Políticas

6/5/1987|180

Un nuevo paso hacia un gran partido de la clase obrera

El acto del 1° de mayo del Partido Obrero ha tenido el significado fundamental de haber sido el único punto de reagrupamiento político revolucionario de la vanguardia de la clase obrera frente al hundimiento del frentismo democratizante, pequeño burgués y con tendencia hacia la derecha, que se protagonizó durante dos años desdé el peronismo renovador y, el ubaldinismo, hasta el Frente del Pueblo. En momentos en que el Estado burgués y los principales partidos patronales asisten a una crisis histórica, la lucha política por estructurar una alternativa política independiente y un polo político revolucionario es decisiva. La tentativa corporizada por el Frepu (y antes por el PI), de estructurar el frentismo antiimperialista en torno a los políticos desplazados del festín de los grandes aparatos y en torno a sus limitaciones e ilusiones políticas, es francamente contrarrevolucionaria; significa colocar un nuevo obstáculo en el camino que debe convertir al proletariado en clase dirigente. El Partido Obrero condenó esta perspectiva hace dos años, denunció su carácter y criticó su programa, y los hechos han confirmado plenamente el diagnóstico y el pronóstico. La firma de las “actas democráticas” por todo el resto de la izquierda, tiene el valor de una definición estratégica, no se agota en uno u otro punto de esas “actas”, constituyen sin más vueltas la caída de la hoja de parra con que el frentismo democratizante pretendió ocultar su dependencia política del Estado burgués.

Por eso las tribunas del Partido Obrero el 1° de mayo en todo el país, fueron las únicas que levantaron una voz y un programa políticamente independientes. Este hecho domina por completo la caracterización que debe hacerse de esta jornada.

Los actos del P.O. variaron, en lo referente a la concurrencia, entre algunas concentraciones muy significativas (como en Tucumán, por ejemplo) y otras de menor relevancia, pero en la inmensa mayoría de los casos reunió a una vanguardia obrera activa y a una masa obrera que actúa políticamente organizada. El acto en Parque Rivadavia, con más de 3000 asistentes, reunió estas características. Barrios como San Telmo, Barracas, Cuartel Noveno concurrieron en varias decenas y como expresión de un movimiento organizado. Sindicatos como gráficos, sanidad, docentes, comercio y en menor medida metalúrgicos, bancarios, SUPE, telefónicos, ferroviarios y lucifuercístas, estuvieron representados por los activistas que juegan el papel protagónico en la lucha contra la patronal, contra la burocracia y por la formación de una vanguardia obrera revolucionaria. Los compañeros de La Plata tuvieron una numerosa presencia, que refleja la maduración creciente de un sector de trabajadores y de la juventud estudiantil. La concurrencia a Parque Rivadavia mostró en todo momento una completa solidaridad política con la denuncia del régimen democratizante y en particular de sus variantes izquierdistas, visualizadas como un factor de freno y de bloqueo para la vanguardia obrera.

El discurso de cierre del acto estuvo a cargo de Jorge Altamira. En él se denunció que el imperialismo y el conjunto de la burguesía sostuvieron, en la última crisis militar, al régimen democratizante, pues éste es el que representa la política burguesa y del imperialismo, y el que la hace políticamente viable. Esta caracterización de clase estuvo completamente ausente en los izquierdistas, por eso ni lucharon consecuentemente contra la sublevación militar, ni denunciaron la política del gobierno en el curso de la crisis, ni pronosticaron su capitulación ante los reclamos de los sediciosos, ni alertaron sobre las características del “acta” contrarrevolucionaria que el gran capital ponía a la firma de los partidos. Ese «acta” es la base del “pacto social” por medio del cual se pretende legitimar la destrucción de las paritarias y de las comisiones internas establecida por la dictadura. La firma del “acta” es la aceptación del orden burgués y por lo tanto de la integración de los sindicatos al Estado.

El cuadro de situación que emerge de la crisis militar y de la evolución general que ha tenido el panorama político argentino, es relativamente simple. De un lado se ha agravado la crisis política, como consecuencia de la impotencia que reveló todo el régimen democratizante para impedir o canalizar la presión militar a impedir su estallido. En el curso de la crisis los principales poderes del Estado fueron un cero a la izquierda, y el propio poder ejecutivo tuvo que ser asistido por un pacto de unión nacional y por el socorro directo del imperialismo. Todas las fuerzas del orden cerraron filas ante la amenazante evolución de la movilización popular.

