Tucumán: el fraude del final de un régimen


Las elecciones fraudulentas del 23 de agosto han suscitado una reacción popular inédita en la provincia, aunque parcializada. La Plaza Independencia ha sido ocupada, mediante autoconvocatorias, por miles de personas que reclaman la nulidad de los comicios y la necesidad de convocar a nuevas elecciones. La represión del lunes 24 acicateó el ánimo de rebeldía en las jornadas siguientes. El argumento del desgaste que fue enarbolado para proponer espaciar las autoconvocatorias, o el planteo de eliminar las banderas políticas para no quitarle a las concentraciones su carácter ‘espontáneo' aparente fueron desmentidos, el domingo 30, cuando volvieron a concentrarse más de 30.000 personas.


 


‘Espontaneidad’


 


La instalación de un campamento del PO, para reclamar la libertad de José Kobak y los hermanos Navarro, agregó un nuevo motivo para las convocatorias, tal como se manifestó enseguida en varias iniciativas artísticas y muestras incesantes de solidaridad. Varios sectores comenzaron a discutir, en la Plaza, cómo promover un paro cívico provincial. La Asociación Bancaria es una columna fundamental del bloque Cano-Amaya-Macri-Massa, de cuyo triunfo esperan la recuperación de la Caja Popular de la Provincia, una fuente fundamental de financiamiento en Tucumán. La Bancaria nacional, que sin embargo apoya a Scioli, respalda a la seccional tucumana. La Bancaria local se ha hecho cargo de la infraestructura de movilización del llamado Acuerdo del Bicentenario, que a alude a la celebración del aniversario número doscientos de la declaración de la independencia el año que viene.


 


Desde el gobierno nacional y provincial se desató una campaña de descrédito contra las convocatorias, con el argumento de que los ‘epsiodios' de fraude y vandalismo electoral no eran suficientes para cuestionar el conjunto del acto electoral. Plantea que el escrutinio definitivo determina la veracidad de los resultados, incluso cuando la misma Junta Electoral está sindicada como responsable del fraude. Alperovich se animó a plantear que se abrieran todas las urnas.


 


Para sorpresa de muchos, Macri, Massa y Stolbizer se apresuraron a ‘unirse' en una conferencia de prensa para sostener lo mismo que el kirchnerismo: que la crisis se debía resolver en el ámbito de la Justicia Electoral. Cano, por su lado, tocaba un arreglo musical diferente al denunciar al oficialismo local como una asociación ilícita para organizar el fraude, involucrando a la propia junta electoral. Este planteo parecía mostrar una brecha entre la coalición local de la oposición y sus tutores nacionales. La disposición de Macri y Massa a un compromiso con los K ponía de manifiesto una fuerte presión de los gobernadores pejotistas, decididos a rescatar a su ‘par' tucumano -no sea que el asunto se propague por el norte argentino.


 


El Acuerdo del Bicentenario es una coalición opositora muy particular, pues reúne, en la provincia, a fracciones del PJ, de larga trayectoria junto a Alperovich, con la mayoría de la UCR, y en la Nación cuenta con el apoyo de Massa y Macri. La Bancaria de Tucumán tiene un peso significativo en la coalición, y para ello tiene el apoyo de la burocracia nacional que, sin embargo, va con Scioli. Se desprende de esto también, que sectores importantes de la patronal han cambiado de camisa hacia la ‘opo', pues está en juego la Caja Popular. En resumen, Tucumán representa una combinación explosiva de todas las contradicciones nacionales, en un marco de declinación de la economía, un empobrecimiento creciente y del despunte de una pueblada.


 


Del trabajo a casa


 


El fraude sacó a la superficie las tensiones que se habían creado en varios pueblos y municipios entre los ganadores y perdedores de los acoples o colectoras oficiales, como lo demuestra que de allí también aparecieran reclamos de apertura de urnas, planteos contra las autoridades de las escuelas, etc.


 


En este escenario, la concentración del lunes 31 introdujo una fuerte novedad cuando Cano, que no había asistido a ninguna de las movilizaciones previas, armó una caravana para instalarse en la explanada de la Casa de Gobierno, frente a la multitud, en lo que equivalía a una tentativa de asumir el liderazgo de la lucha callejera. Ante una masa relativamente menguada, inferior a diez mil personas, hizo un malabarismo exagerado, digno del Cirque du Soleil. Hablando como el caudillo del movimiento anunció que no volvería a la Plaza, como tampoco lo había hecho, dijo, hasta ese momento. Es decir que se subió al podio para desmovilizar y para reclamar que se abrieran las urnas, ya no que se anularan las elecciones. El FpV de Alperovich, rebautizado por los movilizados como FpF(raude), había anunciado que coparía las calles de la capital de la provincia el viernes 4, prometiendo una movilización enorme. El llamado de Cano a volver a casa surtió efecto en las horas siguientes. El miércoles 2, sin embargo, arribaban a la provincia dirigentes nacionales para presentar un reclamo judicial de anulación de las elecciones -que sin la gente en la calle refuerza el callejón sin salida de una oposición que no puede siquiera desarrollar en forma consecuente los derechos democráticos que dice defender.


 


La crisis política que se ha abierto es muy real, porque Tucumán (y Argentina) ha pasado de la falsa prosperidad a la quiebra económica, lo cual inviabiliza a un futuro gobierno cuya legitimidad es cuestionada desde abajo aún antes de asumir por la clase media y un sector de trabajadores. Una crisis salarial en el sector azucarero ha puesto al descubierto, en los últimos días, que la intervención de nuevos sectores no tardará en producirse desde el corazón mismo de la clase obrera.


 


Recién empieza


 


Desde el Partido Obrero volvemos a protagonizar una experiencia excepcional: como la fuerza realmente consecuente cuando se trata de la lucha por la democracia. José Cano dedicó varios párrafos, desde la explanada, para destacar la gravedad de la represión que sufrió el PO de Los Ralos, por defender el derecho a elecciones limpias. Así nos recoge la conciencia colectiva de los que participan de esta lucha. Hemos vuelto a demostrar cómo se debe “golpear juntos” contra un régimen político policial y antiobrero, y “marchar separados” de aquellos comprometidos con este régimen, que representan intereses antagónicos a los de la clase obrera. Precisamente por esto hemos sido los únicos en denunciar los compromisos de esta coalición contradictoria de opositores a Alperovich con el círculo de gobernadores pejotistas y camporistas, incluido Scioli.