Políticas

8/8/2021

“Villa Recicla”: los recicladores se organizan

Una mirada crítica del Programa Municipal de Reciclado.

Socióloga. Candidata a diputada nacional por el PO en el FIT-U.

En el predio de la cooperativa Villa Recicla, de Villa Constitución, participamos de una reunión junto a recicladores urbanos y promotoras ambientales, que nos invitaron a conocer su trabajo. La labor, de enorme importancia para el cuidado del ambiente, ya que constituye la base de la separación de residuos sólidos urbanos que de no ser reciclados van a parar a basurales a cielo abierto o son enterrados, es organizada y debatida en asamblea semana a semana.

En plena reunión, vimos como un helicóptero partía del predio lindero de Prefectura para apagar los incendios en las islas del Delta, que el año pasado asolaron toda Santa Fe y especialmente Rosario, amenazando ahora con destruir la Isla del Sol y la vida natural del humedal, con un enorme impacto sobre la población pobre de los isleños, algunos de los cuales son hoy recicladores, tras ser expulsados por la pobreza y todo tipo de carencias de las islas hacia el continente.

El tema ambiental en Villa Constitución está en el centro de la agenda pública, como las sucesivas movilizaciones reclamando por una “Villa sin veneno”, contra los agrotóxicos y todos los problemas ambientales que acarrea un centro industrial que no está bajo control de la población sino de un puñado de encumbrados empresarios, como el grupo Arcelor Mittal, que maneja Acindar.

“Programa de recolección integral de Residuos Sólidos Urbanos”

Desde su creación, el plan de reciclado, como parte del “Programa de recolección integral de Residuos Sólidos Urbanos” se ha consolidado en base al trabajo de las cooperativas de trabajo. A partir del mismo, es que llega la materia prima a las empresas que procesan los reciclables. En la recorrida por Barrio Prefectura, una actividad que suelen realizar todos los gobiernos en campaña electoral, está a ojos vistas que este plan no ha podido resolver los basurales a cielo abierto de los barrios más pobres, donde no pasa el camión de recolección ni existen conteiner para depositar la basura. Un panorama que constatamos también en Rosario, San Lorenzo y otros puntos de Santa Fe a lo largo de nuestra recorrida de campaña, y que es un reclamo recurrente, ya que son focos donde proliferan las alimañas que luego invaden las viviendas, poniendo en riesgo a las infancias.

El punto de las cooperativas fue debatido especialmente en la reunión que mantuvimos con los recicladores, porque parte de la precarización laboral de quienes las integran. Solo en la cooperativa “Villa Recicla” son actualmente 50 trabajadores y trabajadoras, aunque llegaron a ser 100. Existen además otras dos cooperativas de recicladores, además de las personas y familias que individualmente salen a trabajar como carreros.

En el caso de la Cooperativa Villa Recicla, su trabajo consiste en recorrer los contenedores denominados “Eco Centros” que instaló el municipio, para luego llevar el material reciclable al predio ubicado en barrio Prefectura que construyeron los propios trabajadores de Villa Recicla, como ellos dicen, “a fuerza de reclamo y movilización”. Todavía están construyendo dos baños, “uno para mujeres”, que para las trabajadoras también es un paso adelante en el reconocimiento de su trabajo. Dentro de la cadena de reciclado existe un escalafón, que parte de los años de trabajo, donde el puesto más alto es el de “balancero”. Una categoría a la que no suelen acceder las mujeres, un tema que es debatido en Villa Recicla que hace poco incorporó a una compañera a ese cargo.

En cada eslabón de este circuito de trabajo los recicladores recalcan la enorme precarización a la que están expuestos, en un trabajo altamente insalubre. La búsqueda en los contenedores y la posterior separación y acondicionamiento de los materiales la realizan con escasos elementos de seguridad e higiene, pese a que están expuestos a cortes e infecciones, porque entre los residuos encuentran sistemáticamente jeringas usadas, pañales, vidrios, materia fecal y otros elementos cortantes y contaminantes. El reclamo permanente al municipio es por la ropa de trabajo, ya que entregan un par de guantes esporádicamente, “un tira y afloje” que los llena de bronca.

Por último, el material separado, limpio y pesado, es derivado a un intermediario para que los 65 mil kilos mensuales promedio, concluyan en una planta industrial de reciclaje en la zona sur de Rosario. Todo este enorme circuito de tareas, es financiado con una contribución municipal de $120.000. Es decir que para pagar sueldos, mantener el camión y los vehículos que utilizan para la recolección y comprar los elementos de seguridad (uniforme, guantes, etc.), los recicladores deben administrar esa cifra, dando como resultado que, por un mes de trabajo con altas cargas horarias, el salario sea de $10.000 o menos.