El cierre de filas de todos los sostenedores del orden burgués, en un cuadro de ataques a las conquistas de organización de los trabajadores constituye, por el otro lado, un poderoso factor que deberá llevar a la clase obrera a romper políticamente con los partidos “populares” de la burguesía. El justicialismo es visto por las masas, en todas sus vertientes, como una sombra del gobierno hambreador. La política del Partido Obrero está dictada por esta caracterización; de ella se desprende la necesidad de atacar resueltamente a la burguesía y sus partidos y llamar a la formación de un partido obrero independiente. Esta conclusión determina también la política a seguir frente a la izquierda: denunciar su condición de sucursal política de la burguesía democratizante, y en gran parte también del stalinismo que actúa en función de la política de conciliación de clases a escala internacional, y condenar sus planteos frentistas por el completo sometimiento de éstos a la demagogia nacionalista y a la defensa de principios del régimen actual. El frentismo pequeño burgués entró en completa bancarrota en semana santa, pero aún mucho antes de esto fue incapaz de convertirse en canal de la vanguardia obrera, como lo demuestra la enorme derrota que ha provocado en diversos sindicatos, a la cabeza de los cuales está Sanidad.

Las elecciones del 6 setiembre tienen que ser aprovechadas para propagandizar la necesidad de romper con los partidos burgueses y construir un partido obrero. Esta es la cuestión fundamental. Pero la tribuna electoral debe convertirse también, y por, sobre todo, en un factor de agitación que permita potenciar el movimiento de lucha contra el «pacto social” hasta su destrucción. La perspectiva de un “rodrigazo”, unida a esta situación de lucha por las reivindicaciones postergados y la defensa de los derechos de organización y de negociación colectiva, puede plantear en el curso de la campaña electoral la consigna de la huelga general. (Es necesario saber interpretar la huelga en el cordón industrial de Córdoba, en solidaridad con los trabajadores de UTA, en medio del “pacto social”, como una poderosa manifestación hacia la huelga general).

El Partido Obrero ha tenido hasta ahora en su contra las ilusiones democratizantes que dominaban a amplios sectores de la vanguardia sindical y de la juventud, principalmente como consecuencia de la presión de los viejos aparatos de la burocracia y de la izquierda. Esta vanguardia no se puede liberar por si sola de esas limitaciones; debe intervenir para ello un giro fundamental de la lucha de clases y de las características de la intervención de las grandes masas, y la acción política consciente que solo puede partir de un partido armado con un programa revolucionario. Los explotadores de esas ilusiones están en retroceso, sean ubaldinistas, stalinistas o morenistas. Las luchas obreras que arrancan desde la ocupación de Ford, las huelgas de la construcción y de UTA, y el cercamiento de Campo de Mayo por parte de miles de manifestantes, son otros tantos indicios de la tendencia a ese giro fundamental. El deber del Partido Obrero es fortalecer esa tendencia y dotarla de conciencia de sí misma y de la situación existente. Esto habrá de dominar nuestra política.

A una escala aún pequeña, el 10 de mayo que acaba de transcurrir quedará registrado en la historia como un momento focal de los inminentes virajes políticos que se asoman en el país.

Córdoba:

Solidaridad con los choferes y crecimiento del partido

El acto del PO cordobés marcó dos realidades importantes: la primera de ellas fue la presencia de una delegación de los obreros de la empresa 12 de octubre (UTA) que desde hace veinte días vienen luchando por la reincorporación de los despedidos. Uno de los delegados habló en el acto, denunciando la provocación de la FETAP con el objetivo manifiesto de destruir la organización de los choferes. “Para ello —señaló el compañero— cuenta con la complicidad del gobierno, que quiere colocar a la población en contra de los trabajadores de UTA.” Luego de la intervención de este compañero, los 170 presentes votaron, a mano alzada, impulsar el paro activo que la CGT de Córdoba dispuso en apoyo a UTA.

La otra realidad fue el avance en la concurrencia organizada desde varios y (en algunos casos) nuevos frentes de trabajo: los compañeros de la sección 13a de la ciudad garantizaron su asistencia masiva con un micro. La juventud (universitaria y secundaria) tuvo también una presencia importante. El grueso de los restantes compañeros, pertenecía al activismo sindical de la ciudad.

