Políticas

22/10/2015|1386

Todos quieren imponer un tarifazo


En un reciente cónclave empresario, el asesor del PRO en materia energética, Juan José Aranguren -quien fuera presidente de la multinacional Shell durante los últimos doce años- mostró un “rapto de sensibilidad” -que compartiría con Mauricio Macri- y dijo que, si éste resultara elegido presidente, se concedería “un block mensual de 150 kw/h” de electricidad de “manera gratuita” a “las familias carenciadas que los necesiten”.


 


Eso sí, si superan ese consumo -agregó- deberán pagar los precios que abonen el resto de los usuarios, que ya no contarían con subsidio alguno porque el plan de Cambiemos (es decir no sólo el PRO, sino también el radicalismo y Carrió) es liquidar los subsidios a la energía.


 


De acuerdo con los parámetros de la Secretaría de Energía, el consumo de una heladera con freezer alcanza a los 70 kw/h mensuales, es decir casi el 50% del “block” de Macri-Aranguren. Y si se suman cinco lamparitas, una plancha, un televisor y un lavarropas, ya se supera ese tope.


 


El asesor “multinacional” debería reconocer, entonces, que el eventual tarifazo macrista lo soportarían prácticamente todos los argentinos que consumen electricidad.


 


Una política común


 


Ricardo Delgado, uno de los principales asesores de Massa en materia económica, dijo que si el tigrense llega al gobierno “recortaría los subsidios al 60 ó 65 por ciento de la población”. Esto, sostuvo, para que la reducción de tarifas tenga un carácter más “progresivo” preservando, “obviamente”, a “aquellos que no pueden pagar”… a través de una “tarifa social”.


 


Miguel Bein, quien aparece como futuro ministro de Economía si Daniel Scioli triunfa en las elecciones, sostuvo que una de las medidas a implementar a partir de diciembre sería “sincerar” las tarifas de energía y añadió que “hay que cobrar una que empiece a tener que ver con el costo de producción de la electricidad”. Para morigerar el impacto, el asesor añadió que aquéllos que no puedan afrontar el “sinceramiento” de tarifas seguirán con el beneficio, presumiblemente a través de una “tarifa social”.


 


Margarita Stolbizer abona el mismo terreno y justifica el tarifazo. “Los que no pagan los sectores de mayores ingresos en sus facturas -dice- lo terminamos pagando los contribuyentes vía impuestos explícitos o inflación”.


 


Nada de abrir los libros de las empresas, controlar los costos y pasar a manos del Estado la prestación de los servicios públicos.


Sin embargo, los concesionarios han recibido miles de millones de pesos en subsidios del gobierno K, sin por ello realizar las inversiones necesarias para el mantenimiento y el desarrollo del sistema. Eso es lo que ha provocado los sistemáticos cortes de energía apenas crece el consumo.


Distintos economistas plantean que el “sinceramiento” de las tarifas supondría un aumento de entre el 400 y el 600 por ciento respecto de los valores actuales y la liberal Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (Fiel) estimó que el tarifazo provocaría un salto del 11% en la inflación.


 


Los subsidios implementados por el kirchnerismo, que éste ya comenzó a retirar, no fueron a los trabajadores-usuarios, sino a las empresas y no sólo a las que prestan servicios, sino a todas. Es que la rebaja en los valores de servicios favoreció a la burguesía “nacional”, que impuso un salario por debajo del costo de la canasta familiar, que hoy sufre la mitad de la población asalariada.


Así, de los menores salarios relativos se beneficiaron todos los capitalistas.


 


Ahora, los candidatos del ajuste pretenden que esos subsidios a las empresas se mantengan, pero que partan en forma directa de los bolsillos de los trabajadores y los demás sectores populares, quienes deberían aportar los aumentos de tarifas sin recibir a cambio ninguna compensación en sus ingresos.


 


Este es el cuadro que ocultan todos los candidatos patronales. Aquí también vuelve a replantearse quién paga la crisis.


 


Nuestro planteo es:


• ¡Ningún tarifazo!


• Nacionalización de todas las empresas de servicios públicos bajo control de los trabajadores.


• ¡Que la crisis la paguen los capitalistas y no los trabajadores!