Políticas

24/3/2007|985

Un plan para tirar a la basura


Con gran despliegue publicitario, Jorge Telerman y la empresa Cliba anunciaron su plan “San Telmo limpio”. En principio, ese llamado “plan” apunta contra el vecindario, al que aplicarán multas de hasta 500 pesos por sacar la bolsita fuera de horario. Además, tres “ambulancias de limpieza” recorrerán las 60 cuadras de nuestro barrio con el propósito de vigilar el (in)cumplimiento de esas medidas.


 


Por supuesto, no se dice que desde 2003 el gobierno de la Ciudad remunera a las empresas privadas de recolección por “área limpia”, lo cual ha producido una corruptela a gran escala: las camarillas oficiales encargadas de las inspecciones están vinculadas con Cliba y compañía, con lo cual –resulta obvio– hacen vista gorda ante los cumplimientos sistemáticos del servicio por parte del pulpo de la mugre.


 


Otro objetivo del “plan”: expulsar a los cartoneros del barrio, quienes, según el gobierno porteño, serían los responsables de la suciedad. No por nada Telerman ha llenado su gobierno de seguidores de Mauricio Macri: el Gran Cartonero (o “cartonero Báez”, como lo llamaba Maradona) ya había propuesto en su momento proteger su negocio de la basura con la policía y el Código Penal en la mano.


 


En verdad, las cosas ocurren exactamente al revés: los 12 mil cartoneros que trabajan en Buenos Aires, desprotegidos de todo y explotados como el que más, son los únicos que se ocupan del reciclado de materiales inorgánicos en toda la Capital Federal. La ciudad llena de roña es la ciudad de Telerman, Filmus, Macri y toda esa banda, no de los cartoneros.


 


Contra los negociados del gobierno y la “patria contratista”, el PO de San Telmo desarrolla una campaña por un sistema único de recolección, reciclado y disposición de basura a cargo del Estado y bajo gestión obrera y vecinal, con la obligatoria incorporación de los trabajadores cartoneros a todas las etapas de la actividad y con plenos derechos laborales.