producto de la sangría de divisas a manos del capital que él mismo amparó. Ahora bien, el FMI exige un salto en el tipo de cambio como condición para concretar el adelanto mencionado.
Por otro lado, que el contrato contenga cláusulas secretas revela su naturaleza entreguista. Podemos suponer que el interés de los capitales chinos en copar recursos estratégicos del país, como la Hidrovía, las telecomunicaciones y el litio, estuvo contemplado dentro de la negociación, lo cual no hará más que ahondar la dependencia nacional respecto a las grandes potencias. En definitiva, la bancarrota en la que nos hundieron los sucesivos gobiernos convierte a Argentina en un botín en disputa dentro de la guerra comercial entre China y Estados Unidos.
Rechazamos el acuerdo leonino con China, así como también el pacto con el FMI. Opongámosle al rumbo colonial de los políticos capitalistas un programa de la izquierda y los trabajadores, el único que plantea poner fin a la fuga de capitales, repudiando la deuda externa y nacionalizando bajo control obrero el sistema financiero.
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