Durante la campaña electoral de noviembre del año pasado, el PO de Córdoba desenvolvió una intensa agitación sobre la masa obrera de los barrios y de los grandes centros fábriles de Córdoba. Centenares de compañeros se organizaron junto al PO. Hoy, gran parte de ellos busca un lugar en las filas del partido: estuvieron en nuestro acto del 1°, junto a la combativa vanguardia de la UTA.

Necesitamos hacer de ellos nuestra base militante, para afrontar una campaña electoral de lucha y denuncia contra el pacto social y sus candidatos, los De la Sota y Angeloz.

Neuquén: Por la victoria de Piedra y de la independencia de clase

En Neuquén, hubo tres actos el 1o. de mayo. A las 11 hs. en la olla de Hidronor, en Cipolletti, convocado por la Uocra de Neuquén y los huelguistas de Piedra. A las 13 horas, uno convocado por la CGT Neuquén en el centro de la ciudad. A las 16 hs. el del Frente de Trabajadores y el Partido Obrero.

En esta secuencia, hubo un acto que se diferenció claramente del resto: el de la burocracia neuquina, convocado de apuro para congraciarse con los huelguistas de Piedra, al cual la burocracia, no llevó ni a su sombra. Un acto sin significación, convocado por dirigentes asociados con el sapagismo que buscan el desangre de Piedra y en definitiva, más que un acto, una impostura.

El acto de la olla fue un acto de solidaridad militante con la huelga contra el “pacto social” y marcadamente antiburocrático. El acto del Frente y del PO fue la continuidad de aquél. El dato más relevante fue la presencia de veinte compañeros de Piedra, en su inmensa mayoría jóvenes activistas que hacen sus primeras armas en la lucha contra la patronal y la burocracia,

Había en el acto compañeros docentes, estatales, telefónicos, trabajadores de los barrios, jóvenes, hasta completar unos 80. Collen Grant, delegado de ATE, fue quien lo abrió señalando su propia evolución de militante sindical a militante revolucionario: “no hay futuro victorioso para la clase obrera si no graba en su conciencia la necesidad de la independencia política respecto de los partidos patronales” Estos y la burocracia, con sus «multisectoriales” y “pactos sociales» constituyen el gran frente contra los intereses inmediatos e históricos de la clase, pero esta batalla por la independencia obrera tiene un termómetro: el fortalecimiento del partido obrero revolucionario.

Un compañero de la Comisión de Prensa de los huelguistas de Piedra denunció a la patronal negrera de Ucasa y señaló las tareas militantes por el triunfo de la huelga. Al final del ciclo se aprobó una ponencia para impulsar acciones prácticas de apoyo y solidaridad en cada sindicato y barrio, organizando la presencia masiva y organizada de trabajadores, jóvenes y vecinos en la olla.

Christian Rath, por la dirección del PO, cerró el acto, denunciando la capitulación del gobierno ante la sublevación militar y a las clases y partidos que han protagonizado el contubernio antidemocrático, señalando la injerencia abierta de la embajada yanqui y de los bancos usureros en el operativo. Este supuesto “17 de octubre democrático”, dijo, se hizo con Braden en la Plaza. Denunció la prolongación de este contubernio en el “pacto social” y destacó la alianza del justicialismo y de la izquierda con el imperialismo, expresada en el “acta democrática”. Llamó a iniciar la campaña electoral bajo la consigna de construir un gran partido de trabajadores que se oponga al frente patronal, contra el pacto social y el sometimiento de los sindicatos al Estado.

Tucumán: Masivo acto en San Pablo

El 30 de abril, más de 500 trabajadores, amas de casa y jóvenes de San Pablo se concentraron en la plaza San Martín, ante la convocatoria del Partido Obrero por el 1° de Mayo. Esta masiva concurrencia cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta que la Comuna — justicialista— lanzó a último momento un festival paralelo, con comida gratis y números artísticos. La mitad de los asistentes al acto de PO eran trabaja-dores del ingenio. La respuesta a la convocatoria del PO es el resultado del tenaz trabajo del Partido durante mucho tiempo y de la labor de agitación y organización previa. Esta fue realizada a través de dos declaraciones: una, denunciando la traición al pueblo por parte del gobierno y los partidos patronales durante la reciente crisis militar; y otra, en apoyo a la lucha por la defensa de la fuente de trabajo en San Pablo.

