Políticas

27/9/2023|1677

Villarruel y Pablo Moyano en la misa en recordación de Rucci

Pablo Moyano en la misa por José Ignacio Rucci

Que el dirigente camionero y la rescatista de la dictadura e íntima de los genocidas hayan confluido en la misa de la Catedral, recordatoria de los 50 años del asesinato de José Ignacio Rucci, tiene un enorme significado sobre el que tienen que reflexionar las nuevas generaciones de activistas y militantes. Claudia Rucci, senadora macrista, fue organizadora junto a las 62 Organizaciones, algunos de cuyos dirigentes más notorios como Ansalone, de Uatre, se han pasado directamente a las huestes de Milei. Villarruel y Claudia Rucci, conocidas de hace años, se fundieron en un abrazo.

Distintos sectores de la burocracia sindical y de la derecha peronista confluyeron allí, al mismo tiempo que en un acto en la Chacarita, Abel Furlán, el kirchnerista hoy secretario general de la UOM, realizaba un acto en homenaje a Rucci. No faltó nadie de los distintos sectores de la burocracia peronista de la CGT a los actos de reivindicación de Rucci. Que la misa haya sido en la Catedral, oficiada por el rector del templo Alejandro Russo, muestra otra confluencia significativa, la de la Iglesia.

Vale detenerse en la justificación de Pablo Moyano de haber confluido con Villarruel: “No sabía que venía. Hugo siempre estuvo y yo como secretario general de la CGT tenía que estar”. El díscolo Pablo quiso señalar un campo político e histórico en el que se ubica el clan Moyano desde la trayectoria de su fundador. Es el campo de la burocracia sindical peronista que acompañó a Perón en su tercer período, el del pacto social y el de las Tres A (Alianza Anticomunista Argentina), que asesinaron a miles de militantes y precedieron a la dictadura.

La foto de Rucci que pasó a la historia más que ninguna es la que lo muestra teniendo el paraguas a Perón el 17 de noviembre de 1972. Fue una visita preparatoria de su regreso definitivo el 20 de junio del año siguiente. Ese día de la bandera llena una página trágica, la de la masacre de Ezeiza, en la que la que la derecha peronista baleó, secuestró y hasta torturó a militantes de la izquierda desde el palco oficial y el Hotel Internacional, dominado por el Coronel Jorge Osinde. Rucci formó parte del bando de ataque. El sindicalista ya había firmado el pacto social que congelaría salarios y precios y daría lugar a infinitas luchas hasta el Rodrigazo de 1975, porque los precios desbordaban el pacto, además de desatar el mercado negro y el desabastecimiento. Ante el Rodrigazo estalla una huelga general que nacería desde abajo, contra la burocracia de Lorenzo Miguel y demás herederos de Rucci, que bancaban al gobierno de Isabel y López Rega, con Perón ya muerto.

El disciplinamiento a ese pacto social tendría a la burocracia enfrentando un fuerte movimiento combativo y por la democratización sindical. Pero la cosa no terminó allí. Los sucesores de Rucci, cuyo asesinato se adjudicarían los Montoneros más adelante, radicalizaron la derechización de la UOM, que se transformó con amplios sectores de la burocracia en delatora de activistas y hasta ejecutora de crímenes, secuestros y torturas junto a las Tres A. Tras el crimen de Rucci, Perón apuró la creación de estas bandas paramilitares junto a “Lopecito”, como lo llamó al reunir a unos doscientos suboficiales a los que convocó a la patriada contra la izquierda peronista y no peronista. La Triple A debutaría en noviembre de ese mismo año con una bomba contra el alfonsinista Solari Yrigoyen. En ese proceso fueron asesinados Jorge Fisher y Miguel Angel Bufano de nuestro partido, delegados de la fábrica de pinturas Miluz, el 13 de diciembre de 1974. Varios notorios burócratas sindicales fueron ajusticiados por los Montos y otros, pero se verificó que a la burocracia se la supera políticamente, en la lucha por una nueva dirección clasista, no mediante su eliminación física.

Un abismo de sangre y de clase nos separa de la burocracia sindical que tan ampliamente ha celebrado a Rucci 50 años después. Que al mismo tiempo otro integrante del clan Moyano, Facundo, plantee una reforma laboral y reivindique el diálogo con facholibertarios por el tema es otro indicativo de la cuestión de fondo que está planteada para el clasismo. Superar a todas las direcciones sindicales peronistas y de centroizquierda, hoy en Unión por la Patria, por una nueva dirección de clase del movimiento obrero para enfrentar la agenda del capital que reproduce la burocracia sindical, agente patronal al interior del movimiento obrero.

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