Tucumán: La alternativa es el Partido Obrero y el FIT
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El tablero político provincial fue sacudido con el anuncio del “Acuerdo del Bicentenario”, que reúne a José Cano (referente del Acuerdo Cívico) y Domingo Amaya (actual intendente K de San Miguel). El anuncio opacó el impacto que produjo la visita días antes de Scioli, apadrinada por Alperovich en el Hipódromo.
Un cambalache
Tanto Cano como Amaya justificaron el acuerdo señalando que eran los únicos capaces de ganarle a los candidatos de Alperovich. Sin embargo, no está definido aún quién va a encabezar. Lo único que se sabe es que el candidato para la capital va a ser Germán Alfaro, el número dos de Amaya.
El Acuerdo Cívico (AC) se conformó con un conglomerado contradictorio de fuerzas (UCR, Libres del Sur, PS, ARI, DC, PJ disidente) en la que únicamente Cano emergía como referente provincial. Originariamente presentado con un discurso “progresista”, AC siguió todos los virajes derechistas de la UCR nacional. Cuando Massa tuvo su minuto de gloria, Cano pactó un acuerdo que significó la integración de varias tendencias del PJ que rompían con Alperovich; luego, acordó con el PRO local lo que derivó en el alejamiento de sectores massistas y de un sector radical; ahora, impulsa el acoplamiento del alperovichismo.
El anuncio del acuerdo de Cano con Amaya ha producido entusiasmo en algunos sectores, pero también desconcierto. El acuerdo continuista con quien fue la mano derecha de Alperovich durante doce años provoca incertidumbre en quienes tenían expectativas en un “cambio”. Reina la incertidumbre. El alicaído Massa anunció que pretende acordar con Amaya y separarlo de Macri. Mientras tanto, Amaya declaró que no tiene ninguna relación con Massa y que simpatiza con Randazzo. Macri, quien viajó junto a Sanz para bendecir el acuerdo, se encontró con un fuerte vacío por parte de Libres del Sur y del propio radicalismo. Varios sectores del Acuerdo Cívico originario dan muestras de rebeldía, pues no quieren ser desplazados de las candidaturas prometidas.
Alperovich, por su parte, está usando todos los recursos del Estado para ocupar el escenario. Mientras da rienda suelta a la formación de centenares de acoples, envía una ley anticonstitucional que prohíbe las dobles candidaturas con el objetivo de meter cuña en la oposición.
La única alternativa
Estos alineamientos y maniobras se producen en medio de un acelerado deterioro de los indicadores sociales. Crecen la desocupación y los asentamientos; las víctimas de la inundación de febrero-marzo continúan sin respuestas, y varios gremios están en lucha.
La burocracia de Fotia maniobró para impedir un paro. Sin embargo, un plenario de secretarios generales de todos los ingenios del país resolvió una huelga por tiempo indefinido a partir del 22 de junio en reclamo de un 39% de aumento salarial.
En este escenario, el Partido Obrero y el Frente de Izquierda es la única alternativa frente a la falsa polarización entre quienes defienden los mismos intereses sociales y que pretenden que la crisis la paguen los trabajadores. La campaña política sigue a todo vapor, conformando asambleas y comités de apoyo con iniciativas que están agrupando a importantes luchadores obreros y populares.