Por enésima vez, otro grave incidente involucra a la megaminería. Un camión de la empresa FMF Argentina SRL, el pasado 4 febrero, volcó y derramó miles de litros de químicos a unos 15 kilómetros de la planta de carbonato de litio de la firma estadounidense Livent, en el Salar del Hombre Muerto, en el departamento catamarqueño de Antofagasta de la Sierra.

El ministro provincial de Minería, Marcelo Murúa, confirmó  en la apertura de la Asamblea Provincial de la Comisión Tripartita para la Igualdad de Oportunidades del litio Catamarca que “eso sucedió hace unos días y se activaron los protocolos de seguridad, la empresa activó las áreas de emergencia para poder actuar. Está toda la documentación presentada y en base a eso se conocerán las medidas que se tomarán. De acuerdo al registro fotográfico, el vuelco del vehículo y el derrame de sustancia peligrosas está confirmado, traía ácido y se está investigando para conocer cómo se actuó en el momento, porque está previsto un protocolo de acción para este tipo de contingencias. A nosotros como organismo de contralor nos corresponde seguir de cerca que todos los pasos establecidos en ese protocolo se lleven adelante” (Página 12, 14/2).

Encubrimiento

Las declaraciones del ministro Murúa son una confesión de partes de un modus operandi de las corporaciones megamineras y la complicidad de los Estados. Ocurre que el ministro en yunta con Livent minimizó los efectos del accidente y no especifica si los debidos controles de la policía minera fueron suficientes o cae en contradicciones. Se sabe de los cuantiosos derrames en las zonas de explotación minera en las provincias del NOA o la región cuyana y siempre los ocultan, subestiman y los reportan tardíamente. No pudiendo estimarse con exactitud los daños ocasionados y las medidas de contingencia que hubiera correspondido aplicar. Las empresas están a sus anchas para armar “el escenario del crimen” a su conveniencia, por supuesto con la venia de las autoridades provinciales.

Livent

En varios artículos de Prensa Obrera se ha desarrollado la cuestión del mineral litio, clave en la actualidad por ser la materia prima para la posterior fabricación de baterías para los artefactos electrónicos y vehículos eléctricos. En el caso de Livent, cuenta en las provincias de Salta y Catamarca con un prontuario de depredación ambiental y saqueo económico y que los diversos gobiernos apañan. Expresados en las denuncias y luchas de las comunidades afectadas en la destrucción de los salares (humedales de altura) sin la más minina evaluación de impacto hacia la biodiversidad de la zona y contaminación de los suelos y cursos de agua. Por otro lado, a estás compañías el Estado les brinda todo tipo de subvenciones y exenciones para que sus ganancias salgan totalmente limpias a costa de la mayor miseria del pueblo trabajador.

Una salida inmediata

Urge organizar una comisión independiente compuesta por trabajadores, técnicos, las organizaciones ambientales, pueblos originarios, para esclarecer los hechos recientes y pasados y establecer un plan de remediación cuyos costos lo paguen las grandes patronales mineras. También es importante la organización de los trabajadores mineros por sus condiciones laborales, frente a una burocracia sindical entregadora. Por supuesto, una perspectiva de fondo solo la puede brindar un gobierno de los trabajadores, que establezca una nacionalización e industrialización minera en pos del desarrollo del país y  armonía con la naturaleza, fuera de la lógica perversa del capital.