Una abstención táctica
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El PTS ha decidido defender su abstención frente al proyecto de ley de “intagibilidad de los depósitos de bancos centrales extranjeros”, acusando a nuestra crítica a esa abstención (hemos votado en contra del proyecto) de ¡”infantilismo”! O sea que lo ‘maduro’ sería, para un socialista, mirar para otro lado en el caso de un acuerdo entre dos países capitalistas que garantizan por ley sus inversiones recíprocas. ¿Qué queda entonces de la lucha anticapitalista si nos resultan indiferentes los apoyos internacionales recíprocos que se prodigan los Estados que se basan en la explotación de la fuerza de trabajo por el capital? El encuadramiento de este debate se asemeja al que libramos contra la izquierda que se alineó con la Mesa de Enlace sojera, en la llamada ‘crisis del campo’.
Según el PTS, se trata de un voto “táctico”. Sin duda, entonces, se trata de no obstaculizar el paso de este ‘swap’ relacionado con el canje entre el yuan y el peso, destinado a reforzar las reservas argentinas que operan como garantía del pago de la deuda externa. Esto es un guiño a la política K de “patria o buitres”. No votar a favor ni abstenerse, en el caso de medidas que buscan reforzar al capital, es una cuestión de principios, al menos para los marxistas. El argumento de ‘táctico’ es simplemente perverso: apunta a justificar por qué no denuncian al PO ¡por haber votado en contra! Digamos que ‘nos perdonan’.
Apayo crítico
Es curioso, porque el PTS, sin que nosotros se lo pidamos o incluso lo insinuemos, confiesa que su ‘táctica’ constituye un apoyo crítico al proyecto, no una abstención. Confronta nuestra afirmación de que “China ha subordinado los acuerdos a que Argentina no declare un defol ni proceda, por lo tanto, a una nueva reestructuración de deuda con jurisdicción local”, con la decisión de una calificadora de China que se sumó a la declaración de defol internacional. ¿Quiere decir que se abstuvo porque el acuerdo no está condicionado a una declaración de ‘libre defol’ de Argentina? En este caso, el PTS le ha encontrado el lado ‘positivo’ al proyecto de garantías recíprocas entre dos Estados capitalistas. Esto es un dislate, al menos, lo repetimos, para un socialista. El martes pasado, La Nación reveló que no solamente esto sino, incluso, el apoyo del FMI eran condiciones impuestas en los acuerdos de financiamiento de China para las represas de Santa Cruz, por parte de empresas ¡estatales! Los K han respondido a las calificadores que el país no ha declarado el ‘defol’ y que se está esforzando por continuar con el “pago soberano” de la deuda usuraria. Es decir que ‘uno’ de los argumentos de Pitrola y López para votar en contra ha sido confirmado por los hechos.
El PTS sostiene, sin pestañear, que “lo que no era de ninguna manera discutible es que se trataba de una ‘cortina de humo’ del kirchnerismo frente a su política de volver a un nuevo ciclo de endeudamiento con el capital financiero internacional (Club de París, pago a los vaciadores de la Repsol, acuerdo con el Ciadi, y ahora el intento de pagarle al 100% de los bonistas, incluyendo a los ‘buitres’). Al no ser una medida que en sí misma significara un aumento de la dependencia y la sujeción al imperialismo, el voto en contra o la abstención se tornaban en una cuestión táctica, siempre y cuando se denunciara qué había por detrás de este proyecto.”
Lector, leyó bien: la izquierda revolucionaria tiene derecho a abstenerse frente a las cortinas de humo de un nuevo endeudamiento, porque ¡”en sí mismas”! no son un aumento de la dependencia. Abusar, es una cuestión táctica, violar ya es un asunto de principios. Pero el acuerdo con China sí refuerza esa dependencia y sujeción al imperialismo, esto porque ofrece divisas que permiten seguir pagando la deuda externa usuraria con fondos que, de otro modo, deberían destinarse a pagar importaciones de China. Más en general, ¡porque refuerza al capitalismo mundial! La ‘táctica’ del PTS es simplemente incompatible con el socialismo.
China es la mayor plataforma exportadora de las multinacionales norteamericanas, no un “Estado obrero deformado”. En el convenio por las represas incluyó la cláusula de “default cruzado”, que anula el proyecto de garantías y cualquier otro convenio en caso de cesación de pagos de Argentina (La Nación, 25/8). Argentina “tiene que notificar en un máximo de cinco días hábiles, cualquier litigio, demanda, investigación o arbitraje y otro proceso legal que involucre a cualquier deudor (oficina del gobierno) o Argentina” y ejemplifica: “Club de París, holdouts o cualquier demanda de tratado de inversión bilateral”. De manera que el acuerdo y la ley de garantías bancarias refuerzan la “dependencia” y aumentan la “sujeción” que el PTS enfrentó, corajudamente, con la abstención.
Un Griesa para China
El acuerdo con los chinos establece jurisdicción en tribunales de París, pertenecientes a la Cámara de Comercio Internacional, concediendo a la banca china lo que ha colocado a la Argentina en la crisis del juez Griesa: los tribunales extranjeros. Establece que “Argentina tiene que ser miembro en buenas condiciones del FMI y el Banco Mundial y que sea ‘elegible’ para los créditos del FMI. Desde luego, China, socio financiero por excelencia de la Reserva Federal norteamericana, desde que es poseedor de billones de dólares en títulos de los Estados Unidos en los que están invertidas sus reservas, es un agente de todo el mecanismo financiero internacional. No es casual que la ley de intangibilidad de reservas de potencias extranjeras haya sido votada por 210 diputados de todo el arco político patronal. “Táctica”, las pelotas. En todo caso, es la misma ‘táctica’ que llevó al PTS a pedir una reunión al embajador norteamericano por los conflictos de Lear y Donnelley, para quejarse por el “incumplimiento de las leyes argentinas”, como si las suspensiones o indemnizaciones por despidos no tuvieran el aval de ‘nuestras leyes’ (en 1965, los abuelos del PTS habían hecho lo mismo a raíz de un conflicto en General Motors Barracas). Esto del “cumplimiento de las leyes argentinas” puede traer cola, si el PTS sostiene o adhiere a la posición de recuperar la jurisdicción nacional para la deuda externa, que sería algo así como aceptar el vasallaje y disfrutar de la experiencia. Argentina se ha distinguido de otros países semicoloniales en vestir de autonomía su completa dependencia del capital financiero.
Vamos al lado político de esta ‘táctica’: es un guiño al kirchnerismo que, según el PTS, nos distrae con ‘cortinas de humo’ o balas de artificio, pero no sería un agente activo de la política de derrotar a la clase obrera. Habría que tolerarlo, porque ganó una “guerra cultural” y edificó una “Argentina kirchnerista”. El otro punto fundamental: por una cuestión “táctica” no vaciló en romper, en el recinto, el Frente de Izquierda. Ha sido el paso subsiguiente a la usurpación de la banca obtenida por el Frente en Mendoza.