Políticas

11/2/2015|1350

Un #8M y un #24M contra el Estado de espías y represores


La superposición de múltiples contradicciones (económicas, judiciales, internacionales) le otorga a la crisis desencadenada por la denuncia y la posterior muerte del fiscal Nisman un carácter potencialmente explosivo. Es un campo minado para la campaña electoral. La convocatoria a una movilización callejera por parte de fiscale y jueces es una manifestación de quiebra en el aparato estatal. Anuncia un reforzamiento de la ofensiva que tiene en la mira el enriquecimiento ilícito de la familia presidencial, incluido el lavado de dinero. Los periodistas interpelan a los entrevistados acerca de un acortamiento del mandato de CFK.


 


 


Crisis de Estado


 


La marcha del #18F es singular: los encargados de proveer justicia salen a la calle a exigir la provisión de justicia al Estado al que representan. Entre los pliegues de fiscales y jueces se movilizan políticos que formaron parte hasta hace poco del gobierno, como Massa o Alberto Fernández, o conspiradores profesionales como Mauricio Macri, que inscribió como jefe de la Metropolitana a un encubridor del atentado a la Amia y organizó un servicio de espionaje paralelo. Unos y otros son responsables del proceso político que culminó con una guerra entre servicios y la muerte de un fiscal a cargo del tema más explosivo del país.


 


Para estos disidentes, o sea ex oficialistas, los K han montado un trabajo de recolonización de todos los servicios de espionaje del país bajo la batuta del jefe del ejército, César Milani. O sea que estamos en presencia de una crisis militar. Argentina se encuentra ante enfrentamientos que superan la capacidad de contención de un proceso electoral.


 


La cuestión de la ley de inteligencia está ligada a esta crisis. El trámite exprés para su aprobación es inevitable, casi fatal, pues apunta a consagrar la primacía de Milani sobre todos los servicios del Estado. Horacio Verbitsky sugiere que el debate del proyecto tome su tiempo y hasta que pueda servir de puente con la oposición. Es una cortina de humo. El CELS no demoró en aplaudir la designación del militar del Operativo Independencia, para rectificarse con circunspección cuando se revelaron las fechorías del beneficiado.


 


El trámite exprés es funcional a la creación de un hecho consumado que no resistiría un debate con especialistas. Se ha señalado, con razón, que el principal perjudicado por todo este asunto es el departamento de investigaciones del Ministerio de Seguridad, lo que implica que la 'hipótesis' de la lucha contra el narcotráfico pasará al Ejército. Este enroque significa, ni más ni menos, la militarización de las barriadas, como ocurre ya en México y Brasil, que es la línea fundamental del Pentágono norteamericano. El ex presidente Clinton se acaba de 'disculpar' ante el mexicano Peña Nieto por haber provocado la crisis descomunal por la que atraviesa ese país, a partir de la estrategia bastarda que impuso a fines de los '90. La Gendarmería y el Ejército ya han comenzado su labor en los barrios con el cuento de la acción humanitaria.


 


 


“Vamos por más”


 


La “marcha del silencio” no opera en el vacío. Está acompañada de la clara intención de dinamizar las causas contra la corrupción oficial. Bonadío ha largado nuevas iniciativas. El denunció haber sido amenazado, tiene en sus manos la causa de Hotesur y se transformó en uno de los principales convocantes la marcha. Las apelaciones lograron sacar al subrogante K de la Justicia electoral bonaerense y hasta Clarín logró un fallo que manda la ley de medios al diablo -aunque ha servido para un generoso reparto en beneficio de operadores K. La fronda judicial logró voltear también a los subrogantes que digitó la procuradora general. Ahora tiene que nombrar al reemplazante de Nisman bajo la mirada conspirativa de jueces, fiscales y la Daia.


 


Macri, Massa, los radicales, Binner, Cobos se han sumado al #18F; no tienen capacidad para convocar por ellos mismos. Pero la dirección electoral de la movilización es hacia los candidatos que se ponen a la derecha del gobierno.


 


El aparato pejotista de gobernadores e intendentes se ha quedado del lado del gobierno. Es muy tarde para abandonar el barco, salvo que salten todos los diques. Muchos K, sin embargo, sugirieron que el oficialismo se sume a la marcha “destituyente” (como Pampuro, Verbitsky y Brienza). Desde afuera, nadie quiere mover el piso: ocurre que no solamente progresan las negociaciones entre Estados Unidos con Irán en materia nuclear, sino también sobre el conjunto del Medio Oriente y Palestina. Se acaba de informar en forma oficial que los yanquis comparten información militar con Bashar al-Assad. Un eje Irán-espacio bolivariano ha quedado sepultado por la crisis venezolana y por las negociaciones de Obama con Raúl Castro. Los yanquis quieren que CFK se vaya por la puerta de adelante; los ajustes de cuentas quedarían para después. Ya tienen bastante con la perspectiva de una salida de Grecia del euro y con el retroceso militar y político que enfrentan en Ucrania. La salida ‘más barata’ para el imperialismo es que se vote en octubre. 


 


 


Iniciativa


 


La crítica de izquierda a la movilización derechista, como factor de clarificación, debe servir para arrebatarle la iniciativa. El próximo 8 de marzo, día internacional de la Mujer trabajadora, debe servir para ocupar las calles con reivindicaciones políticas; lo mismo más tarde, el 24 de Marzo, aniversario del golpe genocida. Esas reivindicaciones son la apertura de los archivos (no sólo sobre Amia, sino sobre ladesaparición de Jorge Julio López, los asesinatos del 19 y 20 de diciembre de 2001, de Kosteki y Santillán; la desaparición de personas y otros numerosos delitos contra el pueblo) y la destitución de Milani. El desmantelamiento de los aparatos de espionaje y represión no debe ser confundido con una posibilidad reformista del Estado actual, sino como una reivindicación por el gobierno de los trabajadores.