Desde principios de año, el PO viene desarrollando una intensa agitación, por la confiscación y el control obrero del ingenio. Desenmascaramos las maniobras de la patronal, del gobierno provincial y de la burocracia de FOTIA, toda ventajosa para la patronal y perjudicial para los trabajadores.

“El azúcar —señaló Ricardo Corbalán en el acto— sólo será verdadera riqueza provincial cuando confisquemos a la gran patronal y coloquemos a los ingenios bajo dirección de la clase obrera”. Partiendo de la denuncia de la brutal crisis tucumana, los oradores plantearon la necesidad de un gran partido obrero, que luche por un gobierno de trabajadores y por el socialismo.

En el mismo acto, se lanzó nuestra campaña electoral en Tucumán, invitando a los concurrentes a participar activamente en la postulación y elección de candidatos obreros en la provincia. Al finalizar, varios vecinos y trabajadores del ingenio se afiliaron al PO.

Salta: La única tribuna

Acto en Tartagal

Como ya ocurrió en años anteriores, la única tribuna obrera que se levantó en Salta para el 1° de mayo fue la del PO. Para la dirección sindical de la CGT —completamente integrada al gobierno de Romero— el día de los trabajadores pasó desapercibido.

“El gobierno justicialista de Romero contrajo una deuda con toda la población trabajadora de Salta cuando empezó a pagar los sueldos con bonos” —señaló Claudio del Plá, dirigente regional del PO-. “Ahora, que el bono debe ser rescatado, este mismo gobierno ha anunciado que juntará los fondos para ese rescate reduciendo al personal del Estado y los gastos sociales. Al igual que la deuda externa nacional, el bono —que benefició al Estado y a las patronales— quiere ser endosado a los ¿rajadores ¿Hay mejor confirmación que ésta para mostrar que el justicialismo y el radicalismo sirven a la clase patronal?”

El acto del PO salteño reunió a 120 compañeros, que concurrieron organizados desde las barriadas donde se afinca el progreso del Partido en esta ciudad. Los compañeros que en diferentes barrios promovieron la presencia de trabajadores en nuestro acto, son a la vez. destacados dirigentes de los movimientos vecinales de Salta.

Entre ellos, se destacó la presencia de los ocupantes de viviendas del barrio PROVIPO: estos compañeros reclamaron la adjudicación de las viviendas ocupadas, luego de haber te-nido que abandonar tierras inundables que le había “otorgado” el gobierno provincial.

Horas después de este acto, los compañeros del PO del distrito petrolero de Tartagal —a 400 km de la ciudad de Salta— promovieron una reunión por el 1° de mayo. En esta ciudad, la principal concentración obrera de la provincia, el PO está dando sus primeros pasos en el trabajo organizado como partido.

San Nicolás: La planta que crece

La actividad pública del PO nicoleño se inició en medio de las grandes movilizaciones contra la privatización de SOMISA, protagonizadas por toda la población obrera de la zona. En ese momento denunciamos el compromiso de radicales y renovadores con la privatización, y la necesidad de abrir un rumbo independiente contra la entrega de SOMISA.

Este plan de entrega ha progresado, sobre la base de un ataque a los trabajadores: mientras la empresa se niega a reincorporar a los cesantes por razones gremiales o políticas, aumenta la actividad de las empresas contratistas privadas que pagan salarios más bajos que los percibidos por el personal de planta. La burocracia sindical de la UOM de San Nicolás —ligada políticamente al peronismo renovador no ha encarado ninguna acción efectiva por la reincorporación de los cesantes, y la efectivización del personal contratado.

El PO de San Nicolás se fue abriendo camino a través de estas denuncias y de una agitación consecuente sobre las barriadas y fábricas de la zona. parte de esta labor estuvo en manos de nuestro vocero radial, “La Voz de los trabajadores”, cuya emisión fue suspendida por decisión oficial.

Este primero de mayo reflejó que esta labor se ha traducido en un progreso organizativo: la celebración del 1° sirvió para abrir nuestro Local partidario en San Nicolás, ante la presencia de 50 compañeros metalúrgicos, de la sanidad, de UOCRA y estudiantes. Entre ellos, se encontraba una delegación de militantes y simpatizantes del PO de Villa Constitución, otro de los bastiones obreros de la región.