Políticas

12/12/2020

Una banca revolucionaria y de lucha en la Legislatura de los pactos contra el pueblo

Un balance del trabajo de Gabriel Solano como legislador porteño.

En la última sesión de la Legislatura Gabriel Solano renunció a su banca en cumplimiento a los acuerdos de rotación suscriptos por el Frente de Izquierda en todas las legislaturas provinciales y en el Congreso Nacional. A la hora de un balance es importante valorar algunos elementos comunes y otros distintivos de esta experiencia de una banca de los revolucionarios en el Parlamento.

En el 2017 el Frente de Izquierda hizo una importante elección en la Ciudad y en la provincia de Buenos Aires, conquistando dos diputados nacionales por la provincia y dos legisladores en la Caba. Si bien el macrismo había logrado una victoria, la elección del Frente de Izquierda denunciando el plan de guerra contra los trabajadores preanunciaba una disposición a la lucha de amplios sectores. Apenas dos meses después, una verdadera rebelión popular en la Plaza de los Dos Congresos ponía en jaque a la reforma jubilatoria y obligaba al gobierno macrista a archivar la reforma laboral.

El kirchnerismo por su parte operó desde ese mismo momento para contener el impulso de la lucha y canalizarlo en el “hay 2019”, la vía electoral que permitiría al régimen en su conjunto poner a salvo los intereses de los bonistas y el FMI que fueron los principales objetivos que se colocó Alberto Fernández.

Una banca al servicio de organización y el desarrollo de las luchas

Esta contradicción entre las luchas y la canalización “institucional” del repudio popular al macrismo marcó el período y la política de los distintos bloques en la Legislatura porteña. En este sentido, la banca de Gabriel Solano jugó un rol destacado. Fue un punto de apoyo, de organización y de desarrollo de las principales luchas que dieron los trabajadores en la Ciudad. Esto sucedió en el cuadro político de una Legislatura que al tener mayoría abrumadora del oficialismo local, le permitió al PRO prescindir de los pactos y votaciones comunes con el peronismo-kirchnerismo porteño que caracterizaron el período previo de la Ciudad. Esos acuerdos, que finalmente reflejan la defensa de intereses sociales comunes, se expresaron de un modo peculiar: el peronismo se limitó a votar en contra de la mayoría de las leyes oficialistas pero sin recurrir nunca a la movilización popular y a la acción de los sindicatos que dirige para enfrentar las políticas del macrismo. La acción de nuestra bancada, aún desde una posición minoritaria, apeló en cambio de modo permanente a la movilización, combinando de modo sistemático la acción parlamentaria con la acción directa extra parlamentaria de las masas. Este énfasis, apuntando a la organización independiente de las masas e incluso al choque con la Legislatura por medio de movilizaciones, fue el rasgo que distinguió nuestra acción parlamentaria del resto del FIT y aún más en relación a la bancada de Zamora.

Fue lo que ocurrió con la ofensiva de Larreta y Acuña con la creación de la Unicaba contra los 29 profesorados. La participación de Solano como vocal en la Comisión de Educación fue fundamental en la denuncia del carácter privatista de la Unicaba, que buscaba adaptar la educación a un mercado laboral cada vez más precarizado por la crisis capitalista. Además subvirtió el propio funcionamiento de la comisión, proponiendo que funcione en los 29 profesorados, lo cual ocurrió parcialmente y los legisladores de la oposición recorrieron los profesorados donde se organizaron asambleas masivas y el preludio de las movilizaciones que impidieron el cierre de los 29 institutos. Esto dio lugar a un frente de lucha muy peculiar, que abarcó a los centros de estudiantes, las rectoras y rectores y un grupo de legisladores, lo que contrastó con la pasividad cómplice de la burocracia de la UTE sobre la cual pesaban sospechas fundadas de arreglos por debajo con Larreta. Las movilizaciones masivas, que alcanzaron una dimensión jamás vista en el nivel terciario, con marchas de hasta 15.000 personas, obligaron a postergar y modificar el proyecto oficial, que tuvo excluir de su versión final el cierre de los 29 institutos terciarios. Aún si, el movimiento siguió su lucha y el día de la votación se produjo un choque físico en la Legislatura, que derivó en una fuerte represión. La profundidad de esa acción que conmovió hasta los cimientos a los profesorados sigue presente a su modo hasta el día, condicionando la aplicación de la UNICABA.

