Políticas

30/6/1988|232

Novena parte

¿Un frente contrarrevolucionario mundial?

Sobre el Congreso del MAS

A lo largo de estas notas hemos puesto reiteradamente de relieve la función completamente oportunista de la tesis del Mas según la cual habría una situación revolucionaria tanto en Argentina como a nivel mundial, que dataría de hace casi dos décadas. De acuerdo con el Proyecto de Tesis de la Liga Internacional de Trabajadores, la validez de esta caracterización se extiende a “paraísos turísticos como Tahití, las Islas Vírgenes y Fiji" (pág. 19).

Es que, aunque el Mas afirme de palabra que existe una situación revolucionaria, todas sus referencias concretas a la situación nacional y mundial la niegan. Por ejemplo cuando afirma que la clase obrera argentina tiene una “conciencia ultracapitalista”; o cuando dice en un texto reciente publicado en su periódico, que la situación argentina hasta junio de 1989 estará dominada por las elecciones y por la ausencia de luchas de conjunto; o cuando plantea el carácter remoto de la reivindicación del gobierno obre-ro (pero no la de la “democracia con justicia social”); o cuando asegura que la situación mundial en su conjunto es revolucionarla, a pesar de que no lo es en los países avanzados, donde se concentra el 80% del proletariado mundial.

Este “doble discurso” le permite al Mas cubrir con una fraseología revolucionaria sus planteos electoreros, o los frentes democratizantes con el stalinismo y los burócratas sindicales (Villaflor) y hasta reclamar un frente común de países burgueses en torno a la moratoria del pago de la deuda externa —algo que estos regímenes (incluido el argentino), ya parcialmente hacen desde hace mucho tiempo con la tolerancia y aun el apoyo del Imperialismo.

Oscilando entre la situación revolucionaria de palabra y la negación de esta situación en los planteos concretos, el Mas es Incapaz de caracterizar la situación intermedia que viven la mayoría de los países del mundo, entre una situación prerrevolucionaria y revolucionaria, en algunos casos con elementos de fuerte atraso político, y que se desplaza de un polo al otro de la revolución y la contrarrevolución. A partir de aquí oculta la función Insustituible de la política revolucionaria para que puedan crearse situaciones realmente revolucionarias.

Pero el documento de la LIT Introduce otro elemento completamente ultraizquierdista a la caracterización abstracta y oportunista de la situación revolucionaria. Es así que dice que la “ofensiva inmisericorde dirigida por el Imperialismo, a la que se han plegado incondicionalmente los aparatos socialdemócratas y stalinistas, no admite concesiones de ningún Upo a las masas. No hay lugar para concesiones y reformas cuando está en juego la supervivencia del sistema en su conjunto”.

Este “diagnóstico” completamente extremista revela la total Incomprensión que tiene la UT de lo que es una situación revolucionaria. Esto lo dice sin pestañear el partido que pidió una ley de aumento del presupuesto educativo durante la huelga docente, que plantea la moratoria y que en toda oportunidad que puede “achica” las reivindicaciones, para hacerlas “concretitas”. “viables” y compatibles, especialmente con el régimen Imperante.

Si el Mas fuera mínimamente consecuente con su planteo deberla declarar la caducidad de todo sistema de reivindicaciones obreras y nacionales y proclamar como única consigna la toma del poder y la implantación Inmediata del comunismo.

La situación revolucionarla estructural y permanente que describe el Mas, o la LIT, no ha existido ni existirá jamás. La situación revolucionaria no es un fenómeno económico sino político, que se relaciona con la conciencia de las clases y la lucha de clases.

Pero tampoco la sociedad capitalista está adecuadamente caracterizada en la descripción citada. Aun en la época de la más feroz decadencia capitalista, el retroceso de las fuerzas productivas no se manifiesta en todas las ramas y países al mismo tiempo, ni tampoco tiene un curso lineal sino cíclico y convulsivo. Otra diferencia son los recursos desiguales acumulados por los distintos Estados, lo cual amplía el margen de intervención y de concesiones de los gobiernos de tas naciones más ricas.

En la descomunal depresión de los años 30, los obreros de Francia y Estados Unidos arrancaron las mayores concesiones de su historia. Los norteamericanos pudieron conservarías, los franceses no. Poco después, la Gran Bretaña deudora y en ruinas de 1945 produjo las mayores reformas sociales de ese país. Gracias a un cambio de la coyuntura económica y al gran poder ganado por el proletariado, la burguesía se abstuvo de atacar estas conquistas por casi veinte años.

