Políticas

10/9/1999|641

Ya ‘concertaron’ en Nueva York

Duhalde y De la Rúa: ¿son dos marcas de jabón? ¿O, quizás, dos nuevos modelos?


Ambos se han transformado en productos publicitarios, es decir mentirosos. El justicialista, ‘asesorado’ por el ‘creativo’ brasileño Duda Mendoça; el aliancista, por el norteamericano Dick Morris. El PJ y la Alianza, como fuerzas políticas, no cuentan para nada.


La estrategia política ha sido reemplazada por el ‘marketing’. Duhalde y De la Rúa han inaugurado la era del político descartable.


Por consejo del brasileño, Duhalde acaba de proponer una ‘concertación’. Por consejo del norteamericano, De la Rúa la trasladó para después de las elecciones. En realidad, la política del próximo gobierno no se está exhibiendo en el escenario electoral. Esa política fue establecida hace un mes en Nueva York, cuando los ministeriables de uno y otro, acompañados de Roque Fernández, recibieron el guión de lo que tienen que hacer de los banqueros del pulpo acreedor Goldman Sachs.


Duhalde no pretende bajar impuestos, su adversario tampoco, sino “aumentar la base imponible”, o sea que paguen impuestos la salud y la educación, y que incluso las provincias tengan un IVA propio. Es decir, lo que propuso Roque Fernández.


Uno y otro están negociando un acuerdo con el FMI, a partir del cual se eliminará la PBU a los jubilados, se despedirá docentes y empleados públicos, y fundamentalmente rebajar salarios de los trabajadores del Estado. Esta posibilidad ya está establecida en el convenio firmado por la burocracia de Upcn. Las patronales ya están reduciendo los salarios en la industria y el comercio.


El justicialismo tiene mayoría en el Congreso, de manera que Duhalde no necesita una ‘concertación’. La propuesta de ‘concertación’ es para incautos.


Lo que sí no es para giles es la alianza que Duhalde acaba de establecer con Cavallo (en Buenos Aires y Mendoza), dejando mal parados a todos sus aliados centroizquierdistas, como el matrimonio Kirchner.


Entre Cavallo, con Duhalde, y López Murphy, con De la Rúa, sólo queda elegir el color del ataúd.