Políticas

4/10/2017

Un programa de salida a la crisis de la industria frutícola

Candidato a Diputado Nacional por el Frente de Izquierda en Neuqué


Un estudio realizado por la consultora Gabinete MAG arroja que en el último año  la importación de manzanas desde Chile tuvo un crecimiento del orden del 500%. Se suma así un capítulo más de la crisis que atraviesa la fruticultura del Valle de Río Negro y Neuquén.


 


Es claro que los más golpeados por la crisis de esta industria, en primer lugar, son los obreros rurales, empacadores y del frío, azotados por miles de despidos en los últimos años, por condiciones de trabajo ultra precarias y por salarios profundamente atrasados, privados incluso de percibir un plus por zona desfavorable.


 


En segundo lugar, los pequeños productores, que son avasallados por los grandes monopolios frutícolas que acaparan sus tierras: las cinco principales firmas concentran el 70% de la producción total de frutas del Valle de Río Negro y Neuquén y el puerto de San Antonio.


 


Es decir que la “crisis” parió perdedores pero también ganadores.


 


El crecimiento de las importaciones, habilitadas por el gobierno de Macri, redobla la ofensiva que las patronales frutícolas desarrollan, en busca de ganar competitividad, contra los trabajadores del sector. Es la receta patronal clásica para abordar estas situaciones.


 


Junto a esto, crece el lobby empresarial por una nueva devaluación del peso, que al final de cuentas siempre representa una transferencia de ingresos desde los asalariados al capital exportador, en la medida que licúa los salarios que paga en moneda devaluada. Hay que recordar que las mega-devaluaciones (como la de CKF-Kicillof en enero de 2014 o la de Macri en diciembre de 2015) fracasaron como salidas de fondo a la crisis del sector, pues en pocos meses la inflación neutralizó los ‘beneficios’ de la devaluación.


 


No es el “costo laboral” el que encarece la fruta local, sino el “costo empresarial”, es decir, la tasa media de ganancia que buscan obtener los capitalistas frutícolas. El avance del monopolio en la fruticultura valletana ha desalentado las inversiones para una tecnificación de la industria que eleve la productividad y baje el precio de la fruta producida en el Valle.


 


Superar la crisis que atraviesa la industria frutícola plantea incursionar en medidas de fondo: expropiar a los monopolios frutícolas y nacionalizar el puerto de San Antonio en Río Negro. Sobre esa base, es necesario constituir un consorcio único de producción y comercialización de la fruta dirigido por trabajadores y pequeños productores. Una tecnificación de la industria no sólo serviría para elevar la productividad, sino también para defender una jornada laboral de 8 horas para los obreros rurales, que padecen jornadas propias del siglo XIX, garantizando salarios mínimos equivalentes al costo de la canasta familiar.