Políticas

12/8/2016

Un eslabón más en el desguace de la salud pública

El delegado congresal de Cicop, Gastón Quiroga, fundamenta su rechazo al Plan Universal de Salud anunciado desde la presidencia de la Nación.

delegado congresal de Cicop. Tribuna de salud


El anuncio del presidente Mauricio Macri de la puesta en marcha de un “Plan Universal de Salud” pone de manifiesto el reforzamiento de una política de destrucción de la salud pública y de exclusión social.


 


Este plan establece que para poder atenderse en el sistema público, cada paciente deberá tener una credencial que contenga datos personales, historia clínica única, y que permitirá obtener descuentos en medicamentos. Reedita la propuesta electoral previa a las Paso de 2015 de Julián Domínguez (FpV), que proponía crear la “tarjeta de salud” como requisito para ser asistido en el hospital público.


 


Ambas opciones comparten un mismo principio, reducir la accesibilidad a la salud pública a una franja social determinada, transformando así el derecho a la atención gratuita de la salud en un subsidio personal a la salud, teniendo que reunir el beneficiario ciertos requisitos de inclusión.


 


En su presentación, Macri habla de que “se invierte un presupuesto importante en salud” y de “ordenar y administrar mejor el presupuesto”. Hospitales destruidos durante décadas, con trabajadores precarizados, salarios de miseria y paupérrimas condiciones laborales, con tecnología obsoleta, en donde abunda el desmantelamiento y cierre de servicios esenciales para la comunidad, tienen su razón de ser en una política de pulverización de la salud pública, cuya base de sustento son los presupuestos de miseria y ajuste en el área de salud.


 


El desarrollo de planes como Nacer o Sumar, o la atención de Pami en los hospitales públicos, obligan a la facturación de servicios de atención, sosteniendo la idea de la autogestión de los hospitales, y escondiendo políticas privatizadoras. Este plan de “cobertura universal de la salud” sigue la misma línea.


 


Otro punto del plan es la creación de una Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías de Salud que estudie los medicamentos, productos, técnicas y procedimientos “adecuados” para atender cada enfermedad, con el objetivo de “bajar costos”. Es decir que el gobierno tendrá injerencia en la atención y el tratamiento de los pacientes, estableciendo si un medicamento, una técnica o un procedimiento son los adecuados según el costo que tengan para el Estado. Con su credencial, ahora el paciente tendrá descuentos en farmacias para adquirir medicación que debería ser entregada en forma gratuita. Dicho de otra forma, es administrar la miseria a costa de la salud de las personas y violentar el acto médico.


 


Es la salud pensada como gasto, el enfermo considerado un número.


 


La burocracia sindical ya ha dado su venia al gobierno nacional. Esto porque como parte del plan, recibirá parte del dinero que el Estado nacional le adeuda a las obras sociales. Dinero de los trabajadores, claro está, pero que forma parte de la caja negra de los sindicatos. Todo a cambio de prolongar aún más la tregua de estos con el gobierno nacional, en favor de intereses propios de sus burócratas y en contra de los de los trabajadores.


 


Desde Tribuna de Salud nos oponemos a una salud pública de indigencia, a una atención diferenciada según la condición social o económica del paciente.


 


A este plan le oponemos un sistema de salud única, universal, pública, gratuita y de excelencia, centralizado a nivel nacional.


 


 


Es en ese camino que decimos:


 


Aumento de emergencia del presupuesto de salud


 


Triplicación del presupuesto de salud sobre la base de impuestos extraordinarios al gran capital, a la renta financiera y a la industria farmacéutica


 


Salario inicial igual a la canasta familiar para todos los trabajadores de la salud


 


Recomposición y expansión de los planteles asistenciales de hospitales y centros de salud según los aumentos demográficos de la población


 


Por programas de atención primaria de la salud en todos los barrios


 


Producción estatal y de calidad de medicamentos e insumos, y de esta forma reducir los costos originados en la ganancia capitalista de los fabricantes


 


Por todo esto, y para defender la salud pública, los trabajadores de la salud debemos organizarnos y poner en pie un gran movimiento de lucha contra el ajuste de Macri y los gobernadores.


 


Mientras tanto, la salud pública se desangra, y ya no puede mantenerse más en pie con el sudor de sus trabajadores. Sudor que hoy es sangre. Sangre que hemos de transformar en lucha y dignidad para nuestros hijos.