Lo mismo sucedió con la lucha de la enfermería por el pase a la Carrera Profesional. Solano denunció con vehemencia en el recinto la reforma precarizadora de la Carrera de Salud avalada inicialmente por el bloque kirchnerista y apoyada hasta el final por la Federación de Profesionales de la salud también orientada por el kirchnerismo. Su discurso en la sesión denunciando la discriminación que sufría el colectivo de enfermería se viralizó y sirvió como chispa para encender una verdadera rebelión, que derivó en acciones de masas de enfermería incluso más allá de la propia Ciudad de Buenos Aires. La marcha en repudio a la ley y por el pase a la Carrera Profesional convocó a miles y miles de enfermeras y enfermeros, en un número incluso mayor que el que trabaja en el sistema público de CABA. El reconocimiento de la masa de enfermeros que salió a la lucha permitió a la banca jugar un rol en la organización del movimiento. Presentó el proyecto de ley que sirvió como programa al movimiento que adquirió masividad en las calles y que luego realizó un enorme plebiscito para rechazar la carrera trucha acordada por Larreta y Sutecba. La lucha de enfermería ha ganado un reconocimiento popular particularmente en la pandemia y queda como un objetivo de lucha para el movimiento de los trabajadores en la Caba.

En este sentido vale destacar que la denuncia permanente a la burocracia sindical y particularmente a la nefasta dirigencia de Sutecba con Genta a la cabeza fue realizada en soledad, mientras el bloque kirchnerista se borraba de la lucha y trataba de defender a Sutecba como si no fuera el socio estratégico de Larreta en la Ciudad. Solano denunció con nombre y apellido a Amadeo Genta en varias sesiones, señalando que la experiencia macrista en la Ciudad tiene como un pilar fundamental al burócrata sindical que integra la mesa chica de Alberto Fernández.

La fusión de la banca con las luchas también arrojó victorias. Hace exactamente un año los residentes y concurrentes obligaron a Larreta a derogar una ley que cristalizaba el régimen precarizador y superexplotador de padecen. En este caso la intervención de Solano en el parlamento trascendió sus límites y conmovió a una parte importante de la sociedad al contraponer el rol de los trabajadores de la salud, sus condiciones laborales y la miseria salarial con la de los propios legisladores con sueldos que son 10 veces los de un trabajador y funcionan como una escribanía de un gobierno antiobrero. A partir de ahí en conjunto con los residentes y concurrentes de nuestra agrupación Tribuna Municipal fueron parte de la organización de un movimiento de lucha extraordinario que con una huelga general de 8 días y un bloqueo a la Jefatura de Gobierno que derrotó al gobierno, previa represión brutal en la Legislatura.

También la intervención en las luchas de la vivienda fue muy destacada. La urbanización trucha de las villas encarada por Larreta pegó un salto en el caso de la Villa 31. Tanto es así que la denuncia de su carácter precario levantó la oposición del barrio y movilizaciones. A partir de ahí logramos articular una mesa de vivienda de todas las villas de la Ciudad que elaboró un programa para los barrios. Ese movimiento protagonizó varios encuentros de la vivienda en los que se destacó el progreso del Polo Obrero como organización de lucha por la vivienda en todos los barrios.

Las luchas de la mujer también tuvieron una tribuna con la banca. La campaña por la separación de la Iglesia y el Estado y el proyecto de ley presentado tuvieron una amplia difusión e impacto. Luego de una profunda investigación desnudamos millonarios beneficios impositivos que recibe la Iglesia Católica en la Ciudad y la entrega de terrenos votada por el kirchnerismo. Denunciamos a un Estado postrado ante el oscurantismo que luego opera contra la ESI, la aplicación de la ILE y que moviliza sus huestes contra los derechos de las mujeres, las disidencias y la juventud.

Un programa para la Ciudad

Esta intervención parlamentaria le permitió al Partido hundir raíces más profundas y el desarrollo de todo un programa para la Ciudad. Es lo que se expresó cuando a Solano le tocó asumir la candidatura a Jefe de Gobierno en 2019. Realizamos como puntapié de la campaña una importante presentación del programa en el Teatro Armenio. La urbanización de villas y la anulación de la venta de tierras para la especulación inmobiliaria, las reivindicaciones de los trabajadores docentes, de la salud y municipales, el pase a planta de los precarizados, la separación de la Iglesia y el Estado, la aplicación irrestricta de la ESI, el protocolo ILE, la anulación de la Unicaba, la desasbestización del Subte entre otras, fueron parte de este desarrollo.

En el debate de los candidatos a Jefe de Gobierno hasta el periodismo destacó el desarrollo de un programa sólido para la Ciudad lo que permitió derrumbar el relato de Ciudad publicitado por Larreta. Y desnudó el rol funcional del kirchnerismo, cómplice de la venta de tierras, de la precarización laboral y en general de los intereses capitalistas de la Ciudad lo que le impidió realizar una crítica a fondo y una alternativa, por el contrario el deslucido Lammens no ahorró elogios a Larreta. La opinión casi unánime en los medios de comunicación de que Solano fue el ganador del debate de candidatos, sin embargo, no tuvo una traducción automática en el resultado electoral del 2019. Esto se debió a factores de fondo, de un lado nacionales, ya que el FIT-U en todo el país tuvo un retroceso electoral como resultado de la polarización que se armó entre el PJ-Kirchnerismo y el macrismo y de la contención de las luchas del período, y por cuestiones de la relación de fuerzas entre las clases sociales en la propia Ciudad de Buenos Aires, en el que los movimientos de lucha que impulsamos y nos referenciamos quedaron relativamente aislados, sea por la burocracia sindical, o sea también porque el punto de vista general de Larreta de que la Ciudad y su población se ve beneficiada por su política de especulación inmobiliaria, privatización del espacio público y de la salud y la educación tiene aún un consenso amplio.