Cuando en las condiciones de la decadencia y del parasitismo capitalistas, se desarrolla una tendencia económica declinante de largo plazo, esto de ningún modo significa que se clausuraron las posibilidades de concesiones y por lo tanto la vigencia de la lucha reivindicativa. ¡El imperialismo no está privado de la posibilidad de maniobrar con concesiones frente a una presión revolucionaria de la clase obrera! En condiciones históricas de decadencia, el capitalismo no puede absorber durablemente esas concesiones y por sobre todo no puede tolerar el ascenso del proletariado. La lucha reivindicativa se desarrolla así en un terreno revolucionario. Las reivindicaciones en una época convulsiva deben ser precisadas para atacar profundamente el monopolio capitalista, fundamentalmente por medio del control obrero. Pero es precisamente de esto que carece el programa del Frepu — revelando con ello su completa adaptación a la crisis capitalista. Por medio de la lucha por las reivindicaciones que impone la crisis, el proletariado abre su vía al poder. Fuera de este camino, no hay ninguno.

La tesis ultraizquierdista corresponde exactamente al slogan preferido de la burguesía: “no hay nada para repartir”; “el Estado ya no sirve ni para hacer estatismo”. Esto es falso. El estatismo en favor del capital es hoy más furioso que nunca. Hay un enorme capital parasitario depositado en los bancos, hay capacidad de producción ociosa, algunas industrias obtienen súper- beneficios en medio de la crisis, los recursos acumulados del capital son inmensos. Emprendamos una lucha revolucionaria contra este capitalismo agonizante por el pan y el trabajo. Es una lucha que debe transformarse en revolucionaria, porque las concesiones que si se pueden arrancar a los capitalistas exigen un combate excepcional y porque esas concesiones serán meras maniobras en la guerra de clases, no una conquista estable.

La base teórica del ultraizquierdismo es común al ultraoportunismo. La teoría de las “imposibilidades" o del “todo o nada" sirve para justificar tanto al hiperactivismo abstracto como a la completa adaptación política. El ario pasado el stalinista PIT-CNT de Uruguay hizo aprobar en su congreso la tesis de que la crisis no permitía planteos reivindicativos o soluciones parciales. Por eso proponía una concertación nacional para las “reformas de estructura”. La base teórica de este planteo es la misma que la de la UT.

Pero no tenemos que irnos al Cerro de Montevideo para hacer esta constatación. En la “casona” de Azopardo y Chile, el PC y el Mas dieron su completo apoyo al programa de 26 puntos de la burocracia de CGT, los cuales precisamente no planteaban ninguna reivindicación Inmediata y apremiante de las masas, pero si, como su número lo Indica, abundantes reclamaciones referidas a cambios “estructurales” que contrarrestaran la declinación de la acumulación capitalista.

Es decir que sobre la base teórica del ultraizqulerdismo, y con la cortina de humo de la verborragia revolucionaria, el "Proyecto de Tesis” de la LIT-Mas asientan una política de adaptación al régimen capitalista en descomposición.

Frente Contrarrevolucionario Mundial

Según el proyecto de Tesis de la LIT una de las características de la situación mundial es la existencia de un Frente Contrarrevolucionario Mundial que abarca al conjunto del imperialismo y de las burocracias y al conjunto de las direcciones burguesas y pequeño burguesas, es decir Cafiero, Siles Suazo, Alan García, Noriega, al castrismo. al sandinismo. al FMLN de El Salvador, al Congreso Nacional Africano, la OLP, al IRA de Irlanda, y en general a todos los movimientos que entran en aquella caracterización de la LIT. de la cual no se debería excluir tampoco a la dirección clerical o filo clerical del Solidaridad polaco.

Entretanto, el Mas propugna en Argentina un frente con el PC, el que no seria, en rigor. sino una de las diversas subramas del FCM. Si seguirnos al planteo de la LIT, el Mas entró en 1985 al FCM. salió de él en 1987 y quiere entrar ahora de nuevo.

El Mas reivindica constantemente también a otro socio del FMC, a “Dom” José Samey el único espécimen vivo que aplicó alguna clase de moratoria según los términos del Mas, realizando la enorme proeza histórica de reforzar las reservas de divisas del Banco Central de Brasil — y también de aumentar la deuda externa y bajar violentamente el nivel de vida miserable de los brasileros.

Esta tesis del FMC no es nueva, ni tampoco es original del morenismo. En las “tesis” que. a mediados de 1981, redactara el Comité Internacional, un bloque pasajero de consecuencias negativas definitivas, entre la organización de Moreno y la organización francesa que dirige Fierre Lambert. se decía que la burguesía nacional era “fundamentalmente un agente del imperialismo en las fronteras nacionales” y que todas las "direcciones guerrilleras" eran “contrarrevolucionarias. independientemente de las Intenciones de los que la componen”. Esto último es el colmo del desatino y de la arbitrariedad, pues no puede ser caracterizada como contrarrevolucionaria una dirección a la que se le reconocen objetivamente “intenciones revolucionarias” (Recomendamos vivamente la lectura de la Revista Internacionalismo n° 4, de agosto de 1981, porque constituye un antecedente fundamental de la presente critica).

