´Valijazo´ nacional y popular

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Las andanzas del hombre de los 800.000 dólares pusieron al desnudo que las relaciones con Venezuela no son nacionales ni populares sino personales - de camarillas.
Entre Argentina y Venezuela se ha montado una red, al margen de los Estados, que está al servicio de la acumulación de unos pocos.
En lugar de una política de independencia nacional latinoamericana, las relaciones que han entablado Kirchner y Chávez son obstáculo para esa causa nacional.
Chávez apoya a Kirchner, que está entregando nuestras reservas a la British Petroleum y a Bulgheroni, y está preparando un gigantesco negociado de compra de acciones de Repsol.
Kirchner apoya a Chávez, que no quiere reconocer la independencia de los sindicatos, que pretende regimentar al movimiento obrero, y que en este momento está reprimiendo sus luchas.
No impulsan la lucha nacional: cuando no la traban, la distorsionan.
El echado Uberti no viajaba sólo con su secretaria, en sus idas y venidas a Venezuela: con mucha frecuencia lo acompañaban grandes terratenientes, como Grobocopatel, funcionarios de Techint e incluso ¡Taselli!
La causa nacional la ponían al servicio de los peores pulpos explotadores de los trabajadores de Argentina.
Solamente los trabajadores, que defendemos intereses colectivos, no intereses privados, seremos capaces de conseguir la unidad e independencia nacionales de América Latina.
Los Carrió, Lavagna y Macri explotan el escándalo para golpear a los movimientos nacionales que protagonizan los pueblos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y también nuestro país, a partir del Argentinazo.
Pero todos ellos participaron de gobiernos tanto o más corruptos que el actual, o fueron imputados por corruptelas personales.
Baste mencionar las andanzas actuales de Carrió con Patricia Bullrich, la ‘piba’ del clan de Santibáñez - el de las coimas en el Senado.
Denunciamos a toda la derecha y a toda la izquierda que busca utilizar la corrupción nacional y popular para favorecer las presiones del imperialismo contra las luchas nacionales.
Cuando leemos que los supermercados han alcanzado los niveles de ganancia de los ‘90, en dólares, porque vendieron los productos de segunda marca al precio de las primeras marcas, gracias al ‘control de precios’, ¿no tenemos la prueba escandalosa de la hipocresía nacional y popular del gobierno kirchnerista?
O cuando miente con la inflación.
O cuando miente sobre los alcances de la crisis internacional, al no informar que los aportes jubilatorios, estatales y privados, se han invertido en títulos del Estado, cuyos precios han caído al piso que tenían bajo el ‘default’.
El escándalo de la valija (luego del negociado del gasoducto Skanska, los sueldos de Picolotti, la bolsa de Micheli, la plata que pasó por la aduana el socio de casinos del kirchnerista Cristóbal López); este escándalo de la valija ha puesto al desnudo un régimen de camarillas que se pelean por el botín del presupuesto público, y que se han aprovechado de las ventajas económicas que han reinado hasta ahora.
La candidata a la sucesión, sin embargo, no hizo referencia a nada de esto en el discurso de inauguración de su campaña.
Debuta encubriendo.
Si los trabajadores comprendemos con toda claridad las limitaciones del nacionalismo burgués y su contenido capitalista, no popular, podremos aprovechar la presente crisis para hacer avanzar nuestra causa de progreso y emancipación social.
Por eso llamamos a movilizarnos para apoyar las candidaturas obreras y socialistas del Partido Obrero.