El martes 16, entre las 14 y las 15 horas, se produjo una amenaza de bomba en el Teatro Colón. Los trabajadores pudieron verlo por el noticiero en los televisores del buffet mientras tomaban su café de descanso, ya que no fueron advertidos por las autoridades y mucho menos evacuados. Ocurrió igual el 15 de diciembre de 2016 mientras se desarrollaba una función, cuando nadie fue evacuado. 

 

Desde la privatización del Teatro Colón con la Ley de Autarquía el vaciamiento del mismo se ha profundizado y ha llevado a una crisis en materia de seguridad laboral que ya se ha cobrado la vida de Daniel Ayala, un compañero precarizado que cayó por el montacargas en 2013. 

 

El mes pasado la banca de Marcelo Ramal (PO-FIT) realizó en la Legislatura porteña una Audiencia Pública por el Colón donde participaron sus trabajadores, quienes denunciaron la brutal pérdida de sus conquistas laborales que hace de estos episodios algo cotidiano. La audiencia giró en torno a la derogación de la vaciadora ley de Autarquía que permite la injerencia privada en el Teatro, transformándolo en una sala de alquiler. 

 

Es necesario que los trabajadores discutan este proyecto de ley y lo usen como herramienta para poner al Teatro Colón al servicio de su histórica producción lírica. La dirección a cargo de estas camarillas empresariales ya no atenta solamente contra la cultura sino directamente contra la vida de los trabajadores. 

 

 

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