Hace 113 años y 4 meses, Engels le escribía al socialdemócrata Bebel lo siguiente, en referencia al Programa del P.S. aprobado en la ciudad de Gotha. “Este programa comienza por aceptar la frase siguiente de Lasalle que bien que sonora, es históricamente falsa: frente a la clase obrera, todas las otras clases no forman sino una sola masa reaccionaria. Esta frase no es cierta más que en algunos casos excepcionales, por ejemplo en una revolución del proletariado como la Comuna, o en un país donde el Estado no ha sido modelado a su Imagen sólo por la burguesía, sino don-de, después de ella, la pequeña burguesía democrática llevó a término esta transformación hasta sus últimas consecuencias. ¿SI en Alemania, por ejemplo, la pequeña burguesía democrática perteneciera a esta masa reaccionaria, cómo hubiera podido el Partido Obrero Socialdemócrata marchar con ella de la mano durante arios, con el Partido Popular? ... ¿Y cómo es que por lo menos siete de las reivindicaciones del programa (socialista) se encuentran, palabra por palabra, en los programas del Partido Popular y de la democracia pequeño burguesa?”.

Lo mismo cabría preguntarte al Mas con relación a su alianza programática con el PC.

La LIT coloca en el Frente Contrarrevolucionario Mundial a todos quienes no plantean la revolución socialista. Esto lo lleva a poner en el mismo plano histórico al imperialismo. a la burocracia obrera, a la burguesía de las naciones oprimidas y a la pequeña burguesía democrática. Pero en tanto que el imperialismo es la expresión histórica de la contrarrevolución, la burocracia es una excrecencia contrarrevolucionaria por referencia a las tareas históricas e internacionales de la clase obrera, en tanto que la burguesía y la pequeño burguesía de los países atrasados procura ampliar el marco del desarrollo capitalista nacional a expensas. relativamente, del imperialismo, y de la clase obrera.

Solamente cuando todas estas clases han encontrado la solución a sus problemas sociales en el marco del Estado burgués y del orden internacional capitalista; o solamente en las vísperas de la revolución proletaria; solamente en estas condiciones forman un bloque contrarrevolucionario unido.

Es el caso de los países imperialistas, que han integrado políticamente a la pequeña burguesía, y donde por este motivo los partidos pequeño burgueses no plantean reivindicaciones históricas progresivas.

Es el caso también de los "frentes populares” entre la burguesía y los partidos obreros en situaciones revolucionarias, que se estructuran como recursos últimos contra la revolución proletaria inminente.

El Frente Contrarrevolucionario que agrupe a todas las fuerzas sociales hostiles al proletariado y a la revolución proletaria, sólo puede tener lugar de un modo excepcional, es decir, concreto. La situación mundial actual no se caracteriza aun por la inminencia de revoluciones proletarias, sino por revoluciones, insurrecciones, huelgas generales y guerras revolucionarias que están dirigidas por partidos o frentes pequeño burgueses. Estas luchas no tienen salida sino por medio de la victoria de la revolución proletaria mundial, y es en esa dirección que hay que luchar para superar sus presentes limitaciones políticas, a través de un partido revolucionario.

Los acuerdos entre Reagan y Gorbachov son incuestionablemente contrarrevolucionarios y constituyen un nuevo Intento de viabilizar un Frente de alcances internacionales. Pero para que esto se concrete el imperialismo deberá todavía arrancar concesiones históricas y decisivas a los Estados Obreros y modificar la naturaleza social de la burocracia o de la fracción procapitalista que se quede con el poder.

Los “frentes populares” son recursos excepcionales, es decir episódicos, contra la revolución proletaria. Un Frente Contrarrevolucionario de alcance mundial y de características permanentes exige la transformación de la burocracia dé los Estados obreros en clases “compradoras" del Imperialismo mundial. Este requiere, para el imperialismo, no una situación mundial revolucionaria, sino contrarrevolucionaria. NI qué hablar de la integración a ese Frente Contrarrevolucionario de todas las direcciones pequeño-burguesas del mundo.

Entretanto, el Frepu es et embrión del frente contrarrevolucionario que se encubre con banderas democratizantes.

Internacionalismo es otra cosa

La lectura del "Proyecto de Tesis” de la UT revela que no es de ninguna manera un movimiento internacional, sino apenas la proyección de los planteos de cuño nacional de la corriente morenista. En esto consiste, precisamente, si las palabras tienen algún sentido, el “nacional-trotskismo”, es decir el estrangulamiento del trotskismo por medio de planteos nacionalistas.

El morenismo ha recalado en todas las combinaciones organizativas de tos últimos arios a nivel internacional. Tiene una tradición de veleidad. En cada uno de los sucesivos bloques, el morenismo adoptó las banderas programáticas de sus ocasionales aliados. Fue “pablista” hasta 1952, "ortodoxo” hasta 1963 (mientras se hacía peronista en Argentina), mandeliano a partir del ‘63 (y por lo tanto guerrillerista y procubano) antiguerrillerista y democratizante a partir de 196SZ69. lambertiano desde 1980 — del cual copió todas las tesis políticas sin excepción que hoy hacen las veces de programa de la LIT.

En oposición a estas realidades oportunistas y a las maniobras sin principios, el PO plantea un reagrupamiento revolucionario sobre la base del marxismo y de los principios de la IV° Internacional.

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