¿Manos a la obra o manos en la masa?

"Pese a la retórica del presidente Kirchner, el recorte en las erogaciones (del año 2003) afectó más a las partidas sociales que a las burocráticas o administrativas; por ejemplo, el Ministerio de Alicia Kirchner (Desarrollo Social) gastó un 3,8% menos de lo previsto, el de Trabajo (planes de empleo) un 9,4% por debajo" (La Nación, Economía, 1/3).


La información sólo tiene agravantes. Se trata de una subejecución del presupuesto, que denunciamos desde el primer momento en que se supo de la caída de unos 200.000 planes de empleo.


El cuento kirchnerista de que esos fondos se "reasignan" a los microemprendimientos, a la ayuda alimentaria y a otros rubros sociales, es definitivamente falso.


En Desarrollo Social, ministerio de la hermana del Presidente, el gasto "para la tercera edad cayó un 29,7%", "los dedicados a emergencia alimentaria cayeron un 15,7%; en provisión de agua potable y saneamiento, la caída fue del 73,7%, mientras que en mejoramiento de barrios descendió un 74%" (ídem, La Nación).


El aumento de los comedores del Polo Obrero, de 300 a 585, no les movió un pelo a los funcionarios de Alicia Kirchner, al contrario, los inspeccionaron y los siguen inspeccionando para detectar alguna deficiencia. La asignación de alimentos conseguida con los cortes de ruta y luchas durante el gobierno de Duhalde no fue mejorada ni en medio kilo, con el agravante de que los fletes para su distribución nacional en 19 provincias corren por cuenta del Polo Obrero.


En cambio, "el Ministerio del Interior gastó el doble de lo previsto", "las penitenciarías un 12,5% más, la Federal 21,2%, Gendarmería 17% y Prefectura Naval 14,3% de incremento".


Menos alimento y más represión: la Secretaría de Inteligencia gastó un 80,6% más de lo presupuestado.


La facultad del jefe de Gabinete para reasignar a discreción las partidas del presupuesto nacional es usada para incrementar los pagos de la deuda externa, para subsidiar a los capitalistas y para compensar a los banqueros.