Osvaldo Jaldo, del PJ, asumió la gobernación de Tucumán el pasado 29 de octubre sin hacer grandes anuncios. Se dio lo que todo el mundo esperaba: Jaldo se deshizo de los funcionarios que responden a Manzur y puso en esos lugares gente de su confianza. Volaron el ministro de Educación, el de Interior y varios más, todos los puestos claves fueron ocupados por jaldistas. En el medio, se renovó el mandato del presidente de la corte provincial, también del riñón jaldista. Los anuncios del ajuste en concreto vinieron después.

Las novedades importantes de la Casa de Gobierno se hicieron esperar hasta después de las elecciones. No se quería importunar el desarrollo de la campaña, pero la decisión ya estaba tomada y, en un punto, no dependía de los resultados electorales que a la postre dieron perdedor al peronismo.  Con Milei electo, Jaldo saludó al nuevo presidente y prendió en la motosierra. Envió esta semana a la Legislatura el Presupuesto 2024, con recortes por unos $220.000 millones –un 14%- con respecto al proyecto que había girado Juan Manzur en el último día hábil de su mandato, un ajuste en regla.

Tucumán cubre solo el 80% de sus gastos corrientes con recursos propios, luego depende de fondos de la Nación. Las medidas de Massa con respecto a IVA y Ganancias equivalen a una reducción de unos 78.000 millones de pesos para el 2024, una cantidad no menor si se entiende que el gobierno acumula déficits presupuestarios mensuales y que la deuda provincial creció considerablemente en un año electoral. Manzur abrió las arcas para financiar la campaña provincial y, en menor medida, para las nacionales. Jaldo recibe una herencia con faltantes de caja. A lo gastado durante el año hay que sumarle que ahora van a escasear los ATN (Aportes del Tesoro Nacional), con los que las provincias financiaban sus déficits, si Milei cumple con su promesa de no emitir más para financiar a las provincias.

Jaldo comenzó por terminar con el Pacto Social, un mecanismo por el cual los municipios ceden la coparticipación provincial a cambio de que el gobierno les garantice el pago de las planillas salariales. Esto conlleva un ajuste hacia abajo: los intendentes comenzarán a acotar las contrataciones, algunos ya dijeron que no saben si pueden pagar el aguinaldo o sostener los servicios de recolección de residuos y demás gastos. El gobierno está preocupado por la masa salarial y por las paritarias que se vienen. Aunque el pacto era utilizado por los intendentes como mecanismo de sometimiento, también garantizaba el pago salarios. Ahora quedó al arbitrio del gobernador si decide o no auxiliar a municipios en problemas -que seguro los habrá. Jaldo aplica un torniquete a propios y ajenos para intentar dominar el escenario.

Lo segundo que decidió eliminar Jaldo fue la Unrel, creada en 2021 por Manzur. Se trata de la Unidad de Reconversión Laboral, un organismo armado para dar planes sociales y ayudas de todo tipo. Las elecciones ya pasaron y ahora no es necesario un organismo destinado a repartir dinero, veremos para las próximas campañas. Dentro de los afectados, se encuentran las cocineras de los comedores populares que reciben como contraprestación montos miserables. La caída de Unrel es un ajuste en la asistencia social que entrega el Estado, esto contrasta con otra de las medidas tomadas por el gobierno que es suspender los juicios que realiza Rentas de la Provincia contra evasores. Jaldo plantea darles aire a los empresarios, pero les quita el sustento a varios laburantes. A su vez, Jaldo decidió dar de baja todas designaciones que hizo Manzur en los últimos 60 días, 250 contratados se despidieron de entrada.

En la provincia todavía está latente la pelea entre Manzur y Jaldo y el nuevo gobernador se plantea barrer con los manzuristas para gobernar sin obstáculos.

Es claro que el triunfo de Milei puso en alerta a todos los gobernadores, se preparan para presupuestos más austeros y bajas en las obras públicas. El flamante secretario de obras públicas de la provincia se apresuró a declarar que en Tucumán no se suspende nada, posiblemente tenga razón, porque en la provincia no hay una sola obra de importancia en los últimos 10 años, no hay mucho para suspender.

Jaldo se puso a tono con el nuevo gobierno nacional antes que Milei asumiera, preparará ajustes mayores y una discusión de paritarias áspera para docentes, personal de la salud y municipales, todos laburantes con salarios cercanos a la canasta de pobreza.  Los trabajadores nos tenemos que organizar en asambleas por lugares de trabajo, barrios y centros de estudiantes, al ajuste se los combate en las calles, para que no seamos los mismos los que nuevamente paguemos los platos rotos de la crisis.

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