Un salto en la crisis política*
Seguir
Comité Nacional del Partido Obrero
Las afirmaciones del jefe de los diputados oficialistas, Emilio Monzó, pidiendo cambios en el gabinete nacional, marcan un nuevo salto en la crisis política. El mismo Monzó venía de plantear que la coalición Cambiemos se encontraba superada para pilotear el proceso político y reclamó un acuerdo con el sector del PJ que está rompiendo con el kirchnerismo. Ello significa que concibe a un cambio de gabinete como parte de un replanteo de fondo en la precaria coalición oficial. Más allá de Cambiemos, han crujido también los acuerdos de gobernabilidad con la oposición patronal. En el caso del massismo, su arremetida para adelantar el tratamiento del impuesto a las Ganancias terminó contenida con un compromiso del bloque oficialista para debatir el tema antes de fin de año, pero ofreciendo una mezquina corrección en el mínimo no imponible. Más grave aún es el freno de los senadores del PJ a la reforma política, uno de los proyectos nodales del macrismo. Esta decisión, que los senadores han adoptado en defensa propia (preservación del régimen de la boleta convencional y del sistema de punteros) encierra dos hipótesis. Una, que se trate de una medida de demarcación de los gobernadores respecto de Macri, en relación con el incierto futuro del gobierno. Otra posibilidad es que estemos ante un episodio de tironeos en el armado de la coalición que reclamó Monzó -o sea, que el pejotismo esté levantando el precio de un acuerdo más perdurable con el gobierno. Cualquiera de las dos variantes anticipa una crisis de gabinete. Pero un gobierno de coalición o “unidad nacional” debería procesar primero las divergencias que cruzan a la burguesía en torno del impasse económico -o sea que debería ser precedido por una crisis política y un viraje de rumbo.
Bancarrota económica
Ocurre que los “brotes verdes” pasaron a mejor vida y la caída de la actividad económica no se detiene. Estos desequilibrios tienen lugar en medio de un nuevo salto de la crisis capitalista internacional y continental. Brasil ha reforzado la devaluación de su moneda, descolocando todavía más a la burguesía argentina. Mientras tanto, la elevación de los intereses de la deuda norteamericana ha complicado el programa de endeudamiento oficial (los bonos han disparado su rendimiento al 8% anual, por la caída de su valor). En ese cuadro, un economista del establishment, Nicolás Dujovne, acaba de pronosticar una crisis financiera y la necesidad de un rescate… del FMI para 2017 (La Nación, 29/11). En vez de lluvia de inversiones, el macrismo podría atravesar su segundo año apelando a un concurso de acreedores.
En ese cuadro, la burguesía comienza a fracturarse respecto del programa oficial. La reciente conferencia de la UIA abundó en reclamos devaluacionistas y proteccionistas – junto a los planteos antiobreros de “reducción del costo laboral”. Incluso desde el propio bloque oficial han salido al ruedo voces devaluacionistas, que proponen un nuevo rodrigazo acompañado de un feroz ajuste fiscal. En oposición al planteo devaluacionista, Macri-Prat Gay-Sturzenegger se aferran a una deflación, en primer lugar de los “costos laborales”, que se quiere hacer prosperar en medio del cuadro de recesión industrial y despidos. Allí están, para demostrarlo, el cierre de las plantas fueguinas o la renovada parálisis de la industria petrolera. El escenario de nuevas puebladas patagónicas (como las de Comodoro Rivadavia a comienzos de año) podría volver a plantearse.
Operativo de contención
El programa oficial ya ha provocado más de 200.000 despidos, una caída del salario del 10 al 15% y una mayor penuria en todos los aspectos de la vida de las masas (suba de los alquileres, mayor derrumbe de la salud pública, agravamiento de la inseguridad y la descomposición estatal). Argentina es una verdadera “olla a presión”, donde las tendencias a la rebelión popular se contienen sobre la base de un cuidadoso operativo articulado entre la Iglesia, la oposición patronal y sus agentes en el movimiento popular -la burocracia sindical y las “organizaciones sociales” que han pactado una tregua con el gobierno. Es indudable que el movimiento obrero soporta la extorsión de la escalada de despidos y suspensiones. Pero también es cierto que el gobierno y la burguesía no han podido asestarle ningún golpe decisivo -despidos de efectivos en grandes fábricas, reforma laboral- y ello forma parte también de su empantanamiento.
Elecciones y crisis política
Sin una salida a la impasse económica, las elecciones de 2017 pueden terminar en una derrota oficial, lo que podría anticipar un final del ciclo macrista y no debería excluir la hipótesis de una salida prematura del gobierno. El efecto de esta crisis, en el caso de la oposición, es contradictorio. Por un lado, progresa una atomización, como se revela en los bloques parlamentarios pejotistas y kirchneristas. Pero, al mismo tiempo, el declive del gobierno aumenta los márgenes de demagogia de la oposición hacia el movimiento popular, En su medida, ello vale para Sergio Massa y sus periódicos anuncios rimbombantes (impuesto a las Ganancias, proteccionismo), que luego archiva o reduce a la mínima expresión. El centroizquierda no opera como un factor político independiente y se ha sumado como apéndice de los grandes bloques patronales. Este cuadro vuelve a plantear la necesidad de que la izquierda intervenga en la crisis con una fuerte delimitación política. Es claro que la lucha política contra el “Volveremos” y el “Frente Ciudadano” no está cancelada.
