Un homenajeante de los carapintadas apoya a Izquierda Unida
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El diputado Miguel Monserrat acaba de declarar que “seguramente votará por Izquierda Unida el 14 de Mayo” (Página 12,14/4)
¿Cuál es el significado político del voto de Monserrat a la IU?
Miguel Monserrat, “disidente» del PI, estuvo como un solo hombre el 1a de febrero pasado en el Parlamento en la sesión de homenaje a las FFAA por su papel en La Tablada. Para el diputado «izquierdista» era una sesión de honor, infaltable, y a diferencia de muchos diputados de la Ucedé, el PJ y la UCR que no se molestaron en interrumpir sus vacaciones para concurrir a la sesión. Monserrat dejó de lado todas sus obligaciones y compromisos para rubricar con su presencia y voto el homenaje a los carapintadas. ¡Que no se tijera luego que no estuvo!
Esta defensa de principios del Estado represivo no fue un rapto de circunstancias. Monserrat firmó el Acta Democrática de Semana Santa, y luego— junto con su bloque— prestó quorum para la sanción de la ley de Obediencia Debida. Monserrat también votó la sanción de la ley de Asociaciones Profesionales de Alderete-Alfonsín, que perpetúa a la burocracia en los sindicatos.
Vaivenes de una cafierista
Monserrat fue un alfonsinista de “primera hora”, lo que lo llevó tempranamente a apoyar los primeros acuerdos de Alfonsín con el FMI, en 1984, y el acuerdo con el Vaticano y el imperialismo por la cuestión del Beagle. Su alfonsinismo le duró hasta 1986, cuando comenzó a percibir que la UCR entraba en vertiginosa caída. Pasó entonces a postular el acuerdo con Cafiero.
En marzo de 1986, Monserrat logró que la convención bonaerense del PI desplazara al “viejo tronco radical” (VTR) y que en su lugar, la presidencia de la convención fuera ocupada por “el grupo alendista, liderado por Monserrat y Nazar” dipuesto “a la conformación de un frente con el peronismo renovador en caso de que éste se Imponga en las elecciones internas” (Tiempo, 8/9/86). En las elecciones de 1987 “defendió el acuerdo alcanzado con Oscar Massei en Neuquén y dijo que sería conveniente conversar con De la Sota en Córdoba, porque ambos rompieron con la derecha de su partido” (Clarín, 17/2/87).
Precisamente, la disidencia con el “bisonte” recién se desencadenó luego del triunfo de Menem —un “populismo de derecha” según Monserrat— en la interna peronista. Monserrat intentó a partir de aquí un frente de “cristianos, socialistas y latorristas” con la candidatura del fiscal Molinas, funcionario del Estado y del gobierno alfonsinista.
Este apoyo de Monserrat a la fórmula Vicente-Zamora no sólo delata su política sino también la de IU: confluir con el cafierismo, cuya ruptura futura con Menem consideran un hecho. Semejante frente sería otro obstáculo más a la independencia obrera y a la liberación nacional. El PC, en este sentido, no oculta sus simpatías con los Brunati y De Genaro, ni la posibilidad de converger electoralmente con ellos en 1991. Por su parte, el Mas ya había anticipado su apoyo a la incorporación de Monserrat “a la listas de IU siempre que el legislador rubrique el programa de la alianza”, lo cual no es necesario porque Monserrat dará su apoyo sin participar en las listas de IU.
Al Mas no le importa que Monserrat haya participado del homenaje a las FFAA, algo que Zamora habría hecho también en iguales circunstancias.