Políticas

11/12/1987|210

Una curiosa coincidencia histórica

Al referirse al paro convocado por la central obrera, el Dr. Eduardo Angeloz dijo que: “Por ser éste el décimo en cuatro años, tiene evidentes connotaciones políticas más que laborales”. Añadió luego: “Con un gobierno auténticamente democrático, con puertas abiertas al diálogo, el paro no es el mejor método ni el que ofrece mejores resultados” (Clarín, 4/12)

Hace más de un siglo (en 1874), Dalmacio Vélez Sarsfield, autor del Código Civil, escribía en el diario El Nacional que la huelga es “una irrupción de derechos exagerados que no se podía admitir porque significaba contemporizar con esas exageraciones, lo que importaba subvertir las reglas del trabajo”. Pocos días antes de realizarse la huelga de los tipógrafos bonaerenses, que fue la primera en Argentina (el 2 de setiembre de 1878) podía leerse en el diario El Nacional, que expresaba el pensamiento de la oligarquía terrateniente, lo siguiente: “La huelga es un recurso vicioso, y no siempre para los que la ponen en práctica da buenos resultados. En esto se debe proceder con mucha calma”.

Las coincidencias del Dr. Angeloz con el pensamiento oligárquico de antaño son notables, a pesar del tiempo. A fines del siglo pasado las clases dominantes pusieron el grito en el cielo frente a las primeras apariciones de la huelga como método de lucha. Desde entonces, las patronales y sus representantes políticos, como Angeloz, tienen plena conciencia del tremendo peligro que significa la huelga general puesto que ésta puede en determinadas circunstancias adquirir un carácter político, es decir planteando la cuestión del poder.

Las “connotaciones políticas” que Angeloz trata de descubrir en la pasada huelga, revelan nítidamente su posición clasista, que como liberal se empeña en ocultar. De lo contrario, al Dr. Angeloz le sobran conocimientos como para darse cuenta de que la huelga general es parte de la lucha de clase contra clase y por lo tanto una lucha política. Negar esta realidad es simplemente una supina estupidez. Aunque las huelgas que convoca la burocracia, aisladas, sin continuidad, sin plan de reivindicaciones precisas y sin participación de las bases puedan ser desmoralizantes, no cabe ninguna duda de que las huelgas en sus diversas modalidades siguen siendo el método fundamental de la clase trabajadora, a pesar de que al presidenciable Dr. Angeloz, le quite el sueño. Lo contrario, oponerse a ellas sin señalar una alternativa, es dejar a los trabajadores en un callejón sin salida.