Políticas

29/7/1999|636

UNIR… para la gilada

Parece que, entre los santafesinos, no hay luchadores. O que si los hay, serían de segunda.


¿A cuento de qué largamos esta reflexión? Pues a que en esa provincia se produjo el verdadero milagro de que todos los grupos y subgrupos de la izquierda lograran la famosa unidad electoral que les resulta tan esquiva, pero para parir como candidato a intendente de Rosario a un dirigente empresario, Juan José Sisca, de las Apymes. De ahí nuestra pregunta; porque incluso suponiendo que este hombre fuera el mismísimo San Francisco de Asís: ¿no hay en todo Rosario un luchador obrero, socialista, de los desocupados o agrario, con condiciones para liderar una lista de izquierda? ¿Los izquierdistas santafesinos, para decirlo con las palabras que más les gusta, no han encontrado un solo activista combativo que les sirva como “prenda de unidad”?


Como cuadra a un dirigente empresario Apyme, Sisca es, dice la propaganda de Unir, “Integrante activo del Congreso de la Cultura, el Trabajo y la Producción y de la Multisectorial de Rosario”. Es decir que pertenece al mismo ambiente por el que deambula una infinidad de dirigentes del Frepaso y de la UCR que forman las ‘divisiones inferiores’ de la Alianza. ¿Los dirigentes de izquierda de Rosario no pudieron encontrar un solo representante real de los explotados para presentarse ante la masa popular del electorado? La conclusión es que los izquierdistas sólo llegan a un acuerdo cuando pueden parir un aborto.


Es injusto, de todos modos, tomársela con los santafesinos, porque siempre ha ocurrido lo mismo con esta izquierda cuando se trata del liderazgo, de la dirección, de la fisonomía política. Ya desfilaron por estos campos izquierdistas, Pino Solanas, Fernández Meijide, Chacho Alvarez, Humberto Volando, para mencionar solamente a algunas caretas de alcance nacional. Esta izquierda democratizante ha sido un verdadero semillero de tránsfugas; ella los recicla y ellos luego se cotizan a precios de mercado.


Pero no solamente parece que en Santa Fé no hay ningún luchador obrero con condiciones para encabezar una campaña político-electoral. Tampoco hay luchadores agrarios. Es decir que Unir no ha encontrado tampoco luchadores chacareros que combatan la traición de la Federación Agraria o Coninagro, que son las ramas agrarias de las Apymes. Como es público y notorio, estas organizaciones reclaman contra el impuesto a la renta presunta que afecta a los latifundistas, pero no exigen la prohibición de los desalojos de los chacareros y la condonación de sus deudas con los pulpos financieros. Durante la década menemista, aplaudieron la libertad de exportar y, ahora que esto no les alcanza, piden reintegros a la exportación.


El programa de Unir contiene una perlita reveladora cuando plantea “dificultar la corrupción”. No pudieron con su mala conciencia. Es que para ese mezquino propósito de dificultar reivindican el “presupuesto participativo (que) se aplica desde hace diez años en Porto Alegre (Brasil)”, en la gestión municipal, sin decirles a los rosarinos que no solamente no existe tal participación sino que su alcance se reduce al 5% del presupuesto, o sea una vez deducidos los gastos salariales o de obras previstas, y que con la recesión ese porcentaje se ha reducido aún más por la caída en los impuestos. La ‘participación’ es el caballito de los aliancistas de la CTA y se encuentra planteada por los candidatos de la Alianza en varias ciudades.


Es decir que los izquierdistas santafesinos han evitado a los luchadores obreros y agrarios de Santa Fé para poder darse un ‘look’ frepasista, probablemente para cazar a algún incauto que creyó que el Frepaso era una alternativa al ‘bipartidismo’. Sin importarle, claro, revelar su profundo desprecio de clase por la capacidad política de los luchadores y activistas obreros y de los militantes socialistas.