Políticas

5/10/2017

Victoria de los vecinos organizados en Ingeniero Allan


El pasado miércoles 28, en horas de la mañana, la Delegación Municipal de Parque Ingeniero Allan (Florencio Varela) fue ocupada por un centenar de vecinos, en protesta por las condiciones de extrema precariedad y abandono en el que está sumergido el barrio El Caracolito.


 


La medida fue encabezada por la delegada del Polo Obrero, Ana María Duarte, tras ser decidida en asamblea ante la falta de respuestas a los reiterados reclamos del barrio.


 


La situación del barrio y respuesta


 


Ejemplo del estado crítico del barrio es el caso de la familia López, que perdiera todo semanas atrás producto del incendio de su vivienda. En esa oportunidad, fueron los mismos vecinos quienes tuvieron que apagar el incendio, pero no pudieron evitar que la bebé de 5 meses recibiera graves quemaduras en la pierna.


 


Pero se trata de un problema de larga data. En 2011, los vecinos se movilizaron en reclamo por las inundaciones y la falta de agua potable, recibiendo como respuesta del gobierno una brutal represión y la detención de Ana María Duarte en el 2011. Seis años después de ese hecho, los habitantes del barrio El Caracolito no sólo no han visto mejoras, sino que su calidad de vida es paupérrima.


 


La situación de miseria y hambre que se vive es tan desesperante que tuvimos que poner en pie el comedor “El Caracolito” del Polo Obrero (ubicado en la esquina de la 15 y Fontana). Allí van en busca de un plato de comida más de 250 vecinos -en su mayoría chiquitos que no pueden acceder al mismo en el seno de su hogar-. Lo hacemos sin ningún tipo de ayuda. Se abastece, únicamente, de los alimentos conquistados por medio de la lucha de los compañeros del Polo, que salieron a la calle a dar pelea al gobierno nacional cuando, a principio de este año, decidió hacer un recorte en los alimentos para comedores comunitarios.


 


La lucha y sus frutos


 


Advertidos de la posibilidad de ocupación, la Delegación estuvo -en esa oportunidad- custodiada por tres móviles policiales desde muy temprano, con el propósito de intimidar y persuadir para que no se concretara el reclamo, evidenciando nuevamente que la primera reacción del Municipio ante la lucha popular es represiva.


 


La ocupación duró varias horas hasta que, finalmente, los vecinos fueron atendidos. Una vez más, las autoridades municipales -haciendo gala de falsa amabilidad- le plantearon a los vecinos que esa no era la forma de reclamar (esto luego de años de desoír las exigencias del barrio).


 


Pero la medida obligó al Municipio a firmar una serie de compromisos, como el de garantizar recursos para las 40 familias que perdieron sus pertenencias de manera parcial o total a raíz de las inundaciones o incendio (chapas, colchones, calzado machimbre); las herramientas para que la cooperativa del Polo Obrero pueda trabajar en el zanjeo y mejoras estructurales del barrio (trabajo que debería llevar adelante el Municipio); y utensilios para el comedor.


 


Todo esto se logró gracias a la organización de los vecinos, independiente del Estado y los gobiernos de turno.


 


Con todo, pasada una semana de la ocupación no han habido mejoras de peso en la situación crítica del barrio. Más que nunca, debemos exigir presupuesto municipal de emergencia controlado por los vecinos y trabajadores de Florencio Varela, y un plan integral de obra pública que priorice las necesidades más urgentes, ejecutado por los vecinos y trabajadores desocupados del distrito bajo convenio de la construcción.


 


Sólo así podremos superar las falsas promesas.