Políticas

22/12/1993|409

Una experiencia en Carrier

Carrier (metalúrgica de aire acondicionado), como el conjunto de la industria nacional, ha pasado por el rigor de las “reestructuraciones”, no sin antes haber resistido los “premios a la productividad”, o premios por calificación individual, e innumerables intentos de disimular el ataque que promovía la “ley de convertibilidad”. Hay que destacar también el ataque ideológico a través de cartelitos y folletos que entregaban mano en mano, pretendiendo enchavetar a los obreros en una supuesta “guerra de eficiencia y competitividad”, que no es más que la superexplotación a la japonesa.


A pesar de todo este abuso, de haber “arreglado el retiro” de 4 de los 5 delegados e intentado quebrar la organización interna, hoy son más periódicas que nunca las asambleas de fábrica, que sirven para frenar los últimos intentos de cercenamientos de conquistas internas (pagos fuera de término, anticipos, micro, vestuarios, etc.).


En este cuadro comenzó el reclamo de una recomposición salarial que debería elevarse luego del reemplazo de los delegados “retirados”. Llegada la hora, la empresa había minado el terreno con el pretexto de la “insoportable situación financiera” y negó cualquier tipo de mejoramiento salarial. Hay trabajo pero “no hay plata”.


Las quincenas engordadas con horas extras hacían pensar que los trabajadores darían un paso al costado, pero la asamblea, después de deliberar casi tres horas, votó un quite de colaboración, por una recomposición sin definir su monto, aunque por el escaso margen de 4 votos, lo cual debilitó el reclamo. La patronal bajó una ráfaga de amenazas y súplicas, desde una nueva “reestructuración” hasta el cierre de la fábrica si no “cumplíamos” con el compromiso asumido con la Carrier Corporation (comercializadora de los productos Carrier). Se provoca así un gran debate interno, si convenía esperar o no, si la culpa es de la empresa o del gobierno, de la importación o de la recesión en los países desarrollados, etc., etc.


A todo esto, el sector más combativo pugnaba por la lucha, viendo la ocasión frente a la necesidad de producción de la empresa. La interna evaluó que estábamos debilitados a falta de una posición unificada, e intentó que una nueva asamblea recompusiera la situación. En esta última triunfó la posición de esperar hasta abril (pretensión patronal) ,…por ocho votos.


Con otras características se evidencia esta tendencia en Argelitte, Zanella, Acindar (Matanza) y otras menores, dentro del gremio metalúrgico.


¿Cómo intervenimos?


Por un lado, la burocracia impide la deliberación de los trabajadores, aunque sea a través de los delegados, por temor a otra Federación de Box, donde se reclamó a viva voz la unidad y la movilización en la lucha por un nuevo convenio. La burocracia está en otra: no sólo se aferra a las cajas de las obras sociales sino que ahora también apunta a formar una Administradora de Fondos de pensión y jubilación, asociándose con el gran amigo de Lorenzo Miguel, Julio Rahele (empresario del seguro). En tal sentido, ha salido a blanquear los salarios, firmando acuerdos, como en la rama de aluminio, donde la patronal absorbe el “negro”, o las “gratificaciones no remunerativas”, rebajando en definitiva el salario de bolsillo. El colmo fue la pegatina de afiches con el “Así no va”; “Así tampoco”, mostrando aumentos encubiertos, incluso haciendo expresa referencia a un obrero de Fiat, con premios que no sufren descuentos para su futura Caja de la AFJP.


Por otro lado, los mismos trabajadores difieren a la hora de salir a reclamar un aumento u otro reclamo, incluso ante una amenaza patronal. No podemos llamar a “esperar” ni tampoco a “forzar” una lucha; sin embargo, podemos explicar que la única vía para resistir el ataque patronal es tomando la ofensiva, una actitud defensiva nos llevaría a dar interminables pasos atrás, a un callejón sin salida.


Será necesario brindar a los trabajadores una orientación signada en la lucha política, que debemos desarrollar sobre el elemento más combativo del movimiento obrero. Se trata de comprender que no existe una salida si no es basada en la unidad del gremio y del conjunto del movimiento obrero; para ello hay que salir de la impasse dotando a los trabajadores de una consigna unificadora y movilizadora.