Un caso de violación sacudió a la comuna de Delfín Gallo, en el este tucumano, durante el fin de semana pasado. Una niña de 15 años con retraso madurativo fue secuestrada y abusada por al menos cinco personas.

 

Ante la denuncia policial por parte de los padres, en la comisaría destacaron que no tenían pistas de los secuestradores. Fueron los vecinos los que alertaron que por Facebook estaban circulando foto de la menor en su cautiverio difundidas por los mismos  delincuentes. Los propios vecinos señalaron que conocían a los violadores.

 

Ante la pasividad policial, los vecinos se organizaron y marcharon. Más de 300 personas se dirigieron a la comisaría a exigir justicia por la menor y, por supuesto, a pedir explicaciones sobre el accionar de la fuerza en la zona. La indignación de los vecinos se  tradujo en una pueblada que tomó la comisaria en reclamo de respuestas.   

 

Finalmente, con posterioridad a la pueblada tres sospechosos fueron detenidos.

 

La comisaría de Delfín Gallo está fuertemente cuestionada por los vecinos. Hace unos meses atrás, se dejó ir sin más a un conocido narco que estaba allí alojado, la  connivencia con el delito está fundada en los hechos. Por otro lado, fue también la comisaría que se encargó del caso de la muerte del sacerdote Juan Viroche, todo el pueblo está de acuerdo en que el cura fue amenazado repetidamente por delincuentes y la policía no movió un dedo. 

 

La organización y movilización popular es imprescindible para enfrentar la complicidad policial con la delincuencia organizada. El ejemplo de Delfín Gallo da cuenta de ello, si no se hubieran organizado y movilizado el caso hubiera quedado en la más completa impunidad.