Políticas

2/6/2005|902

Una planificación represiva de Estado que pudimos derrotar

La masacre del Puente Pueyrredón es una de las pocas planificaciones represivas integrales de Estado en nuestra historia que hemos podido derrotar.


La primera fue el Cordobazo (1969), que derrotó a Onganía.


La segunda fue ¡el Viborazo! o segundo Cordobazo, que derrocó a Levingston (1971). En aquel momento, la salida institucional para salvar al Estado burgués fue el gran acuerdo nacional (GAN).


Los sucesos citados se desarrollaron en situaciones excepcionales de rebelión popular. La movilización del Puente Pueyrredón fue la continuidad y la consecuencia más consciente y directa de las jornadas del 19 y 20.


Gracias a la experiencia de la caída de De la Rúa, Duhalde tuvo la posibilidad de trabajar, desde el primer día de su gobierno, en el tema de la represión como insalvable para frenar a las masas. En esto lo apoyó todo el arco del Estado. Acuerda con los gobernadores (14 puntos exigidos por el FMI), la Iglesia, la Justicia, la Sociedad Rural, la UIA, la Asociación de Bancos, la burocracia sindical y los diferentes jefes de las fuerzas armadas y de seguridad. A los intendentes y a Cáritas les entrega planes Jefes para que rearmen su red de punteros, y mano de obra barata a las pymes. A través de los consejos consultivos integra a la FTV, a la CCC. Estas organizaciones recibieron 71 mil planes.


Lo que destaca al Puente Pueyrredón es: no habríamos podido vencer el plan represivo sin una firme convicción de que el Argentinazo aún estaba abierto, que Duhalde representaba a un gobierno dé bil y a un Estado tambaleante, que recurría a la represión no como una señal de fortaleza, sino de debilidad. Las iniciativas en aquellas jornadas, combinadas con una firme independencia de clase, más una gran dosis de audacia, fueron fundamentales.


Para llamar a movilizar el 27 de junio, cuando el gobierno aún mantenía públicamente su versión de los hechos y tenía totalmente militarizadas las terminales de trenes más importantes, mientras nosotros habíamos sido reprimidos y teníamos los muertos y heridos, había que tener audacia y la más profunda comprensión de la situación política (fruto de un exhaustivo y profundo análisis de clases). Así recuperamos la iniciativa y dimos vuelta la situación en 24 horas, dando un golpe mortal al gobierno represor de Duhalde. Esto fue reforzado, pero no creado, con la publicación de las fotos e imágenes de los asesinatos, el 28, que terminó de definir totalmente a la opinión pública a nuestro favor, pero ¡un día después que 50 mil personas repudiaran a Duhalde!


Claro que para llegar a estas iniciativas hubo que pasar por una gran lucha de ideas entre las diferentes organizaciones. Desde la caracterización del gobierno y del resultado de esa caracterización, si teníamos que movilizar o no el 26 y cuál era el programa (de hecho, se marchó con dos progamas, uno de la ANT y el otro de los MTD). Incluso se discutió fuertemente con un sector vinculado a IU-PC su pretensión de que convocáramos a sectores vinculados a la CTA y la centroizquierda, huérfana desde la Alianza que llevó al gobierno a De la Rúa. Entonces, era el “Centro coordinador de las luchas”; hoy se llama Encuentro de Rosario.


Todo esto potenciado después de la represión, con poco tiempo para decidir. En una reunión meteórica de todas las organizaciones, llevada a cabo en lo de Castells. El mismo 26 se logró convocar, en conferencia de prensa a las 17 horas, ¡a movilizar el 27 a Plaza de Mayo!


¿De qué hablamos cuando hablamos de derrota de la burguesía?


Hablamos del fruto del análisis de una y otra clase. O sea, sus programas e iniciativas, del más claro enfrentamiento ideológico e intelectual, de dos clases antagónicamente enfrentadas y en una situación excepcional, donde cada una pone sus mejores hombres a producir intelectual y organizativamente, para derrotar a la otra.


La retirada anticipada de Duhalde para restablecer la autoridad de las instituciones burguesas es consecuencia de la derrota sufrida por la burguesía el 27 de junio y la caída de su plan represivo. Estas y otras rebeliones, en América, justificarán la llegada de las centroizquierdas a varios gobiernos en el Cono Sur como salida institucional del Estado burgués. Estos hechos merecen ser analizados profundamente y son tema de discusión hoy. Sobre todo cuando algunos sectores de aquellas jornadas corren hacia la centroizquierda y otros son cooptados miserablemente por el gobierno, temporal o definitivamente. Destacar la importancia de la independencia de clase, para denunciar el operativo impunidad de Duhalde y Kirchner, fue el principal eje de la Comisión Independiente por el Juicio y Castigo de los responsables de la masacre del Puente Pueyrredón y es un norte para toda nuestra clase.


Llamamos a todas las organizaciones de izquierda y los luchadores a analizar estas jornadas, ya que para llegar a ellas hubo que tener en claro la necesidad de construir y coordinar las luchas nacionales, con una clara independencia de clase, a través de las ANT.


El Estado hoy es Kirchner. Construyamos una alternativa obrera y socialista y un frente de izquierda y los luchadores, para oponernos a la demagogia de los nacionales y populares, y así potenciar y coordinar las futuras rebeliones.


Esto es la condensación de lo sucedido en aquellas jornadas. Desarrollar a fondo el tema no entraría en un artículo y es una deuda con la clase obrera y los luchadores que trataremos de saldar.