Políticas

11/10/1989|283

Tucumán: El pacto Menem-Bussi

El pasado 14 de mayo no pudieron realizarse en Tucumán las elecciones para renovar la legislatura provincial. La descomposición política de la Unión Cívica Radical y del Partido Justicialista llevó a sus dirigentes a ensayar distintas modificaciones de la ley electoral con el fin de evitar el colapso de sus candidatos. Los radicales estaban asistiendo a la virtual desaparición de su electorado, que cayó en un 70% con relación a 1983, en tanto que el justicialismo se dividía en numerosas tendencias y clanes, cuyo único eje de separación era la lucha implacable por quedar agarrados al presupuesto provincial. Esta situación llegó al extremo de que la legislatura aprobó una ley de lemas con el único objetivo de mantener unido al justicialismo, al permitir que todas sus fracciones pudieran ir con una lista propia a las elecciones dentro de la boleta común del PJ. Es decir que el justicialismo es una ficción política rescatada como posibilidad electoral por una disposición del Estado. Este derrumbe general de radicales y peronistas planteaba la posibilidad de una victoria de Bussi, el responsable de los crímenes de la dictadura en Tucumán.

Hundimiento del Estado

Esta descomposición general de los partidos patronales de la provincia es una expresión de la descomposición de todo el régimen estatal de Tucumán. El gobierno apenas recauda el 15% de sus gastos y la deuda provincial supera en cien veces el ingreso impositivo. Sobre 60.000 contribuyentes empadronados solo 3.000 pagan impuestos y esto en una proporción ínfima. El Estado tucumano ha creado su propia moneda, que el banco provincial no puede rescatar porque él mismo está en bancarrota. La desocupación en período de zafra es del 25%, pero en el resto del año llega al 35 o 40%. La ocupación de la última zafra se redujo a dos meses. A pesar del enorme retroceso de las fuerzas productivas de la provincia, los pulpos azucareros han podido superar la crisis por medio de créditos subsidiados que han volcado a la especulación en el mercado financiero. El hundimiento del banco provincial permitió el crecimiento de algunos sectores de la banca privada, como la Banca Roberts, que se ha transformado en el eje de un proceso de concentración capitalista en la provincia.

El enorme retroceso social de las masas ha dado lugar a constantes luchas, en particular de los trabajadores estatales, incluida la docencia. Pero estas luchas parciales nunca pudieron convertirse en un movimiento único, por falta de dirección y de objetivos. La CGT está organizativamente dividida pero se encuentra políticamente unida en la completa subordinación a los capitalistas y a su Estado. La desesperación de las masas y el derrumbe de los partidos patronales tradicionales han potenciado la candidatura de Bussi, quien empezara su carrera política con la única finalidad de obtener medios de presión contra la posibilidad de que fuera condenado por alguna de las Cámaras Federales.

Pacto Bussi – Menem

El temor a perder sus puestos debido a una victoria de Bussi llevó a radicales y a peronistas a intentar la reforma de la ley electoral de una manera que se adecuara a sus menguadas posibilidades. Las propuestas de adulteración de los comicios variaban según los intereses, no ya de caja partido, sino de cada clan. Se había concebido privar a la mitad de la provincia, incluida la ciudad capital, de la posibilidad de votar, lo que de haber prosperado hubiera provocado una enorme fragmentación política y la imposibilidad de gobernar.

En este cuadro se planteaba la posibilidad inminente de una intervención federal. Pero aunque esta alternativa no se concretó formalmente, sí se produjo de hecho, porque finalmente el ministro del Interior, Bauzá, ordenó al gobernador Domato convocar a elecciones por decreto, mediante un sistema de distribución electoral armado enteramente en Buenos Aires por el gobierno nacional.

Pero la solución encontrada no hubiera podido realizarse al margen del otro contendiente político, Bussi. En efecto, el decreto electoral fue autorizado por Menem luego de una reunión con Bussi, en la que se estableció un planteo de amplios alcances para Tucumán. Según La Nación (21/9) Menem “acogió con el oído atento” a Bussi y ello “contribuyó a limpiar uno de los aires más enrarecidos del país”. En lo que hace a la cuestión electoral, la distribución de los distritos garantiza que en caso de que el justicialismo fuese derrotado por Bussi, su representación parlamentaria se vea afectada sólo en forma reducida. Es sintomático que Bussi hubiera prestado su acuerdo a esta convocatoria electoral, luego de haberse opuesto a todas las alternativas manejadas con anterioridad en la legislatura tucumana. Esta solución no conforma, como es de imaginar, a todos los clanes justicialistas, y es por eso que para evitar el estallido del PJ Cafiero mandó a Oraldo Britos como interventor partidario disfrazado de veedor. De esta manera la efectivización del pacto Menem – Bussi estará a cargo de un ubaldinista, algo ideal para disfrazar el operativo político y comprometer a los “zurdos” del peronismo.

Lo más relevante del acuerdo Menem-Bussi es lo que viene a continuación del acuerdo electoral. Es claro para cualquier observador de la realidad tucumana que la corrupción del poder político en la provincia y su manifiesta desintegración plantean la intervención federal, con todo el “costo político” que esto significa y sin que las perspectivas de solución que pueda traer una intervención se vislumbren a corto plazo. Para sustituir a la intervención federal, Menem y Bussi han acordado un plan económico y político que sirva de base de acción a una bancada parlamentarla menemo-bussista, lo cual le daría homogeneidad a la legislatura, que en el período de sesiones de 1989 solamente aprobó una ley. La ejecución de ese pacto político servirá para determinar la sucesión del actual gobernador en las elecciones de 1991.

