Un año de la muerte de Alberto Nisman: una gran puesta en escena
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La foto del presidente con la familia del fiscal fue sólo el momento culminante de un conjunto de gestos del gobierno dirigidos a presentarse como capaz de terminar con la política de impunidad en el caso Nisman (2015) y Amia (1984).
El gobierno derogó de hecho el Memorándum que Argentina había firmado con Irán bajo CFK invocando el esclarecimiento del atentado a la Amia (lo hizo a través de un procedimiento judicial, soslayando al Congreso de la Nación, siendo que el Memorándum tenia jerarquía de ley).
Inocultablemente, a instancias del gobierno, la fiscal fue desplazada de la “investigación” que condujo durante once meses hacia la nada más completa, siendo que los videos que mostraron cómo ella, el ex secretario Sergio Berni, policías federales y prefectos contaminaron la escena del crimen debieron ser suficientes para apartarla de entrada.
El gobierno ha anunciado, además, que enviarán al Congreso un proyecto de ley de “juicio en ausencia”, una decisión que hace propia la exigencia de la Daia, la Amia y el Estado de Israel.
Finalmente, el Presidente designó titular de la Unidad Amia al ex senador chubutense Mario Cimadevilla (UCR), quien aseguró que “se acabó el encubrimiento”.
¿Algo va a cambiar?
Peones de la política yanqui
Hasta septiembre de 2010, CFK estuvo acusando al gobierno de Irán de encubrir a los culpables del atentado terrorista contra la Amia. El gobierno “nacional y popular” no hacía otra cosa que seguir el libreto norteamericano de apuntar contra Irán, contra quien promovía un conjunto de sanciones económicas brutales para forzar su renuncia a un desarrollo de energía nuclear -siendo que Israel tiene el mayor arsenal nuclear de todo el Medio Oriente. El fiscal general del caso Amia era Alberto Nisman y su mano derecha, Stiuso, ambos nombrados por Néstor Kirchner presidente en 2004. Fueron ambos, a instancias del gobierno, quienes siguieron la letra de sus mandantes de la CIA y el Mossad para orientar la causa hacia la “pista iraní”, por completo inconsistente pero conveniente a las necesidades políticas de Washington y del sionismo, dejando de lado la conexión local, sin la cual el atentado es imposible de concebir. Una de las piezas de ese armado fue “el Fino” Palacios, puesto por MM al frente de la Metropolitana por recomendación del Mossad israelí.
A fines de 2012, CFK anunció en las Naciones Unidas la negociación con Irán dirigida a constituir una Comisión de la Verdad con el objetivo de desentrañar lo ocurrido, lo que abrió la crisis en el gobierno y en los servicios. En ese año ya estaba en marcha el giro político impulsado por Obama con vistas a pactar el acuerdo con Irán sobre la base del desmantelamiento parcial de su arsenal nuclear. Es decir, CFK no inventó nada nuevo: acompañó el cambio de frente en este punto del gobierno norteamericano, a sabiendas que el Memorándum establecía la sanción de un “punto final” que colocaba la autoría del atentado a decenas de miles de kilómetros de Buenos Aires y absolvía de hecho a la “conexión local”. Desde lo ocurrido en la Amia (1994), todos los gobiernos han jugado un papel encubridor, como piezas de la diplomacia de todos los protagonistas de los atentados -Estados Unidos, Israel, Siria, Irán, y dejando de lado invariablemente la responsabilidad del Estado argentino y los servicios en ellos.
La pregunta es: ¿el gobierno de Cambiemos, peón de la diplomacia norteamericana, va a variar el libreto de la camarilla que le antecedió?
Evidentemente, no.
Un nuevo debate público
El gobierno MM está consumando, por lo tanto, una gran puesta en escena.
La foto con la familia oculta la continuidad del inmovilismo y el encubrimiento.
La decisión de dejar caer el Memorándum es matar un cadáver, porque la firma de ese documento ya había sido declarada inconstitucional -antes lo habían dejado caer los iraníes, que nunca lo ratificaron. La jueza puesta a cargo de la causa es tan responsable de las tropelías que anularon las pruebas como la fiscal. El proyecto de ley de “juicio en ausencia” es una mascarada: una simulación para imponer condenas en ausencia de acusados, testigos y pruebas.
En su momento, Néstor K. prometió abrir los archivos de la Side para avanzar en la causa Amia y no lo hizo. Una investigación sin límites establecería la responsabilidad de la mano de obra desocupada y los servicios de seguridad entrelazados con los ex grupos de tareas en la masacre (o en las masacres: embajada de Israel – 1992, Río Tercero – 1995).
El Partido Obrero rechazó el Memorándum en su momento, precisamente porque encubría la responsabilidad de la CIA, el Mossad, la ex Side, etc. en los desvíos y encubrimientos de la investigación. Denunciamos la impostura del gobierno y reclamamos que se abran los archivos de todos los Estados involucrados y se produzca un nuevo debate público en el Congreso y en la sociedad.