“ ¿Por qué decidimos no ir a la marcha ni a la sesión extraordinaria?”

 

Así comienza un comunicado de Autodeterminación y Libertad firmado por la “Diputada licenciada Noemí Oliveto, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, el diputado doctor Luis Zamora y el diputado licenciado Daniel Vega”, los tres que quedan aún enrolados en la bancada de 10 legisladores con que el zamorismo inauguró el período legislativo.

 

El comunicado añade que “consideramos que (la interpelación) ya fue realizada” con “las marchas de repudio, con sus gritos, sus cantos y su bronca”.

 

La interpelación a Ibarra no prosperó por tres votos, 37 sobre los 40 necesarios.

 

Simultáneamente, Autodeterminación y Libertad declaraba que sus dirigentes tampoco marcharían el jueves 6 porque “comprendemos y entendemos la desconfianza que (los familiares de las víctimas) sienten a los políticos y a los aparatos partidarios que van a usar, lucrar o copar las marchas” (del comunicado). Es decir que no interpelan ni se movilizan. Rechazan la politización del dolor causado por la clase explotadora y su poder político. Eso sí, presentaron “un proyecto de declaración para que se ponga en consideración la renuncia de Aníbal Ibarra”. La declaración tiene derecho a politizar; ganar la calle, no. Pero la renuncia de Ibarra sólo podrá ser impuesta a través de una fuerte y creciente lucha popular.

 

La interpelación fue denunciada por el PO –antes que Zamora sacara su comunicado–. Pero en lugar de abstenerse de concurrir al recinto, el zamorismo debió haber usado la tribuna para denunciar sus limitaciones y reclamar la renuncia de Ibarra, sólo que ahora denunciando también que Ibarra y Kirchner le habían entregado la Ciudad a Duhalde, el clero y Macri; luego, votar por la interpelación para conseguir otra tribuna para hacer ese planteo.

 

Al revés de esto, el grupo de Zamora quedó pegado como cómplice de todo el operativo de salvataje de Ibarra y del Estado capitalista en la Ciudad.