Pandemia

Las contradicciones sociales de fondo que recorren la Ciudad se pusieron aún más de manifiesto con la pandemia que se desató durante este año. Los contagios masivos en las villas de la Ciudad, que carecían de un servicio de agua, refutaron el relato de Larreta que había urbanizado los llamados barrios populares. El sistema de salud público, que en parte era ignorado por una parte importante de la población de CABA que se atiende en las obras sociales o prepagadas, también quedó expuesto en toda su precariedad. Otro tanto ocurrió con los colegios y sus comedores escolares deficientes hasta niveles indecibles. Toda esta realidad planteó una lucha política en la Legislatura muy intensa, que incluyó asambleas en los hospitales, la refutación de la información brindada por el gobierno sobre equipamiento, camas de terapia disponibles y equipamiento de seguridad para el personal de salud, que fue denunciado sistemáticamente en las sesiones. Con la bancada en conjunto con el Partido y el Polo desarrollamos un fuerte trabajo en las barriadas armando un relevamiento sobre la situación sanitaria, que fue un factor de movilización y organización; relevamientos sobre los comedores escolares que alimentaron las denuncias que realizamos dentro y fuera de la Legislatura; y también audiencias con trabajadores de sectores privados, como empleados de supermercados con más de 150 trabajadores, bancarios, subte, etc. mostrando que los contagios se propagaban en los lugares de trabajo ante la pasividad y la desidia del gobierno, las patronales y la burocracia sindical.

La banca y el partido revolucionario

Metodológicamente la banca de Solano se caracterizó por ser una banca del Partido y estuvo en función de su propio desarrollo. En ese sentido fue una superación de las experiencias parlamentarias pasadas del PO en la Ciudad de Buenos Aires. No fue la intervención personal de un legislador de izquierda sino la intervención de un partido revolucionario que se valió de la conquista de un parlamentario para el desarrollo y crecimiento del partido y su inserción en las masas. A partir de la lucha de la Unicaba, la agrupación de terciarios se transformó en la más grande da la Ciudad y sus círculos partidarios se multiplicaron. Lo mismo ocurrió en la salud con un notable crecimiento de la agrupación de residentes y concurrentes y la fundación de una agrupación propia de enfermería, y con la docencia en sus distintos niveles. En los barrios la intervención en las luchas de la vivienda se combinó con un desarrollo aluvional del Polo Obrero. Además del aspecto cuantitativo, luego de esta experiencia parlamentaria tenemos un Partido Obrero profundamente enraizado en los movimientos más vitales de la Ciudad.

Desafíos

La intervención en las luchas y el desarrollo de un programa socialista fueron configurando al Frente de Izquierda y particularmente al Partido Obrero como la única oposición consecuente a la Ciudad de los banqueros y especuladores inmobiliarios que fue apuntalada por todos los gobiernos y sus bloques capitalistas. Bajo la pandemia denunciamos el ajuste encadenado entre Fernández que recorta la coparticipación en función del pago al FMI y Larreta que lo descarga integralmente sobre los trabajadores. Llamamos a enfrentarlos con la movilización y un programa para que la crisis la paguen los capitalistas, con la suba de impuestos a los bancos, a la especulación inmobiliaria, terminar con los beneficios impositivos a los grandes capitalistas y la Iglesia como plantean los proyectos que hemos presentado. La Ciudad precarizada que se expuso en la pandemia, con villas sin servicios básicos, una infraestructura hospitalaria vaciada y privatizada, con una población que no puede acceder a la tecnología para la virtualidad, con el trabajo precario, es la responsabilidad de Macri, Larreta y de todos los que gobernaron antes y de todos los que formaron parte de los pactos contra el pueblo. Esa Ciudad es la contracara de la Ciudad rica que interesadamente pretenden presentarnos tanto Larreta como Fernández. Esa Ciudad, la de los trabajadores, tiene construir una alternativa propia, junto a la izquierda para terminar con sus penurias. La experiencia parlamentaria marca una hoja de ruta para toda la izquierda y en especial para el PO, que retomará prontamente una banca en la Legislatura porteña cuando a mediados del año entrante asuma nuestra compañera Amanda Martín, actual Secretaria Gremial de Ademys.