Políticas
9/10/2016
Tucumán: grandes marchas tras la muerte del cura Juan Viroche
Cuestionamientos al gobernador Manzur y al arzobispo Zecca
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La muerte del cura Juan Viroche ha puesto de manifiesto la enorme descomposición del régimen político provincial y ha dado lugar a grandes movilizaciones de contenido antigubernamental reclamando justicia.
Aunque al cura lo encontraron ahorcado sin vida en su iglesia, la versión del fiscal que atiende la causa ha destacado que todas las pruebas periciales realizadas hasta el momento indican que fue un suicidio. A esta versión la replicó inmediatamente el Arzobispo, procurando transformarla en la opinión de la iglesia tucumana. Con una demora de 48 horas también se sumó el gobernador Juan Manzur (FpV). El propio Macri, también destacó la versión del suicidio y que se debe dejar trabajar a la justicia.
En forma paralela, comenzó a circular profusamente en los medios y las redes distintas versiones sobre la vida sentimental del cura, así como versiones sobre el encuentro de una bolsa con dinero y joyas (que luego fue desmentido por el propio fiscal de la causa).
Simultáneamente, se acentuó la movilización popular. En La Florida, el pueblo donde vivía el cura y tenía su iglesia, al día siguiente, a la mañana se hicieron las exequias. Allí se reunieron miles de personas. Ninguna autoridad provincial ni de la localidad se hizo presente. Sí el arzobispo Zecca, que fue abucheado. Se le reprochaba haber abandonado a su suerte al cura, que había pedido traslado ante diversas amenazas mafiosas que venía sufriendo desde hacía más de un mes. Sectores de la juventud católica cantaron “yo sabía, yo sabía que la droga la mete la policía”.
A la tarde se concretó otra convocatoria, esta realizada por el propio Arzobispado en la Plaza Independencia. Fue convocada como una marcha de silencio y de rezo del rosario. Fueron varias miles las personas las que se congregaron (cientos iban con pancartas con consignas destacando que al cura lo habían asesinado) y varias organizaciones: las Madres de los Pañuelos Negros, las de los Pañuelos Verdes, agrupaciones estudiantiles. La marcha se desarrolló bajo una pugna constante entre los punteros del obispado para que solo se rezara, y las personas que al grito de “justicia” fueron agregando otros cánticos de denuncia al gobierno de Manzur como encubridor de los narcos. En el curso de la marcha quedó de manifiesto la interna que recorre a la iglesia, donde sectores de base reivindicaban a los curas de barrios y pueblos y denunciaban a la jerarquía de la iglesia de responder al gobierno.
La muerte del cura ha disparado una crisis en la que todas las fuerzas políticas patronales (oficialistas y opositoras) que días antes había votado por unanimidad en la legislatura “la emergencia en seguridad en la provincia”, se borraron del escenario y están procurando junto con la jerarquía de la iglesia, con el argumento de que es un caso policial, y que solo debe actuar la justicia, disipar todo proceso de movilización.
Entre diversos sectores católicos de base han planteado que se le debe dar continuidad al proceso de movilización. De eso se trata. Como ocurrió con el caso Belén, entre las distintas organizaciones dispuestas a desarrollar un proceso de movilización independiente del gobierno nacional y provincial y de la jerarquía de la iglesia, es necesario impulsar un plan de lucha para que se esclarezca la muerte del cura, que se identifique a las mafias que lo amenazaban y se desmantelen a todos los sectores de las fuerzas represivas (policía, justicia) y funcionarios denunciados por sus vínculos precisamente con las mafias de las drogas.