Hoy se cumplen tres meses desde el día que cambió para siempre la historia de mi familia y de la sociedad argentina. Para ser coherente con el pedido de coherencia de mi familia y como el informe definitivo de los resultados de la autopsia se encuentra en elaboración, no voy a decir nada sobre la investigación. Aunque parte de la sociedad, incluyendo medios de comunicación, quieran cerrar el caso de Santiago olvidándose de lo que pasó en todos estos meses, el marco en el que ocurrieron los hechos y que una fuerza del Estado, en este caso Gendarmería, tiene que dar cuenta de su accionar. La noticia de la desaparición forzada de Santiago cambió todo, trajo angustia, dolor y esperanza sostenida en estos meses interminables hasta el momento en el que confirmamos su muerte y comenzó su duelo. No estábamos listos para la muerte de Santiago y menos para la exposición pública que el caso alcanzó.

 

No teníamos ni tenemos equipo de asistentes para contar nuestra propia historia de dolor. Sabemos que eso nos coloca en franca desventaja frente a quienes promovieron y ejecutaron un festival de canalladas, mintiendo impunemente sobre el caso, avalando noticias falsas y todo tipo de conjeturas. Aún así no cuenten conmigo para sembrar odio y división en la sociedad porque desde el comienzo nuestro único reclamo ha sido saber la verdad y obtener justicia, sin distinciones partidarias ni especulaciones electorales, como quieren instalar.

 

Por último, no quiero dejar de agradecer a cada persona que en esta plaza y en otras plazas del país, a cada organización social que ha colaborado en la difusión y realización de cada convocatoria, apoyándonos en esta lucha. También acompañamos y queremos que se haga justicia con todas aquellas víctimas que han sido desaparecidas en democracia. Esta solidaridad reconcilia a cada minuto con los valores del ser humano y nos abraza.

 

Santiago era un pibe de paz y, en su memoria, una vez más reclamamos saber qué le pasó y quiénes son los responsables de su muerte, de entorpecer, de encubrir y de desviar la investigación de su muerte. Hoy y cada día seguiremos pidiendo justicia, ya que sólo así podrá descansar en paz. ¡Justicia por Santiago! Gracias por acompañarnos y apoyarnos todos estos días de estos tres meses, no vamos a abandonar y vamos a pedir justicia, todos los días, todos los días hasta que sepamos la verdad. Muchas gracias.