Salud

2/4/2020

Boedo: peligro por presión patronal en Farmacia Suiza

La farmacia Suiza es una histórica farmacia situada a metros de San juan y Boedo. El 17 de marzo, tenía una trabajadora en uso de licencia por ser grupo de riesgo y con ese pretexto otros 5 trabajadores con síntomas gripales fueron obligados a concurrir a trabajar. Uno más se ausentó al trabajo de manera intermitente producto de la presión patronal y luego de haber llamado y concurrido al Hospital Italiano sin encontrar respuesta. Hace días dio positivo por coronavirus y se encuentra hospitalizado en terapia intensiva, muy grave.


La patronal de la farmacia, arrogándose pertenecer al grupo de los "servicios esenciales" y sin tomar las medidas de precaución mínimas, forzó la situación al punto de cerrar sus puertas tan solo cuando la denuncia de los trabajadores, sus familias y vecinos de Boedo lo hicieron público y fue clausurada.


Los hechos de Boedo forman parte de una de las tantas situaciones de abuso por parte de las patronales que en esta crisis cuentan con la complicidad del gobierno para no perder ni un peso. 


El planteo de la prohibición de los despidos y las suspensiones durante y después de la pandemia que levanta la izquierda es la única salida que puede garantizar a los trabajadores la opción de no hacer caso a las presiones patronales cuando quieren proteger su propia vida. 


La formación de comités de higiene y seguridad con poder en los lugares de trabajo para imponer a la patronal las medidas necesarias también se imponen como herramienta al servicio del derecho a la vida de los trabajadores y vecinos en general. 


Los vecinos de Boedo han denunciado fuertemente este accionar en las redes. Así como también han comenzado a aparecer vecinos que se solidarizan acercando alimentos a quienes los solicitan por las redes ante el hecho de que el gobierno nacional y de la Ciudad de no abastecen en tiempo y forma las necesidades de los laburantes precarizados, cuentapropistas y demás que están siendo afectados por la cuarentena. Por eso los alimentos no llegan a quienes lo necesitan, pero sí llegan cuantiosos subsidios a las patronales y a los banqueros, además de los millones que se destinan al pago de la deuda. 


Está claro que la organización de los trabajadores, las mujeres y la juventud en los barrios puede desarrollarse como un órgano que delibera y resuelve atendiendo a las necesidades que surgen entre los mismos. 


Lo que al Gobierno no le preocupa ni garantiza, a los vecinos sí. Demos vuelta la tortilla, impulsemos la deliberación en Boedo y en cada barrio para ponerle un freno a la avanzada patronal y arrancarle al Gobierno todos los reclamos.