Políticas

27/1/2005|885

Y la necesidad de disolver una institución corrompida hasta la médula


Una banda policial prostibularia, desarticulada en parte durante estos días, mantenía en condición de esclavas sexuales a por lo menos tres muchachas que había traído ilegal y engañosamente desde Paraguay con promesas de trabajo. Luego, se las obligaba a prostituirse y se las reducía a la esclavitud en el cabarét “Sabor Bar Show”, en José C. Paz. La banda estaba conducida por Alejandro Fabián Gorgone, oficial de la Bonaerense.


 


El antro en cuestión se encontraba en el cruce de Saavedra Lamas y 18 de Octubre, en el barrio Fino, zona “pesada” de José C. Paz, donde la policía controla y organiza el delito; además, claro está, de mantener intimidados a los vecinos en complicidad con delincuentes comunes.


 


Las chicas lograron huir del prostíbulo, pero no encontraban dónde hacer la denuncia porque, según explicaron, casi todos los policías de la zona eran clientes del lupanar. En la Comisaría 1ª, de José C. Paz, sólo aceptaron tomarles una denuncia por amenazas. Se dirigieron entonces al Cuartel 5º, de Moreno, pero allí, delante de ellas, le avisaron por teléfono a Gorgone que lo estaban denunciando.


 


Ahora se investiga la complicidad en toda esta porquería de la DDI de San Miguel. Y no resultaría extraño que así fuera, porque hay abundantes antecedentes en esa zona del funcionamiento de prostíbulos con mujeres esclavas. Todo eso, según se demostró en su momento, estaba en conocimiento del intendente Aldo Rico. Pero, como se sabe, Rico tiene una particular habilidad para librarse de cualquier imputación, como en el caso de las naftas adulteradas.


 


En definitiva, la Bonaerense hiede por todos sus poros.


 


 


La Bonaerense 2


 


La Policía provincial ya no le sirve a nadie.


 


Infinidad de veces Prensa Obrera ha señalado la necesidad de disolver esa institución maloliente y de reemplazarla por una nueva policía en el marco de una transformación revolucionaria. Esa disolución constituye ya una cuestión de salud pública. A esta altura, la Bonaerense se ha salido de madre y hasta el Estado burgués ha perdido el control sobre uno de sus principales organismos de represión.


 


A su manera, y por obligación, Felipe Solá y León Arslanián han reconocido esa necesidad y comenzado a trabajar en la creación de una Bonaerense 2, con el propósito de desplazar a la primera.


 


No obstante, “su manera” resulta sustancialmente distinta de lo que sería esa misma tarea en manos de la población trabajadora, y marcha hacia un inevitable fracaso.


 


Solá, en el acto de graduación de los nuevos oficiales, se ha referido a esa necesidad y denunció que con ella “algunos quieren hacer política”. Pero… ¡Cómo no hacer política con uno de los principales problemas políticos que sufre la población! ¡Cómo no hacer política en la República Cromañón, si los politiqueros nos están matando!


 


En principio, la nueva policía es una gota en el mar, incapaz de resolver nada. Se trata de 340 efectivos (154 mujeres y 186 hombres), que actuarán en el conurbano bonaerense, el 1,2 por ciento del territorio provincial, donde vive el 62 por ciento de la población y se cometen el 66 por ciento de los delitos. Recuérdese que la “vieja” Bonaerense tiene 42.000 efectivos.


 


Los “bonaerenses 2” necesitaban 4.000 policías pero se inscribieron 1.600, de los cuales sólo 420 comenzaron la etapa académica y 70 abandonaron en el curso de la preparación.


 


Además, los nuevos agentes han sido entrenados por Gendarmería, policía militarizada, responsable de los crímenes en el Puente General Belgrano, en Corrientes, a cuatro días de la asunción de Fernando De la Rúa. Y quedarán al mando de la Prefectura Naval, represora en el Puente Pueyrredón, de la más que corrompida Policía Federal y de la propia Policía Bonaerense que se quiere desplazar.


 


El jefe de la “Bonaerense 2”, el prefecto general (R) Heriberto Ernesto Rattel, ha dicho que con la nueva fuerza se pretende crear “una policía preventiva, de alerta temprana y despliegue rápido”, capaz de llevar adelante “operaciones conjuntas con fuerzas federales” ( La Nación , 21/12/04), que pueda actuar a solicitud de los gobiernos provinciales que la soliciten. Que se sepa, esos pedidos nunca se hicieron contra el delito sino contra convulsiones sociales, para reprimir protestas populares.


 


Por último, los oficiales de la “Bonaerense 2” actuarán en calidad de pasantes, sin estabilidad laboral, y cobrarán 754,21 pesos menos los descuentos. Esto es, estarán por debajo de la línea de pobreza.


 


Algunos de ellos han hecho declaraciones indicativas ( La Nación , 21/12/04): “Tengo muchas ganas, voy a poner todos mis conocimientos y toda mi voluntad”. “Creo que esta policía va a ayudar de verdad…” “Vamos a cambiar todo lo feo que hoy piensa la gente cuando le hablan de la policía”.


 


Muy pronto se producirá el choque de esas ilusiones contra una realidad nauseabunda.