Políticas
27/9/2023
Tras un año de massazos, la pobreza llegó al 40,1% y la indigencia a 9,3%
Los datos reflejan la realidad de millones de argentinos, muchos de ellos incluso asalariados.
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Pobreza.
El Indec dio a conocer los números de pobreza e indigencia del semestre, los cuales se ubicaron en 40,1% y 9,3% respectivamente. Esto significa que en Argentina hay 18.00.000 de personas pobres y 4.280.000 personas indigentes. Si hacemos la cuenta, 1 de cada 10 personas son indigentes y es un índice que aumentó 1.2%, mientras la pobreza lo hizo en un 3,6%. En tanto, los más afectados son los niños, puesto que, según el mismo informe, el 56,2% de los menores entre 0 y 14 años es pobre.
Los datos reflejan la realidad de millones de argentinos, muchos de ellos incluso asalariados, que han sido víctimas de las medidas de ajuste de todos los gobiernos. Las mismas logran que la pobreza y la indigencia se extiendan progresivamente y acaparen cada vez a una mayor parte de la población.
El informe da cuenta de las consecuencias de las políticas de Sergio Massa luego de un año como ministro, artífice y responsable de las políticas inflacionarias que pulverizaron los ingresos de la población durante el último semestre. Entre ellas se encuentran los beneficios cambiarios destinados a las patronales agrarias, y ahora a las petroleras, los cuales conforman una devaluación en cuotas que impacta fuertemente en el precio de los alimentos y de los combustibles encareciendo toda la cadena productiva. Mientras las mayorías se empobrecen, los capitalistas se llenan los bolsillos. En tanto, la devaluación del 22% que aplicó a pedido del FMI y de espaldas a la población, haciendo saltar por los aires los índices de inflación de agosto, se incluirá recién dentro de la próxima estadística, por lo que la situación tenderá a agravarse.
Estas políticas antipopulares fueron características de todos los gobiernos de los últimos 40 años, lo cual se verifica en el crecimiento de los índices de pobreza en cada período. Menem, el expresidente que reivindica Milei, terminó su segundo mandato con una pobreza cercana al 40%, un índice que se disparó al 66% con la crisis del 2001. Con Macri la pobreza llegó al 35,5% de las personas y la indigencia al 8% de los argentinos.
Ahora el Frente de Todos hace lo propio y continúa sosteniendo la marca mediante el ajuste fiscal que exige el FMI que recae sobre salarios y jubilaciones, algo que de lo que la burocracia sindical actúa como cómplice negociando paritarias a la baja con las patronales, por lo que los salarios ya consagran una caída de más del 25% desde 2017 y, en su mayoría, no superan la línea de pobreza.
Esto lo confirma el propio informe del Indec, el cual sostiene que “el ingreso total familiar promedio de los hogares pobres fue de $124.071, mientras la Canasta Básica Total promedio del mismo grupo de hogares alcanzó $199.593. La distancia entre los ingresos de los hogares pobres y la CBT aumentó respecto del segundo semestre de 2022”. En paralelo, el oficialismo promueve medidas, enmarcadas en la campaña electoral, que en nada subsanan la situación de millones de familias, como es el caso de los miserables bonos para los desocupados y los trabajadores.
A su vez, ataca al movimiento piquetero que lucha contra el hambre y la miseria, y que hoy se movilizó al Consejo del Salario para exigir un salario mínimo igual a la canasta básica, mientras se jacta de que la tasa de desempleo disminuyó en el transcurso de un año, pasando del 6,9% al 6,2%. Sin embargo, por un lado eso no responde a que el porcentaje de población ocupada haya crecido, sino que más personas dejaron de buscar trabajo debido al efecto desaliento y por el otro lo que crece no es el trabajo formal, sino el trabajo precario. Queda claro que el gobierno no tiene intención de responder a los reclamos de los sectores más vulnerados y más golpeados por el recorte fiscal.
Como se ve, los políticos capitalistas son todo promotores del empobrecimiento. Solo el Frente de Izquierda plantea recomponer los salarios y las jubilaciones mínimas, hasta igualarlos con la canasta básica familiar, afectando las ganancias de los capitalistas. Al mismo tiempo integra las principales luchas salariales del país, como las que libraron los obreros del Sutna, los residentes de CABA y la docencia combativa, y la lucha contra la pobreza que tiene como protagonista al Polo Obrero. La única manera de defender los ingresos es hacerlo en la calle.
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