Polo Obrero
18/12/2003|830
Segunda marcha contra la infamia
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El Polo Obrero de la Zona Norte realizó la Segunda Marcha contra la Infamia. Como se recordará, la primera fue la imponente movilización del Bloque Piquetero Nacional a las puertas de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC).
Esta vez nos movilizamos hacia el Obispado de San Isidro. Es que a monseñor Casaretto, obispo de San Isidro y titular nacional de Cáritas, se le ocurrió hacerse eco de las declaraciones del presidente de la CAC y dijo que los planes sociales “fortalecían la cultura de la dádiva”, que había que “desarrollar la cultura del trabajo”, que había que “despolitizar la entrega de los planes” y que era “necesario hacer cumplir la contraprestación laboral”.
Casi 400 compañeros de distintos distritos de la zona norte marcharon desde la estación hasta las puertas del Obispado, cambiando totalmente el paisaje del centro político de San Isidro. Cuando respondíamos a la recurrente pregunta de los paseantes de por qué nos movilizamos (por primera vez una marcha piquetera sentaba sus reales en el centro del distrito manejado políticamente por la dinastía Posse), inmediatamente una expresión de simpatía se reflejaba en el rostro del ocasional interrogador. Es que el Obispado, y muy especialmente su obispo, son recolectores del desagrado popular por las continuas denuncias de corruptela en esa alta jerarquía eclesiástica. Es por eso que a lo largo de la marcha (escasas seis cuadras) vendimos más de 70 prensas y repartimos más de 2.000 declaraciones de invitación al acto del 20 de diciembre.
Una vez en el Obispado, gestionamos una entrevista con monseñor Casaretto.
En la entrevista, Casaretto reiteró sus dichos, pero negó cualquier intencionalidad política a sus declaraciones, y enfatizó que “de ninguna manera…” su intención ha sido subirse “… a la campaña antipiquetera que montó el gobierno… “, que lo que declaró “… es parte de (su) pensamiento histórico… ” ya que él, como bien sabíamos, “… había formado parte de la Mesa del Diálogo Social que dio vida a los planes Jefes y Jefas de Hogar”; que él sostuvo la necesidad de la contraprestación laboral como una forma de “devolverle la dignidad a la gente”; y que, en el marco de la Mesa del Diálogo Argentino, fue el más decidido impulsor de los concejos consultivos (en realidad, dijo que habían sido idea de él) para darle “transparencia a la entrega de los planes”, y que su actividad “no era política sino social”.
Estas declaraciones de Casaretto nos demostraron, a los que estábamos en la entrevista, que sí se montó en la campaña antipiquetera. Por nuestra parte declaramos esta convicción y le refutamos una a una sus aseveraciones: los consejos consultivos fueron una organización amañada desde el Estado para darle el control de los planes a los punteros peronistas – a los duhaldistas en primer lugar – , y si hoy los desocupados tienen en su poder algún plan es gracias a la actividad de las organizaciones piqueteras que lograron rom per el cerco de esos consejos. La contraprestación laboral no fue inducida por Casaretto sino que, por el contrario, fue una imposición del Banco Mundial (proveedor de los fondos de los planes Jefes, a pesar de la afirmación de Duhalde, acerca de que se financiarían con el dinero proveniente de las retenciones a las exportaciones) con la mira estratégica de imponer a los beneficiarios de los planes en puestos de empresas privadas y/o dependencias del Estado. Demostramos que la Mesa del Diálogo fue un frente único de distintos sectores del Estado y la burguesía (entre ellos la Iglesia) para darle una “salida” a las exigencias de subsidio universal a los desocupados mayores de 16 años que fuera igual a (en ese momento) 500 pesos. Por otra parte, denunciamos la falacia de no hacer política y dedicarse a lo social.
En ningún momento se escuchó la voz de Casaretto exigiendo el juicio y castigo de los asesinos de Puente Pueyrredón; no condenó la represión en Neuquén y ni siquiera levantó la voz contra la intención de pagar los planes con tarjeta. Esa preocupación “por lo social” no lo movió a Casaretto, en esa misma Mesa, a denunciar la devaluación programada y ejecutada por Duhalde, que liquidó de un plumazo el 66% del salario y que posibilitó que los desocupados pasáramos a cobrar un plan de 150 dólares a cobrar (de un día para el otro) el mismo plan, pero de 50 dólares.
Todo esto fue dicho en la entrevista y, luego, ante los medios, es decir públicamente; algo a lo que no accedió Casaretto.
Públicamente, también, denunciamos que, a partir de mayo de este año, los obispos argentinos (Casaretto incluido) ganan 4.400 pesos mensuales gracias a un decreto firmado por Duhalde días antes de dejar el gobierno. Este es el pago del mentor de la Mesa del Diálogo Argentino a la “contraprestación” que hizo Casaretto en esa misma Mesa. Con lo cual el verdadero nombre de nuestra marcha debió ser: Segunda Marcha Contra la Infamia y la Hipocresía.