Es decir, que el esquema “cooperativo” esconde una brutal precarización laboral. Mediante el mismo, el municipio de Villa Constitución se ahorra millones y millones de pesos en las tareas de cuidado del ambiente, precarizando a las familias trabajadoras y vaciando las políticas ambientales. Sucede que si la cooperativa Villa Recicla no recolectara las 65 toneladas mensuales que recolecta, y si los trabajadores de la cooperativa “Reciclar con Dignidad” no recolectaran el material que termina en el lugar de deposición final (el basural), habría ciento de toneladas de material que el municipio estaría obligado a enterrar, como se hace con los restantes Residuos Sólidos Urbanos domiciliarios. Eso representaría un costo millonario que debería afrontar el municipio con la empresa que se ocupa de ello. Les resulta muchísimo más barato mantener cooperativas precarizadas, que deben auto-explotarse para repartir la miseria entre los propios trabajadores, con salarios de hambre, que no llegan a cubrir la canasta de indigencia.

Promotoras Ambientales: la feminización de la pobreza

Hace relativamente poco, el municipio incorporó a su programa de reciclado a las llamadas Promotoras Ambientales. Son todas mujeres, que recorren distintos barrios, casa por casa, para concientizar a la población sobre la necesidad de separar los residuos sólidos de los húmedos, a los fines de facilitar la posterior tarea de los recicladores y de la empresa de reciclado. Explican también cómo deponer los vidrios rotos, para evitar cortes, entre otras cosas. También agrupadas en cooperativas, las trabajadoras con las que dialogamos nos explican que tienen que recorrer 30 barrios por mes, por 6 mil pesos.

Es llamativo además su uniforme, que combina la cuestión ambiental con la de género, que el municipio presenta como un empoderamiento de las mujeres. Naturalmente, por ese salario, la realidad es bien diferente. Dos de las 12 promotoras con las que hablamos están embarazadas, ni ellas, ni ninguna de sus compañeras, tienen obra social o ART. La licencia por maternidad y lactancia, nos adelantan las delegadas, también serán motivo de negociación con el municipio. “Otra pelea”. La principal que están dando actualmente es porque les den más horas de trabajo, de tal forma de poder llegar a los $20 mil pesos al mes, una suma bastante módica, considerando que el salario mínimo en Argentina es de $28.080.

Para las promotoras el problema también es la precarización laboral, ya que el municipio las presenta como trabajadoras municipales. Esto implica para ellas tener que recoger los reclamos más generales de la población, como la falta de agua, de pavimentación o las promesas incumplidas por la actual gestión, sin contar siquiera con el reconocimiento convencional de su tarea.

Basta de precarización laboral

Las y los trabajadores consideran que las cooperativas de trabajo “esconden la precarización”, además de ser un instrumento para dividir a los trabajadores e ir cooptando a sus dirigentes, a partir de la conformación de los directorios, que allí donde no existe el control de las asambleas terminan siendo los únicos interlocutores válidos frente al Estado. Hacen un balance negativo del INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social), ya que solo reconoce formalmente a las cooperativas afines al poder de turno. De hecho, pese a que ya cumplimentó los requisitos legales, “Villa Recicla” espera hace años el trámite final de reconocimiento.

Estas denuncias forman parte de los planes de lucha que el Polo Obrero desarrolla hace más de dos años en Villa Constitución bajo la premisa de trabajo genuino, que parte de un aumento del salario real y el reconocimiento formal de todos ellos como trabajadores municipales, que otorgue los derechos laborales que todo trabajador registrado tiene. El reclamo es indisoluble de la lucha contra la proliferación de diversas modalidades de precarización laboral, que son una herramienta extorsiva de los gobiernos cuando el trabajador realiza un reclamo.

La campaña del Frente de Izquierda y el Partido Obrero en Villa Constitución, con Antonia Monzón como candidata a concejal, una referente del Polo Obrero y para los trabajadores de reciclado, quienes también integran nuestras listas, lleva este reclamo como uno de sus principales banderas, que levantaremos en toda Santa Fe para defender los derechos laborales del 40% de la población que en nuestro país –bajo diversas modalidades- se encuentra precarizada.