Políticas

11/3/2019

Tarifa plana, o cómo disimular un supertarifazo

El gobierno acaba de anunciar un esquema de supuesta “tarifa plana” para el gas que pagarán los consumidores residenciales en este invierno. En realidad, lo que se presenta como tarifa constante es el mero prorrateo del tarifazo que será aplicado a partir de abril, corriendo el 20% de su carga para los meses de verano. Los intereses devengados por esta “generosa” financiación quedarán a cargo del Estado. O sea que los monopolios gasíferos no perderán un centavo por este prorrateo tarifario. Teniendo en cuenta que las dos terceras partes de los impuestos recaudados por el Tesoro son afrontados por los consumidores, la financiación estatal de la “tarifa plana” será afrontada en buena medida por los propios usuarios, en tanto contribuyentes.


Lo más importante, sin embargo, es que la “tarifa plana” disimula al megatarifazo que tendrá lugar a partir de abril. El gobierno lo preveía en un 30%, pero las empresas han reclamado un 35%. Aunque el gobierno había rechazado inicialmente esa exigencia, acaba de admitir el nuevo piso reclamado por las empresas. La razón argumentada para ello es la nueva corrida cambiaria, que empuja hacia arriba a las tarifas. Pero teniendo en cuenta que la disparada del dólar podría continuar, los ajustes a la tarifa del gas podrían ser incluso mayores, y así lo reclamarán las empresas aunque la diferencia –como ya ha ocurrido en el pasado-termine pagándose retroactivamente.  De este modo, la “tarifa plana” sería el modo de encubrir a un régimen de tarifazos permanentes, resultado del desbarajuste cambiario y del sistema de tarifas dolarizadas.


Se ha revelado, en tanto, que el costo promedio de la obtención de gas en Argentina es de 2,50 u$s la unidad calórica, como promedio de los yacimientos convencionales, no convencionales y de la importación. Pero el precio pagado por los usuarios es de 4,50 u$s, y el que obtienen los productores subsidiados de Vaca Muerta asciende a 7,50 u$s. El supertarifazo contribuye a sostener este régimen parasitario, que entrega a los operadores privados el conjunto de la renta gasífera. Para terminar con esta exacción, es necesario anular los tarifazos y la nacionalización integral de la industria energética, bajo control de sus trabajadores.