El FIT
En este salto cualitativo de la crisis, el acto de Atlanta ha tenido el mérito de reinstalar al Frente de Izquierda como un factor político. El desafío del FIT es desarrollar un plan de acción que parta de este escenario: la crisis en ciernes del bloque oficial y de su “coalición a la carta”, las tendencias a la bancarrota económica y, por abajo, a la rebelión popular. Es necesaria una campaña política a escala de todo el país, en las organizaciones obreras, juveniles y territoriales, que desarrolle al Frente de Izquierda como el único polo antagónico a la coalición del ajuste. Para esta tarea es necesario defender a rajatablas la estrategia de la independencia política de los trabajadores, en oposición al seguidismo al nacionalismo burgués, y el método del frente único de clase contra el faccionalismo que, en las actuales condiciones, es la forma que adopta el electoralismo en las filas de la izquierda. En la actualidad, la consigna no es “más diputados de izquierda”, sino colocar al Frente de Izquierda como orientador y protagonista de la necesaria reacción de las masas al desbarajuste capitalista. Este es el enorme valor de la marcha propuesta por el Sutna y la Coordinadora Sindical Clasista para el aniversario del Argentinazo.
Por un lado, se trata de culminar el año con una acción de lucha, en oposición a la parálisis de la burocracia y del seudopiqueterismo clerical. Pero también, de unir esa acción a la perspectiva de la rebelión popular, que está planteada como resultado del hundimiento de la política oficial, de la incapacidad del Estado y de sus partidos para dar cuenta de ello y de la insoportable situación a la que son sometidas las masas. La crisis del programa oficial ha abierto una intensa deliberación política. Los explotadores se debaten entre dos variantes igualmente antiobreras.
Una, la del gabinete actual, los socios directos del capital financiero y del reendeudamiento. Otra, la de los devaluadores. Unos y otros coinciden en una escalada a fondo contra los trabajadores. La débil clase capitalista argentina quiere terciar en la guerra comercial y monetaria internacional -en la cual no tiene ningún futuro- a costa de degradar a fondo a la clase obrera. A las salidas sin futuro de las distintas facciones capitalistas, tenemos que oponerles un programa y una salida de los trabajadores (ver recuadro).
Llamamos a apoyar la marcha del clasismo para este 20 de diciembre y a desenvolver una intensa campaña política en todos los distritos, sindicatos, organizaciones juveniles y barriales, por una salida obrera y socialista a la crisis nacional.
* Síntesis de la resolución política del Comité Nacional del Partido Obrero (26/11/2016)
———————————————————————–
Programa
•Investigación integral y el cese del pago del conjunto de la deuda pública; la recapitalización del Banco Central en base a un impuesto progresivo y confiscatorio al capital financiero;
•La nacionalización del comercio exterior, el único planteo posible de defensa de los intereses obreros y nacionales frente a las tendencias disolutorias de la crisis capitalista internacional.
•La nacionalización de la banca, la formación de una banca única y de un sistema de crédito orientado a las necesidades populares debería poner fin a la sangría nacional en favor del capital financiero, y a la usura y al endeudamiento confiscatorio de los trabajadores.
•El gobierno le ha asegurado a los privatizadores de la energía un sistema de tarifas dolarizadas, lo que constituye una verdadera bomba de tiempo en caso de una nueva devaluación. A este parasitismo, le oponemos la anulación de los tarifazos, la apertura de los libros de sus empresas y la nacionalización integral de la industria energética.
•Frente a la inflación que no cesa y la caída del salario, planteamos la apertura de los libros de los monopolios alimenticios y comerciales; la lucha por un salario igual a la canasta familiar -hoy en 23.000 pesos-, la abolición del impuesto al salario y de los impuestos al consumo; aumento de emergencia para jubilados y 82% móvil;
•Frente a la escalada de despidos planteamos una campaña y una lucha por la ocupación de fábricas que cierren o despidan y por el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario.
•Abajo la reforma laboral y la flexibilidad laboral: defensa de todas las conquistas de los convenios colectivos. Abajo la reforma reaccionaria de las ART, por comisiones obreras de control sobre las condiciones de seguridad en el trabajo; derecho incondicional del trabajador a apelar al resarcimiento por vía judicial.
•Basta de precarización laboral; al asistencialismo oficial y clerical, que consolida la pobreza de los trabajadores, le oponemos el reclamo del pago del salario mínimo para todos los planes sociales; seguro al desocupado equivalente al 75% de la canasta familiar; pase a planta de todos los compañeros del Argentina Trabaja.
•Congreso de bases del movimiento obrero, para votar un programa de los trabajadores de salida a la crisis nacional sobre nuevas bases sociales.
•Gobierno de trabajadores.