Políticas

12/4/2006|941

Zona de desastre


Las obras anunciadas el jueves por Romero y K no son más que la reparación de lo que se ha destruido. Y hasta ahí nomás. Las inundaciones van desde el Departamento San Martín y al de Rivadavia y Orán. Poblaciones aborígenes y campesinas criollas se encuentran aisladas.


 


La precariedad de la vida en el norte de Salta es el producto del vaciamiento del Departamento, el saqueo de sus recursos naturales y la desinversión por parte del Estado respecto de las obras públicas (obras que, de todas formas, serán aprovechadas como una inmensa fuente de ganancia para la camarilla de Romero). Es así que las obras recién se iniciarán una vez que las aguas hayan terminado con su paso destructivo. Mientras más se lleve el río, hay más posibilidades para los negocios. Sin embargo, el problema trasciende la cuestión de las obras. La salud y la educación también sufren el vaciamiento. Hay denuncias de casos de dengue, que a toda costa se tratan de ocultar (como sistemáticamente ocurre). En la región del Chaco salteño, se denuncia la falta de medicamentos, principalmente antiofídicos. El propio Hospital de Tartagal se vio desbordado por la falta de medicamentos y de personal. Se sospechan casos de hantavirus (causado por las ratas).


 


No hay clases desde hace un mes. Cada escuela es el norte de Salta. A principios de año hubo problemas por falta de asientos. Luego, con las lluvias, se puso de manifiesto la precariedad de los edificios escolares. Esto ocurre en todas las localidades del Departamento.


 


La puesta en escena en relación con la ayuda social se vio desbordada por la propia rapiña de los punteros. Se pelean entre los renovadores del gobierno municipal y los peronistas de los gobiernos provincial y nacional. Respecto de esto hay denuncias de todo tipo, incluso de que los punteros pedían sexo a cambio de la entrega de mercadería. Ante esto hay que rodear no sólo de solidaridad a los damnificados, sino además de control popular incluso sobre los núcleos de evacuados para que éstos no sean víctimas del punterismo.


 


Pero lo que necesita toda la región es un plan integral de obras y la inversión correspondiente. El Partido Obrero sigue desarrollando la línea de luchar por un verdadero fondo de emergencia con aportes del Estado y las petroleras y que, como la ayuda social, quede bajo control popular.