La banca Roberts

Los lineamientos fundamentales de ese pacto fueron revelados la semana pasada por la Fundación del Tucumán, que agrupa a los sesenta principales pulpos instalados en la provincia, entre ellos la Banca Roberts, Scania, Seagram, Citrusoil, Papel Tucumán (Bridas) y los ingenios con intereses en el conjunto del norte argentino. El planteo de la Fundación hace las veces del plan Bunge y Born para Tucumán y tiene el carácter del mismo operativo que llevó al acuerdo Menem – Alsogaray – Born -Citibank en el plano nacional. Las propuestas de la Fundación salieron a luz en vísperas de las elecciones y luego de la entrevista Menem – Bussi. No hay ninguna duda que tienen que ver con las posibilidades de un bloque parlamentario homogéneo que encare un ataque a fondo a la crisis. El ubaldinista Britos y el ubaldinista Ricardo Díaz, presidente del PJ en Tucumán, son los agentes ideales de este operativo estratégico. El carácter de las elecciones del próximo 5 de noviembre en la provincia está determinado precisamente por este pacto Menem – Bussi – Banca Roberts.

El plan de la Fundación del Tucumán, en aquellos aspectos que han sido revelados oficialmente, comporta un duro ataque a las conquistas populares, en una línea hace ya largo rato visualizada por los capitalistas para Tucumán. Plantea el desenganche salarial de los empleados públicos, la elevación de la edad de la jubilación, autofinanciación de los empobrecidos municipios y hasta la arancelización de la escuela primaria. Nada dice el informe sobre la enorme evasión fiscal, pero lo que si reclama es la privatización del banco provincial, bajo la forma de una sociedad mixta, y por sobre todo el aporte de un redescuento del Banco Central para ser canalizado por la banca privada. Se reclama la desregulación azucarera, que eliminaría del mercado a las cooperativas de cañeros y el rescate de las letras de cambio en poder de las empresas. Seguramente, en la parte aun no revelada del plan se plantea también la privatización de los principales institutos de salud. Estamos ante la evidencia, sin ninguna duda, de un plan Bunge y Born para la provincia, de un ataque sin precedentes contra conquistas sociales del pueblo, y de una articulación política que la respalde a través del acuerdo Menem – Bussi. ¿Qué objeción de principios se puede hacer a este pacto por parte de quienes gobiernan apoyados en Alsogaray y Seineldín? Al igual que lo que ocurre en el plano nacional, los ubaldinistas y “zurdos” del justicialismo son el vehículo que sirve para disimular esta realidad a las masas y para llevarlas como carne de cañón a apoyar electoralmente a sus victimarlos capitalistas.

No es casual, a la luz de todo esto, que Bussi retirara su candidatura a senador en el último instante de presentación de las listas. El viejo verdugo del pueblo tucumano quiere evitar el desmoronamiento del justicialismo y de su gobierno, y tampoco le interesa quedar como árbitro de una situación de crisis que desnude rápidamente su incapacidad política a igual título que radicales y justicialistas. Bussi no ha logrado formar un partido ni tampoco tiene cuadros; los legisladores que hizo elegir hasta ahora lo abandonaron. Su Fuerza Republicana es un engendro histórico extraño por eso apunta ahora al acuerdo con el menemismo, al Igual que toda la gran burguesía y todos los principales pulpos. El fracaso de este pacto como consecuencia de sus contradicciones o como resultado de la persistencia de la crisis justicialista o de la lucha popular, provocará la intervención federal de Tucumán.

Abajo los candidatos de la Banca Roberts

La intervención directa de Menem en la crisis del PJ, el acuerdo con Bussi y el retiro de la candidatura de éste, han revertido en parte las expectativas de una derrota del justicialismo. No existen evidencias de que dentro de las masas que luchan desesperadamente por sobrevivir se perfile una tendencia a romper con los partidos patronales. Pero es indudable que el pacto Menem – Bussi y el respaldo que tiene de parte de los grandes pulpos ofrece un ángulo de denuncia y de agitación contra el enorme golpe que ello significaría para los explotados de Tucumán. Por eso el Partido Obrero en la provincia planteará entre sus consignas: abajo los candidatos de la Banca Roberts, votar y organizarse en el Partido Obrero.


La FES de Tucumán ratificó una dirección combativa

En la Federación de Estudiantes Secundarios de Tucumán, que tiene por base a trece colegios, una asamblea de delegados reunida a fines del mes pasado eligió a la nueva dirección. De un lado se presentó la lista de la UJS e independientes y del otro la del Frejupo. Quedó consagrada la primera por mayoría absoluta (siete votos) contra dos de la segunda y dos abstenciones.

La elección culminó algunas experiencias que permitieron visualizar la orientación de cada corriente. Una de ellas fue la marcha contra el indulto convocada por Madres, que fue impulsada por la UJS y boicoteada por el Frejupo. La otra cuestión fue el nuevo impulso planteado por la UJS a la lucha por el boleto estudiantil, que se reclama con un 70% de descuento y congelado. En oportunidad de la elección de la nueva dirección, la UJS reivindicó su plataforma de independencia del movimiento estudiantil respecto al Estado capitalista, en tanto su contrincante planteaba la integración al Estado bajo la muletilla de la “participación”.

El gobierno y el Frejupo han lanzado una campaña para dividir la FES, algo parecido a lo que intentó el clero el año pasado. Para impedir la consumación de esta carnereada es necesario darle toda la fuerza a la lucha por el boleto y al reforzamiento e incorporación de nuevos centros de estudiantes.