Políticas

24/1/2002|738

Un claro análisis político

La caída de De la Rúa y el apresurado ascenso de Duhalde tampoco es el resultado de la “espontaneidad” histórica. Hace dos años, el PO previó esta “alternancia” de gobierno y de funciones. En setiembre del ’99, un mes antes de las elecciones, Prensa Obrera denunció en tapa: “De la Rúa: ajuste y devaluación. Duhalde: devaluación y ajuste” (ver facsímil).


El PO no es adivino, toma en cuenta las tendencias del proceso social y político. En aquella oportunidad caracterizamos que “el plan FMI-Machinea es simple: más ‘ajuste’, pero sólo contra los trabajadores”. Agregábamos: “Este ‘plan’, sin embargo, está condenado al fracaso” y “en muy poco tiempo, un gobierno aliancista nos llevaría a la cesación oficial de pagos y a la devaluación”.


Pero, decía PO, en 1999: “Es aquí donde entra Duhalde”. Se caracterizaba que sus anuncios de bajar impuestos, suspender despidos, etc., “sin control de cambios y del comercio exterior y sin una intervención a los bancos, conduce a la devaluación y también al ‘ajuste’, para parar la inflación que desataría la devaluación”.


¿Algún otro partido previó con dos años de anticipación este fracaso político? No reivindicamos una intuición genial, sino el método de análisis marxista revolucionario.


Antes, el PO había también caracterizado, en las elecciones de 1989, que de la mano de Menem subiría Alsogaray, mientras que la izquierda democratizante consideraba que venía alguna variante de populismo (el PCR integró las listas que llevaron a Menem al poder, IU discutía apoyarlo en el Colegio Electoral).


Pero el PO, que no es un comentarista, decía: “Entre guatemala y guatepeor, de un lado, y guatepeor y guatemala, del otro, los trabajadores no tienen opción. Salvo la de tomar las cosas en sus propias manos”. Y es sobre esta caracterización que el PO trabajó en estos dos años, reforzando sus filas y su influencia política.


El gobierno duhaldista aplica la devaluación contra el pueblo trabajador y sobre ella profundiza el “ajuste” que reclaman los banqueros y el FMI. La salida es poner en pie un gran partido de la clase obrera y luchar por “que se vayan todos, Asambleas Populares, imponer una Asamblea Popular Constituyente a nivel nacional, en las provincias y en los municipios”.