Políticas

12/3/2009|1074

UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES | Dividir la lucha, obstaculiza nuestros reclamos

Unifiquemos las luchas para derrotar al rectorado

El viernes 6, la Fuba realizó la primera marcha al Rectorado de la UBA del año. A instancias de la Federación, la marcha unificó la lucha en apoyo del CBC del oeste y en defensa del bar comedor de Sociales. La decisión fue tomada en una reunión con representantes de la mayoría de los centros de estudiantes de la UBA junto a compañeros docentes y estudiantes del oeste.
La convocatoria a una movilización unitaria de todas las luchas fortaleció los reclamos particulares. Por este motivo, el Rectorado se dio una política para dividir la lucha conjunta. Lo hizo de una manera muy pérfida: resolvió no recibir a todas las delegaciones presentes sino sólo a la presidencia de Ciencias Sociales – es decir, ni siquiera al conjunto de su comisión directiva. La mayoría rechazamos la provocación y exigimos una reunión de todos.

Una actitud muy distinta adoptó la actual conducción del Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales (Cecso); las agrupaciones Prisma y la Mella decidieron entrar de todos modos. La maniobra divisionista de Hallú pudo, lamentablemente, prosperar, porque estaba concentrada.
La decisión de Prisma y la Mella, apoyada por el PC y la agrupación kirchnerista Sur, fortaleció al rectorado en su ofensiva contra la existencia de una sede CBC en el oeste, al mismo tiempo que debilitó la negociación de Sociales. Para colmo, la actual conducción del Cecso aceptó, una vez más, que el Rectorado se negara a recibir a una delegación representativa de toda la comisión directiva del Centro. Del mismo modo aceptó, otra vez, comenzar una negociación sin que se levantara la orden de desalojo del predio (planteo resuelto por unanimidad en la comisión directiva del Cecso).

La legitimidad a la cual apelan Prisma y la Mella, en su carácter de presidencia del Cecso, a la hora de decidir unilateralmente cómo proceder ante las negociaciones arrancadas por medio de la lucha de todos, es mucho menos válida que la legitimidad que tienen las otras fuerzas que integran la comisión directiva, que sumaron el 78% de los votos en las últimas elecciones.

Las expectativas de la conducción del Cecso con alguno de los integrantes del Rectorado, y particularmente con la gestión de Sociales, los ha llevado a abandonar en esta ocasión “la unidad de los que luchan”. Para peor, lo hicieron gratuitamente. El Rectorado no firmó absolutamente nada. No es casual que sean únicamente las fuerzas kirchneristas (Sur, Cullen, PC) quienes celebran esta orientación tomada por la conducción del Cecso. Mucho menos que sea el actual vicedecano kirchnerista, Damián Loretti, el “mediador” entre el Rectorado y el Cecso en cada una de las reuniones convocadas por aquél, donde se le pone un cupo a los representantes estudiantiles pero no a los miembros de las camarillas.

Para enfrentar la crisis edilicia y presupuestaria universitaria es necesario unificar las luchas en curso, mostrando que son partes del mismo problema y denunciando al gobierno de la asfixia presupuestaria y a las camarillas del autoajuste, la LES y la Coneau como sus responsables. Discutamos un plan de lucha unificado para quebrar la política del Rectorado que, rodeado de vallas y policías, comenzó un nuevo año sin respuestas a los problemas universitarios, y enfrentando a los docentes y estudiantes en lucha.

Cristian Henkel